Suramérica cuenta con alrededor de 250 millones de de hectáreas de sabanas tropicales, y en Colombia, los Llanos Orientales, aportan 17 millones de hectáreas.
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Esta zona, que hace parte de la Orinoquía colombiana, tiene la mayor área de humedales temporales y permanenetes del país. Es allí donde nace el proyecto CO2BIO, una estrategia de conservación de la biodiversidad que se apalanca en la implementación de incentivos económicos por captura de carbono.
Lo anterior tienen como finalidad mitigar la amenaza de pérdida de hábitat asociada a bosques, humedales y pastizales en predios privados de los departamentos de Casanare, Arauca y Vichada. Dicho proyecto agrupa 191 predios que suman 200.000 hectáreas. A través de la intervención en estos predios se han removido o evitado más de 250.000 toneladas de de CO2 en el medio ambiente.
La misión de esta iniciativa, liderada por la Fundación Catarubén, ha sido gestionar una certificación para lograr la comercialización de bonos de carbono. De esta manera se benefician también las familias que han hecho parte de este proyecto de conservación, dueñas de los predios.
Eduwin Hincapié Peñaloza y su esposa María Fernanda Wilches Fonseca fueron los gestores de este proyecto. El es biologó y ella ingeniera mecatrónica, y juntos aunaron esfuerzos para sacar adelanete esta región de la que son oriundos, y de la que tuvieron que salir para formarse académicamente, incluso en el exterior.
“Existía toda una línea de trabajo sin explorar. Lo que queríamos implementar (corría el año 2013) era completamente novedoso. En las entidades en que uno podía trabajar era imposible desarrollar este tipo de proyecto, pues solo había opción de hacer consultorías petroleras o hacer investigación netamente científica. Hablar de cambio climático y de investigación aplicada no se podía”, cuenta Edwin Hincapié.
“Sin embargo teníamos familiares, amigos, vecinos, conocidos, que tenían una cantidad de tierras (hatos llaneros), que habían realizado una gran cantidad de acciones de conservación, pero no habían podido sacarle producto a esto. Hablaban, por ejemplo, de ecoturismo, de bioproductos, pero todo era somero y no había recursos para seguir conservando estas áreas”, agrega el investigador y magíster en Ciencias Biológicas.
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Hoy 191 familias hacen parte de este proyecto, aunque desde antes muchas de ellas venían adoptando medías de conservación.
Cabe resaltar que CO2BIO también ha servido para instaurar prácticas sostenibles en la ganadería, la práctica ecomómica más común de la región, que generan menos emisiones de gases de efecto invernadero y mejoran la productividad del ganado.
Los procesos de conservación que se han llevado a cabo también son fundamentales para animales como el jaguar y los felinos silvestres de la región.
“Decidimos poner una fecha de compromiso inicial de 10 años, sin embargo, desde el punto de vista técnico, hay opción de que se continúe por 40 años. Son 40 años de conservación con un compromiso de mantener un predio tal cual como está, o incluso mejorar sus condiciones de conservación. Es una cosa como de no creer, pero cuando la comunidad ve que hay entidades que pueden pagar a cambio de esto, pues las personas le meten la ficha a la conservación en vez de usar los predios para otras cosas”, dice Hincapié sobre los bonos vedes.
A través de las acciones de conservación y rehabilitación, esta iniciativa capturaró 1 millón de toneladas de CO2 durante el periodo 2021 - 2023, y tiene el potencial de capturar hasta 2,8 millones de toneladas adicionales para el año 2025, si se avanza en nuevas etapas del proyecto.
CO2BIO ha sido impulsado por la Fundación Cataruben y cuenta con el apoyo del Programa Riqueza Natural de la Agencia de Estados Unidos para el Desarrollo Internacional- USAID y Panthera Colombia. Recientemente LATAM también anunció oficialmente su alianza con el proyecto de conservación.
“LATAM empezó a comprar nuestros certificados. Durante todo este año nos ha realizado la compra de todos los certificados y eso ha hecho creíble el proyecto. Esto es un sueño para una persona que jamás pensó que alguien le podría pagar algún día por conservar esos bosques, esos ecosistemas naturales”, afirma Hincapié.