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Chocolate Tumaco: esperanza de paz para un territorio olvidado

En la perla del pacífico se desarrolla un proyecto productivo que apoyado por el Fondo Colombia en Paz unifica y fortalece la tradición cacaotera

Chocolate Tumaco, Fondo Colombia en Paz Foto Fondo Colombia en Paz

Cuando se llega a Tumaco por vía aérea se puede divisar un paisaje que para quienes habitan el interior del país resulta exótico. Los árboles y manglares conforman la figura de esa parte costera izquierda del croquis de Colombia, justo antes de que la línea divisoria con el Ecuador aparezca inmediatamente debajo.

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Los manglares son un aspecto fundamental de la región y diferentes sectores al interior de la comunidad están conscientes de ello. Por eso este paisaje y vegetación, fundamental para controlar las corrientes marinas en la perla del pacífico, se ha vuelto objeto de protección y permite diferenciar desde el aire cuando se está a punto de pisar suelo tumaqueño.

Al interior de este municipio del suroccidente del país hay una comunidad que ha sido fuertemente azotada por el conflicto armado en Colombia. Hasta el 31 de enero de este año, el Registro Único de Víctimas (RUV) reportó 183.648 víctimas en Tumaco, mucho más de la mitad de la actual población aproximada del municipio, que es de 221,469 personas.

Dentro del municipio, cuando se transita por la Calle 16, justo en la ladera que limita con el Río Rosario, se encuentra un portón de lo que pareciera ser una simple bodega, pero que acoge diariamente a 35 trabajadores de Chocolate Tumaco, una asociación, fundación y empresa que se ha constituido para servir a la comunidad trabajando con 5.000 familias cultivadoras de cacao en esta zona del país.

55% del cacao que se cultiva a lo largo de todo el municipio de Tumaco es comprado directamente a los productores por Chocolate Tumaco, quienes a su vez lo comercializan a chocolateras como Casa Luker en el centro del país.

A parte de esto, el cacao comprado a los productores también es materia prima del Chocolate de Mesa con Azúcar Tumaco, que es comercializado en las tiendas de la zona y es un producto 100% tumaqueño.

“Habían muchos intermediarios en el proceso de distribución del cacao. Un grupo de líderes se organizaron y dijeron ‘oiga, queremos una asociación que haga el ejercicio comercial de manera más consciente y beneficie al productor’”, explica Jose Hernes Klinger Londoño, gerente de Chocolate Tumaco.

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Siendo así, en 2013, siete Consejos Comunitarios de Tumaco y dos organizaciones sociales aglomerando a 5.000 familias de la zona conformaron Chocolate Tumaco, que comercializa el cacao y que con tan solo dos años de existencia comenzó a exportar este producto tumaqueño por primera vez, lo que ha beneficiado directamente a los productores en el municipio.

El Fondo Colombia en Paz: un actor crucial

Juan Carlos Mahecha, director del fondo Colombia en Paz, indica que Chocolate Tumaco es uno de los grandes orgullos, producto de los esfuerzos de la institucionalidad para invertir en proyectos que construyan paz en el territorio y que han terminado por beneficiar a las comunidades que reciben este apoyo gubernamental.

El Fondo Colombia en Paz nace del Decreto de Ley gubernamental 691, cuando se firmó el Acuerdo de Paz con la antigua guerrilla de las Farc, como mecanismo para canalizar los recursos que estaban destinados a la implementación del Acuerdo en el país. Actualmente el fondo maneja 21 subcuentas, administrando cerca de 2 billones de pesos para ejecutar diferentes proyectos en los municipios con Programas de Desarrollo con Enfoque Territorial (PDET), priorizados por ser los más golpeados por la violencia en el país.

“Este proyecto es enorme y maravilloso. Tumaco es una de las regiones que ha sido muy golpeada por el narcoterrorismo, por personas narcotraficantes que se dedican a perpetuar el cultivo de coca. Estamos cambiando coca por cacao y una de estas apuestas es Chocolate Tumaco”, resalta el director de Colombia en Paz, Juan Carlos Mahecha.

Y es que el ‘maravilloso’ que atribuye Mahecha a este proyecto no es una exageración, pues más allá de las puertas de aquella bodega que se abre todos los días para recibir bultos de cacao, está la esencia de miles de familias que no solo han encontrado la oportunidad de comercializar sus frutos, sino de construir un gran conglomerado que se soporta psicológica y emocionalmente.

Aparte de enfocarse en trabajar con las familias las técnicas de cultivo y recolección, para optimizar la producción del cacao de cada una de las familias, la Fundación Chocolate Tumaco asume que su proyecto no se acaba allí, pues ayudan desde una perspectiva integral a todas las familias involucradas en el proyecto productivo.

Yenny Alexa Valencia Vallejo, directora de la Fundación Chocolate Tumaco, comenta que el trabajo no solo se enfoca en comercializar el cacao, sino en apoyar social y psicológicamente a las familias que hacen parte de la Fundación, enfocándose en el trabajo con niños, mujeres y jóvenes.

Se trata, no solamente de comprarles el cacao, sino de mejorar su calidad de vida, pensando sobre todo en las nuevas generaciones.

“Ellos nos han abierto ese espacio de confianza para poder conocer un poco más sobre su trabajo y conocer el contexto en el que se encuentran inmersos. (...) Los jóvenes, por diferentes situaciones, por el tema del conflicto o el tema educativo han tenido que movilizarse a la zona urbana y muchos no retornan a sus territorios”, cuenta Lina Viviana Peña Olaya, psicóloga de la Fundación, al expresar algunas de las problemáticas que han generado preocupación porque se pierda la tradición del cultivo de cacao en la región.

En este sentido, la psicóloga expone que se han enfocado en convencer a los jóvenes de que en el cacao se puede encontrar una vida sostenible, integrando a la familia y fomentando las relaciones afectivas que mantienen vivos los cultivos y las costumbres intactas.

Y si bien Tumaco sigue pasando por problemas complejos, por ser un territorio clave para el narcotráfico de grupos armados ilegales, es un territorio que aprovecha las recursos que tiene y con el apoyo adecuado sale adelante, demostrando así, por medio de proyectos como Chocolate Tumaco, que la paz sí es una posibilidad.

“Para mí el Fondo Colombia en Paz ha sido una oportunidad para crecer a nivel profesional y personal. Porque uno va a los territorios a trabajar en equipo con los productores y me parece muy chévere que me hayan dado esa oportunidad”, resaltó Lina Viviana.

“Con el Fondo Colombia en Paz hemos podido precisamente eso, traer un poco de paz al territorio”, concluye, con una sonrisa en su rostro Yenny Alexa, que muestra lo convencida que está de que su territorio sí puede salir adelante y que la paz en Tumaco tiene sabor a chocolate.

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