En las fértiles tierras antioqueñas el cacao no solo crece entre árboles, sino también entre historias de resiliencia, dignidad y sueños cumplidos. PUBLIMETRO viajó al corazón del Urabá, visitó Turbo y Apartadó, en donde viven mujeres y familias cacaoteras que trabajan la tierra para poder posicionar a Colombia con un cacao de alta calidad en un mercado cada vez más competitivo y exigente como el europeo.
Cacao con aroma de futuro: Mujeres y familias que cultivan esperanza
Adaliris Marulanda, es una mujer cacaotera que desde niña inició su relación con el cacao por herencia de su padre. “A mi edad adulta compré mi propio terreno y seguí cultivando cacao porque me ha parecido excelente, de eso han pasado ya 14 años, y gracias a este cultivo he podido sacar a mis cuatro hijos adelante, que espero que también les guste y que valoren el campo, así como el trabajo que estoy haciendo”, contó.
Aunque fue víctima de la cruda violencia y perdió a varios de sus familiares a manos de los grupos armados al margen de la ley, incluido su esposo, nunca se rindió ni se alejó del campo. “Soy muy feliz con mi campo y con mi cacao, porque para mí es excelente. Mi cultivo es orgánico 100%, el abono es de lo mismo que me da el cacao, dejo que se descompongan las cáscaras con las hojas, eso es lo que le echo al árbol y con eso lo sostengo”, contó orgullosa.
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Sin dudarlo, asegura que “el cacao es lo más rentable que hay. Yo empecé con el cacao cuando me pagaban 2000 pesos por 1 kilo y cuando subía a 4000 pesos uno se sentía feliz. Ahora he llegado a vender el kilo a 40.000 pesos. Se ha bajado un poco, pero sé que se va a nivelar y va a quedar en un muy buen precio”.

Para Vilma Cossio, una mujer también víctima de la violencia y que por un tiempo debió dejar el campo para proteger su vida, volvió a su finca para cultivar el campo y desde hace 15 años se enamoró del cacao. Madre de cuatro hijas, a las que logró educar y hoy son profesionales, confía en que su sobrino, al que apoya en sus estudios de agronomía, sea el que mantenga viva la finca en un futuro cuando ya no esté.
“Yo vengo de tradición cacaotera, mi padre nos crió con el cacao, nos dio estudio y nos sacó adelante. Cogí las riendas de la finca después que pasó la violencia y aunque me han llegado con propuestas de cultivos ilegales, siempre digo que no, porque el cacao es un producto muy bueno, que le da a uno rentabilidad, economía y estabilidad. Además, es el reemplazo de todos los productos ilegales porque se tiene un mejor futuro, tranquilidad y se vive bien”, aseguró Vilma.
También destacó que es un cultivo que ayuda a la salud, porque no debe usar químicos, “la cooperación internacional nos ha estado enseñando a hacer productos orgánicos para el mismo cultivo, entonces nos deja más rentabilidad, porque lo que necesita el árbol lo hacemos nosotros mismos”.
Ana Suárez, jefe de producción de Agrincu, una finca familiar desde hace 30 años en Turbo, que también tiene el cultivo de cacao, explicó la importancia del abono orgánico, “hacemos un proceso totalmente ecológico causando un impacto muy positivo y utilizando la economía circular, para ser autosostenible. Además, nuestra producción se ha duplicado y el proceso de compostaje es lo más importante, porque es lo que alimenta la plantación. Los abonos sintéticos te dan para un mes y luego debes hacerlo otra vez, mientras que con el abono orgánico le damos cuatro meses de alimentación seguidos, lo que permite que la planta todo el año esté en producción”.

Uno de los productores más jóvenes de Apartadó es Duván Góez, que con 24 años está frente a la finca de sus abuelos y de su hermana, trabaja por tener un cultivo apto para la exportación y explicó el proceso cuando la fruta está lista, “cuando ya se tiene el cultivo, se abren una a una las cacotas para extraer los granos, que están cubiertos del mucílago, que es lo que colocamos a fermentar para luego pasarlo a un proceso de secado”.

Sobre el proceso de fermentación, Gladys Echavarría, dueña de una finca cacaotera en Currulao desde hace 7 años, contó que se cuenta con “un cajón de fermentación en donde se selecciona el cacao y puede durar entre 6 y 8 días. Luego pasa a la marquesina para el secado, que puede durar hasta 8 días dependiendo del clima. Además, destacó la importancia de aprender sobre el cacao, sobre los árboles y que quienes quieran cultivar se informen, que no se metan sin asesoría, porque sin conocimiento se estrella feo”.

La unión hace la fuerza
Desde el 2014 nació Chocolate Colombia, como una necesidad de aliarse entre los productores del Cacao en la región del Bajo Cauca y del sur de Córdoba para comercializar su producto. “Teníamos un sueño las organizaciones de ese entonces y era el poder exportar nuestro producto. Pero solitos y con los volúmenes que teníamos para ese entonces, era muy difícil. Ahí fue cuando nos unimos bajo una estructura de segundo nivel que representara los intereses de estas nueve (9) organizaciones de base cacaotera para poder exportar cacao al mundo”, contó Elmer Johan Zapata, gerente de la agremiación de Cacaoteros de Colombia, Chocolate Colombia, a PUBLIMETRO en Angostura, Antioquia.

El sueño finalmente se hizo realidad y actualmente Chocolate Colombia logra exportar granos a Europa, destacando entre sus destinos a Bélgica y Turquía. Su primera línea es la exportación del grano al mercado internacional y la otra es la transformación del grano para el mercado nacional.
“En el 2018 nos dimos cuenta que no era solo exportar nuestro grano como materia prima, sino que también lo podíamos transformar y generar una agroindustria asociativa. Así montamos nuestra propia planta de transformación, que hoy tiene una capacidad de 25 toneladas al mes, para prestarle servicios a pequeñas organizaciones, que tienen sus emprendimientos y nosotros les facilitamos el proceso, entregando un producto con altos estándares de calidad, que cumple todo el tema normativo, para que ellos se dediquen solo a comercializar”, indicó Elmer.

Además, la organización le vende materia prima a pequeños chocolateros como el licor de cacao, nibs de cacao y las coberturas de chocolate. “El mercado actualmente en Colombia es bastante positivo por los precios, porque en los dos últimos años se han registrado incrementos del 300% pasamos de comprar cacao a 10.000 pesos a hoy en promedio de 25.000 pesos, pero a principios de año llegamos a pagar 40.000 pesos por kilo. A nivel internacional hay un déficit muy grande y eso se traduce en oportunidades para nosotros poder seguir creciendo como país”, agregó.
Uno de los principales retos con los que se han encontrado es poder acceder a financiación para poder exportar. “Hace un año y medio atrás un contenedor valía 200 millones de pesos, en promedio, hoy nos vale entre tres y cuatro veces más, 600 y 800 millones de pesos. Entonces, por un lado, los precios como agricultores son una bendición, nos llegó el momento; pero, a nivel de negocio y para la organización es bastante retador el tema de la exportación, también por la calidad y la trazabilidad que piden los clientes, como que todo nuestro producto debe ir garantizado que va libre de deforestación en las fincas donde lo producimos”, comentó.

Chocolate Colombia y Asocabal tienen la certificación de Fairtrade, comercio justo, y Juan David Hernández el encargado de mantenerla explicó que “la sostenibilidad es una de las bases fundamentales de la certificación, donde se busca producir de manera responsable con el medio ambiente; es decir, haciendo buenas prácticas de conservación del suelo, de las fuentes hídricas y la equidad de género. Además, se promueve la siembra amigable, no realizar monocultivos si no sistemas agroforestales asociados, como cultivos de cacao con sistemas maderables o transitorios, que no sean dañinos si no que sean benéficos, para tener una buena conservación del suelo”.

Apoyo de la cooperación internacional
Actualmente la cooperación Suiza y Francesa, a través de la Fundación Swisscontact, se han convertido en el puente para los cacaoteros en el país.
Miguel Ángel Vargas Caro, Coordinador del proyecto Cacao BioAndino 2, desde Swisscontact, explicó que “el mundo consume granos de cacao y Colombia produce granos de cacao con una particularidad y es que son finos y de aroma. Solo el 5% de la producción mundial lo es y la gran mayoría de nuestro cacao tiene esa condición, por eso es muy apetecido, le gusta al mercado internacional. Lo que hacemos desde los proyectos, apoyados desde la cooperación internacional, desde la Agencia de Desarrollo Francesa, desde la Plataforma de Cacao Sostenible de Swissco, la cooperación suiza y otros; es apoyar en las diferentes regiones del país a las organizaciones y a los productores para que mejoren la calidad del grano de cacao”.

Vargas explicó que de las mazorcas, como se le dice a la fruta, y de sus granos de cacao, se logra producir el chocolate con el que el mundo se deleita. “Los cultivos del Urabá son reforestadores, porque son amigables con el medioambiente. Además, este es un producto que lo trabajan cientos de miles de familias colombianas y desde los proyectos les ayudamos como puente con los clientes, para que tengan un mejor precio. Asimismo, a los productores de cacao que apoyamos tienen dos certificaciones: la orgánica y de comercio justo”, afirmó.
Justamente esos cacaos que cumplen con las certificaciones son los que llegan a tener un mejor precio de venta en el mercado internacional y que representa mayores ingresos para las familias cacaocultoras.

Por su parte, Ornella Repizzo, coordinadora del proyecto Paisajes más Sostenibles, que es una iniciativa ejecutada por Swisscontact y financiada por la Secretaría de Desarrollo Económico SECO, y a través de la plataforma de Cacao Sostenible, Swisco; explicó que “buscamos mejorar los ingresos de los productores, conservar toda la biodiversidad existente y contrarrestar los efectos del cambio climático que existan actualmente. Los hemos estado formando en agricultura orgánica, agricultura regenerativa, para que implementen nuevas prácticas para que tengan un cacao trazable y que cumpla con esa normatividad de la Unión Europea”.
Con este proyecto se han fortalecidos cerca de 700 familias cacaoteras, a través de las seis asociaciones en las que están vinculados, tanto en la región de Urabá como en el Magdalena Medio. “Asimismo estamos haciendo un fortalecimiento a ASOCPRAUR, Asociación de campesinos productores de alimentos de Urabá, que está siendo una organización referente porque están trabajando las certificaciones orgánicas, lo que va a permitir certificar a 120 familias”.

La frase
“El cacao es un producto muy bueno, que le da a uno rentabilidad, economía y estabilidad”, Vilma Cossio, mujer cacaotera en Turbo, Antioquia.
La cifra
+ de 700 familias cacaoteras han sido fortalecidas a través del programa proyecto Paisajes más Sostenibles y Swisscontact, de cooperación internacional de Francia y Suiza.

