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Las dos caras de las hidroeléctricas en Colombia

La generación de energía en Colombia proviene de un 63,7% de recursos hídricos, mientras que el 31,5% viene de recursos no renovables como el gas, carbón, fueloil y combustóleo; sin embargo, el pero es enorme: algunos megaproyectos de energía renovable tienen grandes repercusiones sociales, económicas e, incluso, ambientales. Especial vía Camino Hacia Carbono Neutral

Camino Hacia Carbono Neutral
Riesgo de las hidroeléctricas (Cortesía)

Las hidroeléctricas han sido una de las respuestas más claras frente a las incógnitas que surgen alrededor de la transición energética desde fuentes fósiles a renovables. En definitiva, uno de los mayores retos a los que se enfrenta la descarbonización es la demanda energética teniendo en cuenta que esta es cada vez mayor y, aún así, el Banco Mundial informa que 733 millones alrededor del mundo no tienen acceso a la electricidad.

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Cuando ubicamos la situación en el contexto particular de nuestro país nos encontramos con un modelo que, si bien tiene algunos problemas, es ejemplo a nivel mundial en cuanto a energías limpias ya que gran parte de nuestra demanda se suple por medio de fuentes renovables. Según datos de ENEL, “la generación de energía en Colombia proviene de un 63,7% de recursos hídricos, mientras que el 31,5% viene de recursos no renovables como el gas, carbón, fueloil y combustóleo”.

Pero… ¿Esto qué quiere decir?

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Panorama positivo de las hidroeléctricas

A grandes rasgos, las hidroeléctricas transforman la energía del curso del agua en electricidad renovable. Para lograr esto:

● Primero: se interrumpe el curso del agua por medio de presas o diques.

● Segundo: el agua se transporta por medio de tuberías hacia las turbinas hidroeléctricas.

● Tercero: el agua hace mover las turbinas y estas, por medio de un alternador, convierten la energía mecánica en energía eléctrica.

● Cuarto: la energía eléctrica pasa por un transformador para luego ser distribuida en el territorio.

Cabe aclarar que este proceso abarca las generalidades y no ocurre tal cual necesariamente en todas las centrales.

Ahora bien, Colombia cuenta con un privilegiado contexto geográfico que le permite hacer uso de los recursos hídricos suficientes para llevar a cabo grandes megaproyectos de energía hidroeléctrica. Según datos de XM, actualmente son más de 90 las centrales hidroeléctricas en el país que generan energía para el Sistema Interconectado Nacional y producen 18.770 MW.

De estas 90 centrales, hasta el año pasado la de El Guavio era la que mayor capacidad de generación tenía. Está ubicada en el municipio de Ubalá en Cundinamarca, a 120 km de Bogotá, y, según ENEL, cuenta con una capacidad de 1.260 MW.

Sin embargo, por dificultades en su operación, durante 2022 la planta no alcanzó a producir el 100% de su capacidad y fue superada por la Central Hidroeléctrica Puchiná (ubicada en el municipio de San Carlos, Antioquia) que produjo el 9,9% de la demanda nacional del 2022, según información recolectada por el diario Portafolio.

La complejidad del asunto de las hidroeléctricas

Es cierto que las centrales hidroeléctricas se pueden ver como una gran alternativa para la transición energética en Colombia y el mundo. Sin embargo, la complejidad del asunto es mucho mayor y no todos sus impactos son positivos.

Como ya mencionamos en nuestro documento sobre la transición energética en Colombia, algunos megaproyectos de energía renovable tienen grandes repercusiones sociales, económicas e, incluso, ambientales. Además, si bien es cierto que la energía producida por las hidroeléctricas se considera renovable, los expertos señalan que es riesgoso para el país que gran parte de la matriz energética dependa de una única fuente, especialmente cuando se trata de un recurso tan preciado y amenazado como el agua.

Gran parte de las problemáticas alrededor de las hidroeléctricas fueron evidentes con el caso de Hidroituango, ubicada a 170 kilómetros de Medellín. Este proyecto que buscaba utilizar como fuente de energía el río Cauca empezó en 2010, pero su primera turbina no entró en operación hasta el 2022 y se espera que se alcance la producción total en 2025.

Desde su inicio, el proyecto ha estado rodeado de polémicas relacionadas con la administración de los recursos, su impacto ambiental y social, su diseño, intereses políticos y la gestión de Empresas Públicas de Medellín (EPM). Incluso, durante el final de la década pasada se llegó a pensar que el proyecto se convertiría en un nuevo “elefante blanco”.

Afortunadamente, los esfuerzos desde distintos sectores permitieron la entrada en operación de la central que cuenta con un embalse con capacidad para 2.720 millones de metros cúbicos de agua y generación de hasta 2.400 megavatios, lo que la convierte en la central hidroeléctrica más grande del país.

En suma, las hidroeléctricas en Colombia son un asunto complejo que tienen gran potencial dentro de la transición energética, pero que, a su vez, no pueden ser la única alternativa debido a los grandes riesgos y problemáticas que implica. Pues, cuando en el país se presenta, por ejemplo, el fenómeno del niño, que ya azota gran parte del territorio, los caudales de los ríos y quebradas bajan, otros se secan y generan que la seguridad energética tambalee, haciendo evidente que se deben diversificar las posibilidades de generación en el país.

Para alcanzar las metas de descarbonización propuestas, es necesario seguir por el camino de la transición energética, pero con un enfoque que asegure que nadie se quede atrás.

Camino Hacia Carbono Neutral es un proyecto financiado por UK Pact y liderado por las organizaciones OpEPA y Climate Reality América Latina en alianza con la Procuraduría General de la Nación. Desde el proyecto se busca construir lazos y así conectar a las instituciones y a la sociedad civil con alternativas y soluciones frente a la crisis climática, por medio de la creación de herramientas y alternativas que permiten incluir la descarbonización como parte esencial de la acción climática en el país, que buscan construir comunidades resilientes a la crisis.

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