Las autoridades italianas arrestaron a un médico italiano que afirmaba falsamente haber administrado dosis contra el coronavirus a pacientes antivacunas para que así obtuvieran el certificado sanitario oficial, que se exige para el ocio.
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La operación la han realizado los carabineros de las ciudades de Prato y Florencia, bajo la coordinación de la Fiscalía de Pistoia (centro), donde ejercía el detenido, y hay 19 personas investigadas, señalaron los medios italianos.
Según las primeras hipótesis, el médico de cabecera, en calidad de funcionario público, fingía haber inmunizado contra el coronavirus a pacientes antivacunas por su convicción de que las vacunas no son útiles contra la pandemia y no por dinero u otro tipo de obsequios.
El doctor, que aseguró haber suministrado las vacunas en Pistoia, donde ejerce su profesión, pero también en otras localidades de la Toscana, está acusado de falsificación, fraude, omisión de documentos oficiales y malversación de fondos, este último cargo por haber desechado las vacunas y justificar al sistema de salud que las había utilizado.
La voz de alerta la dio una madre que denunció la situación ante la Policía italiana, preocupada por el hecho de que su hijo, que había sido vacunado falsamente, pudiera enfermarse de coronavirus, aunque ya había sospechas de anomalías, según las mismas fuentes.
El certificado sanitario reforzado (que se obtiene en Italia cuando se ha sido vacunado o se ha pasado la enfermedad) se pide actualmente para el ocio y para consumir en el interior de bares y restaurantes, pero el Gobierno italiano ha aprobado que sea necesario desde el 10 de enero también para poder acceder a los medios de transporte, además de a hoteles, ceremonias o festivales.
Además, el Ejecutivo de Mario Draghi se muestra cada vez más propenso a imponerlo en el trabajo, una medida que las reticencias de algunos partidos de la coalición han impedido tomar hasta ahora, pero que se podría aprobar en el próximo Consejo de Ministros, el 5 de enero.
Las autoridades italianas también arrestaron el pasado 21 de enero en Sicilia (sur) a una enfermera que fingía realizar el pinchazo de la vacuna contra el coronavirus a cambio de 400 euros para que los pacientes obtuvieran el certificado de vacunación.