La Bienal Internacional de Arte de Antioquia y Medellín (BIAM 2025) regresó después de 44 años, posicionando a la región como un referente clave en el circuito del arte contemporáneo mundial. Desde este 2 de octubre y hasta el 25 de noviembre de 2025, la BIAM ofrecerá de manera gratuita una experiencia artística de gran escala, accesible y cercana.
Roberto Rave, director del Instituto de Cultura y Patrimonio de Antioquia (ICPA) habló con PUBLIMETRO sobre el evento, cómo transforma la escena cultural, el aporte a la economía y cómo el arte sale de los museos hasta llegar a las estaciones del Metro y las calles de cada región.
Después de 44 años, la Bienal regresa con una magnitud inédita. ¿Cuál fue el mayor reto de revivir este legado histórico y llevarlo a 15 municipios de Antioquia?
El mayor reto, sin duda, ha sido la complejidad operativa y logística de expandir la Bienal a 15 municipios de Antioquia, abarcando las nueve subregiones del departamento. Esto implica llevar el arte por el territorio que se extiende desde la cordillera hasta el mar, activando casas de cultura, museos, centros culturales y espacios no convencionales. No se trata solo de exhibir obras, sino de generar un diálogo cultural profundo y una transferencia de conocimiento en cada territorio. Además, revivir este legado histórico significó no solo conectar con el pasado vanguardista de Medellín, sino también adaptarlo a las realidades y necesidades actuales de todo el departamento, asegurando que el arte sea verdaderamente accesible y cercano para todos los antioqueños. Este compromiso con la cultura y el territorio es una prioridad que ha impulsado nuestro Gobernador Andrés Julián Rendón, quien ha visto en la BIAM una herramienta fundamental para el desarrollo y la cohesión social de Antioquia.
El concepto curatorial de esta edición es “El arte, una ventana a la libertad”. ¿Qué significa esta idea en el contexto actual de Antioquia y Colombia?
Para Antioquia y Colombia, ‘El arte, una ventana a la libertad’ es una declaración poderosa y es, de hecho, una apología a la libertad que Epifanio Mejía plasmó en el himno antioqueño. En un contexto donde aún persisten desafíos sociales e históricos, esta Bienal busca que el arte sea una herramienta de pensamiento crítico, reflexión y diálogo. La libertad la concebimos no solo como un derecho, sino como una práctica vital y colectiva que emerge del arraigo al territorio, la historia compartida y las dinámicas comunitarias. A través de nuestras cuatro líneas curatoriales Identidades UrbanoRegionales, Saberes Ancestrales y Tecnologías, Memoria-Trashumancia y Ecologías Humanas, invitamos a reflexionar sobre nuestras realidades, a cuestionar lo establecido y a imaginar nuevos mundos posibles. Es una apuesta por el arte como fuerza transformadora y constructora de resiliencia.
La BIAM 2025 reúne a artistas de todos los continentes y a grandes maestros nacionales. ¿Cómo se logró articular este diálogo global sin perder la identidad cultural del territorio?
La articulación de este diálogo global sin perder nuestra identidad cultural fue un eje central de la curaduría. Nuestros curadores, Lucrecia Piedrahita Orrego y Óscar Roldán Álzate, buscaron un equilibrio geográfico y cultural intencional. Artistas de Asia, África, Europa, Norte y Suramérica, como Ibrahim Mahama, Carlos Garaicóa, Betsabeé Romero y Azuma Makoto, dialogan con maestros colombianos como Delcy Morelos, Miguel Ángel Rojas, María Elvira Escallón y José Alejandro Restrepo. La clave está en que, si bien traemos miradas diversas del mundo, todas las obras y propuestas curatoriales resuenan con el contexto de Medellín y Antioquia, y con el lema ‘El arte, una ventana a la libertad’. Es un intercambio enriquecedor que nos permite vernos a nosotros mismos a través de otras perspectivas, y a la vez, mostrar la riqueza de nuestra propia identidad al mundo.
Más allá del impacto artístico, la Bienal proyecta generar 2.000 empleos y atraer 400.000 visitantes. ¿Cuál es el impacto a la economía de este evento?
El impacto económico de la BIAM 2025 es significativo y va mucho más allá de lo artístico, buscando ser una apuesta estratégica por el desarrollo integral de Antioquia. La generación de 2.000 empleos directos e indirectos dinamiza una vasta cadena de servicios, desde artistas y técnicos hasta logística, turismo, comercio local, hospedaje y gastronomía, inyectando capital en 15 municipios. La expectativa de 400.000 visitantes, de los cuales entre el 20 % y el 30 % provendrán de fuera de la ciudad, dinamizará considerablemente la economía de Medellín y los municipios. Esto se traduce en un flujo económico considerable que beneficia a pequeños y medianos empresarios, y a largo plazo, fortalece la imagen de Medellín y Antioquia como destinos de turismo cultural de primer orden, atrayendo futuras inversiones y consolidando nuestra economía creativa como un motor de desarrollo social y educativo que perdura en el tiempo.
La Bienal no se limita a museos y salas tradicionales, sino que se expande a fábricas, universidades, estaciones del Metro y casas de cultura. ¿Cómo cambia esta estrategia territorial la manera en que el público se relaciona con el arte?
Esta estrategia territorial cambia radicalmente la manera en que el público se relaciona con el arte. Al llevar la Bienal a espacios no convencionales y estratégicamente ubicados, muchos de ellos con acceso cercano a las estaciones del Metro, estamos integrando el arte en la vida urbana y la movilidad cotidiana de los ciudadanos. Ya no es necesario ir a un lugar específico para encontrarse con el arte; el arte sale al encuentro de la gente. Esto permite un libre acceso a la cultura, rompe barreras y desmitifica el arte contemporáneo, haciéndolo más cercano, relevante y parte de la experiencia diaria. Queremos que el arte se viva, se sienta y se debata en cada rincón de Antioquia, fomentando la curiosidad, la sensibilidad y el pensamiento crítico en todos los públicos, sin importar su edad o procedencia.