Hablar de Fruko es hablar de la historia viva de la música colombiana. Con más de 8.000 canciones, orquestas legendarias y una energía que no se detiene, Julio Ernesto Estrada ha puesto a sonar el alma del Caribe por el mundo entero. Este 30 de mayo, el Teatro Metropolitano de Medellín se vestirá de gala para rendirle un homenaje sin precedentes: una noche de big band, éxitos inmortales y un “buffet musical” que hará vibrar los corazones de todos los asistentes.
PUBLIMETRO habló con el maestro sobre su legado, su trayectoria y las emociones que despierta este gran homenaje a seis décadas de entrega, innovación y sabor inconfundible.
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Maestro Fruko, ¿qué emociones recorren su corazón cuando se detiene a mirar hacia atrás y ve esos 60 años de vida artística que han puesto a bailar a Colombia y al mundo entero?
Sublime emoción y sensación de gratitud con la vida por darme la oportunidad de transmitir a través de la música alegría y felicidad para los escuchas y para los que danzan.
También, por llevar mi bandera, amarillo, azul y rojo, que es muy valiosa a todos los 70 países que he visitado y me siento muy feliz de lo que he hecho estos 60 años con la música, la música colombiana.
Usted comenzó como utilero en Discos Fuentes y hoy es una leyenda viva de la salsa. ¿Cuál fue ese momento clave en el que supo que la música no solo era su destino, sino su forma de cambiar el mundo?
En la oportunidad que tuve de estar en los estudios de Discos Fuentes como utilero, era aquel personaje, más bien, aquel adolescente que le tocó poner los micrófonos, hacer el uso de los canceles, mantener muy bien los cables de los micrófonos, anotar los títulos de las canciones, los tiempos sugeridos que no podían pasar de 3′15 segundos, también el nombre de los autores y de los intérpretes.
Entonces, poco a poco fui escalando y de allí de utilero pasé a ingeniero de sonido, porque en esa época no había la docencia en las universidades para estudiar esta profesión. Mis tíos Mario y Jaime Rincón me enseñaron ese arte tan bonito de el producir sonidos desde la consola y con el visto bueno de Don Antonio Fuentes, que definitivamente ha sido el hombre más importante en la industria colombiana fabricando sonidos con todos los artistas y llevando su sello a todas partes del mundo.
Luego, tuve la oportunidad de entrar a esa maravillosa orquesta Los Corraleros de Majagual, que con artistas como Alfredo Gutiérrez, Calixto Ochoa, Lisandro Meza, Eliseo Herrera, Chico Cervantes, Julio Erazo, Armando Hernández, Tony Zuñiga; fui como el niño protegido y ahí pude desarrollar mi talento y potencializar la instrumentación del timbal, el cual me sirvió para abrir y ser el artillero de tan prestigiosa orquesta.

Se dice que la música tiene alma, ¿cuál cree que es el alma de su obra? ¿Qué siente cuando una canción suya suena en una fiesta familiar o en una esquina del Bronx neoyorquino?
Técnicamente la palabra que se utiliza para el alma se llama el ambitae, impulso de vida. Y yo desde niño tuve esa grata circunstancia de disfrutar las canciones que grabé y me siento muy feliz.
Aquí en Medellín pude escuchar en Radio Ritmos que era una emisora selectiva de música de baladas, mi canción ‘Tesura’ por primera vez y me sentí en el cielo.
Realmente, es una situación como cuando escuchamos que nos cantan el Happy Birthday, que nos ponemos felices, nos enaltecemos y es un tributo a nuestra existencia.
En Nueva York allí tengo la oportunidad de escuchar y ver las caras sonrientes de los latinos y los no latinos que escuchan mis canciones y las disfrutan. Esa también es una gran complacencia y felicidad.
Este concierto en el Teatro Metropolitano promete ser un “buffet musical”, como usted lo dijo… ¿Qué ingredientes no pueden faltar en ese banquete sonoro que prepara para celebrar su historia?
El ‘buffet musical’ de este concierto en el Teatro Metropolitano tiene los ingredientes, primeramente, una potencia de sonido que es en la elaboración de los arreglos para que la gente pueda escuchar los cinco saxofones, cuatro trompetas y tres trombones haciendo la parte melódica, acompañando los arreglos y las canciones.
Es también de indicar que tenemos grandes maestros de la ciudad de Medellín que están conectados con esta idea y que les gusta y han puesto todo su empeño para elaborar este proyecto, que les deja satisfacción y a mí sí que me encanta y me siento orgulloso de que ellos participen con ese deseo de lucir nuestra música.
¿Qué significa para usted ver cómo voces que usted impulsó, como la del Joe, “Saoko” o Piper Pimienta, siguen vivas en la memoria musical de los colombianos?
Fue una linda oportunidad poder combinar con voces como la de Wilson, Piper Pimienta Díaz y Joe Arroyo, venidos de las costas de nuestro país y no solamente ellos, que han fabricado un camino de éxitos con nuestra agrupación, sino otros muchos que están en fila para expandir esta acción de producción y también de promoción de nuestros valores interpretativos y en todos los aspectos, no solamente vocales, también instrumentales, quienes son venidos y recibidos para que asciendan al campo laboral con ética, entusiasmo y mucha disciplina.

A lo largo de seis décadas, ¿qué lo ha motivado a explorar y desarrollar propuestas tan diversas como Fruko y sus Tesos, Wganda Kenya o incluso agrupaciones infantiles como Los Pico Pico?
En mi carrera de 60 años he tenido la oportunidad de elaborar productos musicales, no solamente el de Fruko y Sus Tesos, también Los Latin Brothers. La segunda parte de La Sonora Dinamita Gran Orquesta de la Cumbia Colombiana, el Afro Sound, que es el el grupo con guitarras que representa nuestros ritmos tropicales.
Wganda Kenya, que es una agrupación que nace de la idea de dos países africanos que estaban en pugna desde hace muchos años y que nosotros nos unimos para que produzcan un sonido como el de ‘Homenaje a los embajadores’ y ‘El evangelio’ y otras muchas que son éxitos en muchas partes, música que proviene de África.
Estamos listos para seguir elaborando productos, no nos hemos olvidado de los niños y me tocó hacer la agrupación Los Pico Pico, los cuales cantaron ‘La Piñata’ y ha sido la única agrupación infantil que ha tenido lustre, porque de ahí para acá no ha pasado nada con los niños y esta canción de La Piñata y Pico Pico siguen funcionando en todas las fiestas infantiles como si fueran nuevas.
Entonces, tenemos ese sentir de producir y de llevar y realizar nuevos grupos en producción también y en coordinación.
En este homenaje lleno de aplausos, premios y cariño del público, ¿qué es lo que más lo conmueve: los reconocimientos, los escenarios internacionales… o ese abrazo invisible del pueblo colombiano que lo sigue bailando después de 60 años?
Sí, es para mí una felicidad inmensa saber de que mi trabajo ha sido impreso en la mente de las generaciones, de los abuelos, de los padres, de los hijos y de los nietos.
Y me siento muy feliz de que mi música con todos los trofeos que hemos recibido, las nominaciones en muchos países, presentaciones en lugares lejanos, en los mejores sitios de concierto, ha sido fabuloso y tenemos pendientes todavía muchos más compromisos internacionales, pero lo que más me alegra es sentir el cariño del público por la interpretación de obras que son inolvidables y que traen hasta las lágrimas de jóvenes que me encuentro y que en su música y en sus recuerdos está la música de Fruko y sus tesos.
Y a veces me saludan con lágrimas en los ojos. Y eso me me pone muy lleno de sensaciones sublimes y me siento muy feliz.

