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Salir de las drogas para emprender en la industria de la moda

Esta es la historia de Cannabis Natural Fashion, una empresa con 20 años de trayectoria comprometida con el planeta y las segundas oportunidades.

Carlos Martínez tenía 16 años de edad cuando empezó a fabricar ropa inspirado en un jean Levi’s y una camisa leñadora de un compañero de su salón, las cuales el no podía comprar porque no le alcanzaban los medios para hacerlo. Entonces, cursaba décimo grado en el Colegio Antonio José Uribe, ubicado en el centro de Bogotá, y soñaba como millones de jóvenes, en tener un futuro prometedor.

Fue por esto que comenzó a vender sus diseños en en andenes de San Andresito, en compañía de un amigo del colegio, y allí logró conseguir un plante. Sin embargo, las malas decisiones que empezó a tomar en la vida lo llevaron a deambular por el camino de la la adicción a las drogas.

“En aquel momento yo ya consumía marihuana, pero luchaba por encontrar el equilibrio, tema que creo que quienes hemos vivido el mundo de las adicciones, jamás dejamos de debatir. Lo cierto es que con el tiempo uno decide convertir el dolor en un analgésico. Cannabis, no es solo una marca, es mi auto retrato. Los miembros del equipo que conforman esta familia, son personas en proceso de rehabilitación. Generamos empleos a personas como yo, que sé que, sino hubiese emprendido, no habría sido fácil que me dieran un buen empleo”, cuenta Martínez.

Cannabis Natural Fashion ya lleva 23 años y se ha consolidado en la industria de la moda local y colombiana gracias a su innovación, pues las prendas que confeccionan son a base de fíbras de cáñamo de cannabis, lo cual hace que la empresa se pueda clasificar como un negocio amigable con el medio ambiente.

“Del cannabis se extrae la fibra más larga que hay en el planeta, que también es la más resistente. No es cancerígena porque esta planta no es fumigada con pesticidas y además el consumo de agua de su cultivo es mucho menor que de otras plantas, como el algodón. Además esta tela tiene la gran cualidad de ser térmica”, explica Jaime Fernandez, quien es el diseñador y también socio fundador de la empresa.

A pesar de ello, Fernández lamenta que en este momento no se puedan fabricar en Colombia estas fibras, razón por la que ellos importan los materiales de China o Estados Unidos, lo que hace que los costos de producción sean elevados.

“Mucha gente te puede decir que estamos incitando a que la gente fume marihuana, pero nuestro objetivo es completamente diferente, estamos promoviendo es la industrialización de productos a base de esta planta, de la que también se hacen medicinas, cosméticos y hasta biocombustibles”, agrega Fernández.

A pesar de lo difícil que puede ser llevar a cabo este negocio en el país, Carlos y Jaime han tenido la oportunidad de mostrar su trabajo en el exterior, en una feria en Holanda, donde fue muy acogido y apreciado su producto.

Sin embargo, el mayor motivo de orgullo para Carlos y Jaime es poder servir ayudar a las personas.

“A lo largo de nuestra historia, hemos rehabilitado a 35 personas, a quienes les tenemos seguimiento y sabemos a ciencia cierta que están muy bien. Dentro de nuestros programas, trabajamos mano a mano con fundaciones y habitantes de calle que deseen rehabilitarse. Ahora mismo tenemos tres chicos en proceso de rehabilitación, con nosotros al cien por ciento y estamos en conversaciones con ‘El banquete del Bronx’. Para mí, la felicidad está en servir y creo que quien no vino a servir, no sabe el verdadero significado de la felicidad”, indica Carlos.

Para Jaime, el público objetivo de la marca es “todo aquel que ame este planeta y quiera conservarlo”, aunque se especializan en moda juvenil masculina. Su local está ubicado en el centro comercial El Gran San, epicentro de la industria de la moda en Bogotá.

Mientras tanro, para Carlos, el futuro de Cannabis Natural Fashion es ahora mucho más prometedor.

“El hecho de que se haya aprobado el cannabis de manera medicinal es un avance, pero si el Gobierno Nacional aprobara el tratamiento del cáñamo para la realización de prendas, muebles y demás, tendríamos un futuro mas alentador. El universo del uso de este es, por decirlo de alguna forma, un reto que revolucionaría la economía, la productividad limpia y muchas más formas de comenzar ese proceso de sostenibilidad para el cual Colombia es un oasis”, afirma.

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