El Río Magdalena, que atraviesa gran parte del territorio colombiano, ha sido testigo a lo largo de los años, de conquistas, de revoluciones y de la riqueza cultural que abarcan las comunidades indígenas en el país.
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Con al menos 65 lenguas nativas registradas y 87 pueblos indígenas, Colombia es uno de los países con mayor cantidad de comunidades indígenas, entre las que se encuentran los Emberá, que habitan el norte de Santander, pero que diferentes cuestiones sociales los han llevado a ser tendencia por su asilo en el parque Nacional de la capital del país. Por ello, hoy queremos hacer un recorrido por el patrimonio cultural que esta comunidad le ha brindado a Colombia.
Memorias ancestrales
El pueblo Embera Katio a lo largo de los años ha sido llamado de diferentes formas, sus historiadores reconocen que entre los nombres más emblemáticos y que representa de manera clara a esta comunidad el llamado “Gente de la selva” es la mejor manera de referirse a ellos, con una historia que se remonta años atrás a la época de la conquista, los indígenas Katio que han habitado los límites del departamento de Antioquia y Córdoba, se caracterizan por su cultura selvática y su estructura social que radica en torno a la familia, adicionalmente, es una de las comunidades indígenas que aún mantienen su lengua prehispánica.
Previo a la conquista, el pueblo Embera era reconocido por otras comunidades como una tribu dedicada a la pesca y la caza, con una fuerte relación con la tierra a través del recorrido por ella, no es por nada, que también es llamado el pueblo nómada, pues su amor por el territorio iba más allá de tener una concepción de propiedad particular, ellos percibían los terrenos como una extensión del hombre, que no puede ser de una o varias personas, ya que todos hacen parte de la madre tierra al fin y al cabo.
Huellas culturales
En tiempos prehispánicos los actuales Embera, que se conocen por ser protagonistas de las noticias en televisión, eran los guardianes de los bosques del Alto San Juan, Antioquia y Córdoba, en donde su cultura giraba en torno a la palabra, donde los ancianos eran los responsables de dar la palabra a seguir, para que la tradición de su mundo se siga manteniendo, por eso, en reuniones dentro o fuera del territorio, solo la persona que entendiera y se le reconociera la experiencia ganada escuchando a los ancianos tenía el derecho de hablar en representación de no solo su pueblo, sino, de toda una cultura.
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Otra característica que representa a la comunidad Embera es su pintura corporal. A través de la pintura del cuerpo, este pueblo indígena es capaz de captar a detalle las actitudes sociales que un individuo puede atribuir al resto de la comunidad, siendo el valor y la caza los mayores honores concedidos.
El camino de los Katio a lo largo de los años
Como consecuencia de la conquista por parte de los españoles en el siglo XIV, las diversas comunidades indígenas de todo el territorio vieron afectado el lugar donde habían habitado durante décadas. En la actualidad los Katios concentran a su población de 33,280 personas en los departamentos de Antioquia con 12,815 habitantes, Chocó con 10,148, Córdoba con 5,132 y el resto de la comunidad se encuentra en ciudades como Bogotá y Medellín.
A pesar, de qué gran parte de los integrantes de esta comunidad se encuentra en Colombia, el patrón de dispersión de los pueblos Embera ha llevado a que se hayan descubierto asentamientos en países como Panamá y Ecuador. Adicionalmente, entre los territorios ancestrales se encuentra el Parque Nacional Natural de Paramillo.
La actualidad del pueblo indígena Embera
A pesar de tener una riqueza cultural, apoyada por los cientos de años de su existencia, la actualidad del pueblo Embera se encuentra en un entre dicho, con la sensación de una identidad cultural al borde del abismo y con 785 personas pertenecientes a este pueblo que se tomaron el parque nacional, como parte de su lucha por una calidad de vida más digna para sus futuras generaciones, este pueblo espera en el gobierno de turno cumpla con las promesas hechas para que todas las personas puedan retomar nuevamente y manera definitiva a sus territorios. Y qué hechos como los ocurridos en las últimas semanas, donde una menor de edad del pueblo murió en circunstancias que una está en investigación, sean cosas que ya no ocurran.
Por eso, la invitación a las personas es a que conozcan el valor de que esta y otras comunidades indígenas representan para la cultura del país, donde las garantías de un hogar no amenazado por la minería ilegal o la explotación de suelos por parte de guerrillas ayudara a que situaciones como las vividas en los últimos años en el parque nacional no sucedan de nuevo.