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Primer año de Biden: ¿que cumplió y qué no?

ARCHIVO - El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, se quita la mascarilla para hablar sobre la pandemia del COVID-19, en una comparecencia desde la Sala Este de la Casa Blanca, el 11 de marzo de 2021 en Washington. (AP Foto/Andrew Harnik, Archivo) ARCHIVO – El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, se quita la mascarilla para hablar sobre la pandemia del COVID-19, en una comparecencia desde la Sala Este de la Casa Blanca, el 11 de marzo de 2021 en Washington. (AP Foto/Andrew Harnik, Archivo) (Andrew Harnik/AP)

WASHINGTON (AP) — Durante su primer año en el cargo, el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, tomó medidas sobre varias de sus principales promesas de campaña, desde reconstruir las alianzas del país con otros países a distribuir vacunas en todo Estados Unidos y el mundo.

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Pero otras seguían en proceso o dependían de acciones del Congreso. Eso era especialmente cierto en sus promesas para reformar el sistema de inmigración del país, donde Biden se veía atrapado entre las demandas de su base demócrata y votantes latinos y la realidad de un brusco aumento de las llegadas de migrantes a Estados Unidos.

A continuación, un vistazo a cómo marchan algunas de las promesas clave de Biden en su primer año:

COVID-19

— Alcanzar algo de normalidad para la Navidad de 2021.

Incumplido. Las variantes delta y después ómicron provocaron nuevos récords de contagios, picos de hospitalizaciones, cierres de negocios y desabastecimiento de productos en todo el país durante las fiestas.

— Proporcionar mil millones de pruebas diagnósticas caseras a los estadounidenses.

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En progreso. Biden prometió en diciembre proporcionar 500 millones de pruebas rápidas en medio de un brote de la contagiosa variante ómicron, y la semana pasada anunció planes de distribuir otros 500 millones de pruebas. El sitio web de distribución se lanza el miércoles.

— Proporcionar 100 millones de vacunas a los estadounidenses en sus primeros 100 días y vacunar al 70% de la población mundial contra el COVID-19 para septiembre de 2022.

En progreso. Biden sobrepasó el objetivo de vacunación nacional, pero sólo en torno al 61% de la población mundial ha recibido una dosis.

— Reabrir con seguridad la mayoría de las escuelas K-8, de enseñanza primaria e intermedia, y mantenerlas abiertas.

Logrado en su mayor parte. La mayoría de las escuelas han reanudado las clases presenciales, aunque el brote de ómicron ha provocado cierres y otros problemas en un puñado de distritos escolares del país.

— Aprobar un paquete de ayudas por el COVID-19 de 1.900 millones de dólares.

Hecho, la ley se aprobó el pasado marzo. También cumplió su promesa de entregar 2.000 dólares de ayudas directas a los estadounidenses.

CLIMA

— Rescindir el permiso del oleoducto Keystone XL, proteger la Reserva Natural Nacional del Ártico, regresar al Acuerdo Climático de París y adoptar la Enmienda de Kigali al Protocolo de Montreal para reducir los hidrofluorocarbonos, o HFC.

Hecho.

— Prohibir nuevas concesiones de gas y petróleo en terrenos y aguas federales.

Incumplido. El gobierno ha propuesto reformas en el programa nacional de concesiones de gas y petróleo, pero no ha impuesto un veto completo.

ECONOMÍA

— Revocar las rebajas de impuestos corporativos introducidos por el expresidente Donald Trump en 2017.

Incumplido. El paquete de gastos sociales y medioambientales incluía subidas de impuestos a ricos y corporaciones, pero la propuesta de ley está estancada en el Senado.

— Paralizar los pagos de deuda estudiantil federal.

Hecho.

— Ordenar una revisión de las cadenas de suministro estadounidenses.

Hecho.

INMIGRACIÓN

— Elevar el límite de refugiados a 125.000, respecto a los 15.000 fijados por Trump.

Ni de lejos. Biden firmó una orden ejecutiva en febrero que elevaba el límite a 62.500 refugiados.

— Aumentar los recursos humanitarios en la frontera y fomentar las colaboraciones público-privadas para gestionar el aumento de inmigración.

Sí, pero aun así las autoridades han tenido problemas para gestionar las llegadas. Biden firmó un decreto en el que pedía a los funcionarios que preparasen planes para utilizar recursos humanitarios en la frontera. Aún no se han establecido nuevas colaboraciones público-privadas.

— Reformar el sistema estadounidense de asilo.

Incompleto. Biden firmó en febrero un decreto que ordenaba a sus funcionarios que trazaran una estrategia migratoria que incluyera a refugiados y solicitantes de asilo. Y si bien el año pasado prometió introducir un nuevo sistema “humano” de asilo, la Casa Blanca no ha presentado planes concretos. El gobierno de Biden ha mantenido la política de la era Trump que permite a la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza hacer expulsiones rápidas de personas que entran sin autorización para evitar contagios de COVID-19.

— Revocar las medidas de la era Trump de restricciones a los viajeros de varios países de mayoría musulmana, el financiamiento y construcción del muro fronterizo, una cláusula que disuadía a los inmigrantes de emplear recursos públicos y otra que ampliaba los criterios para deportar a inmigrantes.

Hecho.

— Agilizar y mejorar el proceso de naturalización para las personas con permiso de residencia permanente.

En progreso. Biden firmó un decreto en febrero para mejorar el proceso de naturalización, y el Departamento de Seguridad Nacional ha revocado varias normas del gobierno de Trump.

— Poner fin a la estrategia de separación de familias y crear un equipo de trabajo para reunir a las familias separadas en la frontera.

Hecho. Biden firmó decretos para poner fin a esa política y establecer un equipo centrado en la reunificación de familias. Apenas un puñado de familias se han reunido por ahora, debido a las dificultades para localizar a los padres.

— Proteger a los jóvenes inmigrantes a los que sus padres llevaron a Estados Unidos de forma ilegal cuando eran niños, restableciendo la política de la era Obama que los defendía a ellos y a sus familias de la deportación.

En progreso. El secretario Alejandro Mayorkas dijo en marzo que su agencia había emitido una norma de “preservar y fortificar» la política, lo que implica que no se prioriza a los jóvenes inmigrantes para la deportación. Sin embargo, la estrategia aún enfrenta batallas legales.

— Poner fin a la detención prolongada de inmigrantes e invertir en un sistema de gestión de casos para procesar a la gente.

Incumplido. No se ha anunciado un aumento de la inversión en sistemas de gestión de casos. Aunque el gobierno dijo en marzo que intentaría liberar a padres y menores en 72 horas desde su llegada, las autoridades admitieron que cientos de niños han sido retenidos durante mucho más tiempo por la Patrulla Fronteriza.

El gobierno está teniendo problemas para lidiar con un aumento en las llegadas de niños no acompañados y no tiene instalaciones suficientes para alojarlos.

POLÍTICA NACIONAL

— Revocar el veto militar a las personas transgénero.

Hecho.

— Establecer una junta de supervisión policial.

Abandonado. El gobierno de Biden decidió abandonar la idea tras consultas con grupos de derechos civiles y sindicatos policiales.

— Ordenar al secretario de Justicia que entregue una lista de recomendaciones para reestructurar el Departamento de Alcohol, Tabaco, Armas de Fuego y Explosivos de Estados Unidos, así como otras agencias del Departamento de Justicia, para aplicar mejor las leyes de control de armas.

Aún no.

— Ordenar al FBI que haga un reporte sobre las demoras en comprobaciones de antecedentes en compras de armas.

Aún no.

POLÍTICA EXTERIOR

— “Poner fin a las guerras en Afganistán y Oriente Medio» y terminar con la participación estadounidense en la guerra civil en Yemen.

Resultados dispares. Estados Unidos puso fin a 20 años de guerra en Afganistán en agosto, aunque de forma violenta y caótica. Por otro lado, el gobierno anunció en noviembre que vendería misiles aire-aire por valor de 650 millones de dólares a Arabia Saudí, un actor clave en el conflicto de Yemen.

— Poner los derechos humanos en el centro de su política exterior.

Resultados dispares. Biden ha señalado varias veces a China por perseguir a activistas prodemocracia en Hong Kong y por los abusos de derechos humanos contra uigures y otras minorías étnicas. También ha expresado sus preocupaciones sobre el encarcelamiento y el trato al líder opositor ruso Alexei Navalny. Declinó responsabilizar directamente al príncipe heredero saudí, Mohammed bin Salman, del asesinato del periodista residente en Estados Unidos Jamal Khashoggi pese a que la información de inteligencia estadounidense indicaba que Salman autorizó el asesinato.

— Mejorar los lazos con aliados que tenían relaciones tensas con Trump.

Resultados dispares. Biden ganó elogios de sus aliados por sus esfuerzos de recuperar el liderazgo estadounidenses en cuestiones climáticas. Los líderes de la región del Indopacífico han recibido de buen grado los esfuerzos de coordinación de política ante China. Biden reconoció que su gobierno había gestionado mal la presentación de un acuerdo para proporcionar tecnología de submarinos nucleares a Australia, lo que torpedeó un contrato entre Australia y Francia de 66.000 millones de dólares e hizo que París retirase temporalmente a su embajador de Washington. Su decisión de seguir adelante con la retirada estadounidense en Afganistán molestó a algunos aliados de la OTAN, que pidieron ampliar la misión para evitar una toma talibán del país.

— Retomar con rapidez el acuerdo nuclear con Irán siempre que Teherán vuelva a cumplir sus términos.

No conseguido. Las conversaciones indirectas no se han abandonado, pero la Casa Blanca está perdiendo las esperanzas.

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