Medellin

“Vacío presente”: la escultura que Medellín entregó en memoria de los 40 años del Holocausto del Palacio de Justicia

A cuarenta años del Holocausto del Palacio de Justicia, Medellín rindió homenaje a las víctimas con una escultura del artista visual Danilo Cuadros.

40 años del Holocausto del Palacio de Justicia
Vacío presente, escultura que Medellín entregó por los 40 años del Holocausto del Palacio de Justicia Danilo Cuadros, escultor de la obra en memoria de las víctimas y de no repetición en Medellín. (Foto: Juan Augusto Cardona / Publimetro Colombia) (Juan Augusto Cardona / Publimetro Colombia)

A cuatro décadas de la toma y retoma del Palacio de Justicia, uno de los hechos más trágicos en la historia de Colombia, la memoria vuelve a tomar forma a través del arte. En Medellín, el artista visual Danilo Cuadros creó una obra escultórica que conmemora a las víctimas y reinterpretar el sentido de la justicia, del duelo y de la esperanza colectiva.

“Cuando me hicieron la invitación fue un reto muy interesante. Primero, porque era reconocer un tema histórico que tal vez se nos había olvidado, y segundo, porque tenía un tiempo muy preciso para desarrollar y conceptualizar todo este proyecto”, contó Cuadros a PUBLIMETRO COLOMBIA.

De inmediato este proyecto se convirtió para él en una búsqueda personal y simbólica. Su punto de partida fue regresar a los archivos. “Inicialmente lo que hice fue regresar al material audiovisual que hay en redes. Los artistas somos muy visuales, entonces era como traducir todo este drama y todo este episodio de la toma, pero también de la retoma. Donde todos perdieron: perdió el M-19, perdió el Estado en cabeza del Ejército, y perdieron los símbolos colombianos”, explicó.

Desde ese reconocimiento, Cuadros entendió que su misión no era reproducir el horror, sino darle forma al recuerdo sin glorificar la tragedia. “Era pensar cómo traducir estas ideas y esta memoria de ese pasado en un objeto. En un objeto que tenga color, que no genere drama, que no enaltezca la desgracia”, dijo.


En su investigación se encontró con múltiples imágenes y testimonios. Una de ellas lo marcó profundamente que fue la del hombre dándole de comer a las palomas en medio del cruce de las balas: “Mi trabajo escultórico siempre ha sido muy autobiográfico, muy ligado a la figura masculina y al espacio que habita. Pero en esta investigación, mirando archivos y testimonios, me encontré con algo distinto: la figura de la mujer, que me gustó mucho porque es una alusión a la madre patria, a la tierra, a la justicia, a la muerte, al territorio”, explicó.

Esa revelación lo llevó a uno de los hallazgos más conmovedores del proceso: la historia de Fanny González, la primera abogada y magistrada de la Corte Suprema de Justicia, asesinada durante la toma. “Me encontré con el testimonio de la primera magistrada que tuvimos, Fanny González, que fue ejecutada allá. Cuando leí la carta que le escribió a su hermano antes de morir, fue muy impactante. Se me salieron las lágrimas. Ahí sentí que debía partir de esa figura, de esa mujer”.

De esa inspiración nació la primera versión de la escultura: una mujer tendida, en posición horizontal, con una marca en su cuerpo. “Inicialmente contemplé la idea de una mujer caída, tendida, como asesinada o dormida, con una marca en su cuerpo que es una retícula, una cuadrícula, una forma de medición del territorio. Resulta que todas esas cuadrículas suman 108, el número total de víctimas: 97 muertos y 11 desaparecidos. Entre ellas hay 11 huecos, que corresponden a los desaparecidos”.

La obra fue sometida a revisión por parte de las autoridades judiciales y culturales, y fue allí donde el proyecto tomó un nuevo rumbo. “Cuando tuve la visita del alcalde y del presidente de la Corte Suprema, él me dijo algo que me cambió la mirada. Me dijo: ‘Yo que estoy en la rama judicial no quisiera, si me permites, enaltecer a la justicia o a la patria caída. La justicia no está caída’”, reveló.

A partir de ese diálogo, el artista decidió elevar la figura femenina, transformando el dolor en fortaleza. “Lo bonito es que las cosas se construyen entre todos, y más viendo que esto es un homenaje, un regalo que se le hace a la ciudad y al Palacio de Justicia. Me concentré en esa misma mujer, pero ya erguida, con otro gesto, con otra firmeza. Con la toga de magistrada, la misma cuadrícula insinuada en su cuerpo, como símbolo de la justicia que permanece”, agregó.

Esa nueva figura se erige ahora como un faro de esperanza, no solo en sentido metafórico, “porque tiene en sus manos esa Constitución que genera luz en la noche y baña a los espectadores. Tenemos dos momentos: la tragedia y la esperanza. La horizontal y la vertical, que juntas generan algo muy especial. La fragilidad, pero también la firmeza”, reveló.

Para Cuadros, su escultura no es solo una obra, sino un acto colectivo de memoria. “Esa debilidad o fortaleza de la democracia está en nuestras manos. Es un regalo para la ciudad y para la memoria, para tener claro lo que no puede volver a pasar”, puntualizó.

       

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