Ingrid Coromoto Gómez, de 49 años, fue asesinada este jueves, al aparecer a manos de su hijo, mientras descansaba en su cuarto, en una vivienda ubicada en el barrio Alfonso Bonilla Aragón, al oriente de Cali.
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Manuel, el señalado agresor de 27 años, habría estado bajo los efectos de la cocaína, cuando cometió el hecho.
Por esta razón, según su padre, no recuerda haberla matado y repetía, cuando se encontraba ya detenido en la URI de la Fiscalía, que eso no era cierto.
“Apá que hago yo aquí, me decía. Tengo hambre y frío. Dile a mi mamá que venga”, narró a El Tiempo, Luis Palma.
El momento de la tragedia
En entrevista con el periódico El Tiempo, Luis Palma, contó que junto a su esposa y tres hijos más, llegaron a Colombia desde Venezuela, para buscar un mejor futuro. Por ello, decidieron emprender vendiendo las empanadas típicas de su país.
Sin embargo, durante los tres años que permanecieron en la ciudad del Valle del Cauca, vivieron tres tragedias.
Uno de sus hijos, de 31 años, se embarcó en una aventura por Perú, pero falleció a causa del covid-19 y aún no le han dado cristiana sepultura.
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Luego, hace menos de un año, Ingrid perdió a sus papás. Y por si fuera poco, Manuel, el señalado feminicida, empezó a consumir sustancias psicoactivas. Por lo que Luis e Ingrid, decidieron llevarlo a un internado.
Una vez allí, llamó a su mamá para decirle que se sentía mal, que tenía un cólico. Por lo que dijo que iba a ir por un medicamento.
Las horas pasaron y Manuel no llegaba. Así que su papá fue a buscarlo y cuenta, lo halló bajo los efectos de la cocaína.
Así lo trasladaron hasta su casa, dónde tomó agua y se fue a acostar. Almorzó al mediodía y volvió a su cuarto a dormir. Su mamá también lo hizo.
Es en ese momento, que Luis aprovechó para salir y comprar insumos para las empanadas.
Pero cuando iba de regreso, le dijeron que volviera pronto porque algo grave había pasado. “No podía creer que él había matado a su adorada mamá”, narró al medio.
Ahora, dice que no se irá de Cali y no lo dejará solo, hasta que no sepa la situación judicial de su hijo. “Mi muchacho no es malo, pero lo atacó ese demonio de la droga”.
Finalmente, Luis Palma, busca recursos para repatriar el cuerpo de su esposa a Venezuela, que cuesta $6 millones. En el que, dice, le están poniendo condiciones, pues ella medía más de 1,92 metros de estatura.