Juan José Aramburo, embajador de propósito de Riwi y Joaquín Tomás Solano, fundador; hablaron con Publimetro Colombia sobre la nueva cuna de programadores de Medellín, la cual fue construida en donde funcionaban las salas de cine del Centro Comercial De Moda Outlet, convirtiéndose un espacio para el aprendizaje y el desarrollo de habilidades tecnológicas.
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“Empezando la pandemia se nos fueron los cines y nos quedamos con un espacio muy grande, 1200 metros cuadrados sin uso y conociendo a Tomas, que tenía una empresa de desarrollo de software, nos dijo que buscáramos un espacio para poder entrenar a futuros desarrolladores porque tenía una rotación alta. Buscaba un espacio para 30-40 personas al año”, contó Aramburo.
Inicialmente pensaron en otros lugares en Medellín, mucho más pequeños, porque la idea estaba planteada a una escala mucho menor, pero decidieron pensar en grande.
“Aunque en un principio pareció una locura hacerlo en un espacio tan grande, decidimos plantearlo con un gran arquitecto y terminamos dentro de un proyecto de 4-5 millones de dólares, en vez de una cosa pequeña, que se pensaba costaría 200.000 dólares. Pensamos en un sitio para desarrollar jóvenes, no solo para la empresa de él, sino para la ciudad y el país, que tiene un déficit de 80.000 y 120.000 programadores”, agregó Aramburo.
Inicialmente la idea era lograr capacitar jóvenes programadores para la empresa de Tomas Solano, porque “hace cinco años teníamos un déficit y una rotación muy alta, por lo que Alberto Godoy, jefe de operaciones; me proponía crear un instituto, una fundación. Así fue como comenzamos a trabajar la idea. En el proceso, la empresa se vendió, pero seguimos con el proyecto”.
La demanda es la causa de la alta rotación que tienen hoy en día las empresas de desarrollo de software, por lo que los salarios cada día son más altos.
Alberto Godoy, gerente de Riwi, asegura que la transformación de la vida de los jóvenes es que “se les abre un mundo que ni siquiera saben que existe, ni la gente que está detrás de ellos. Para muchos de ellos es la primera vez de tener un trabajo formal, de tener un plan de vida y la formación que reciben no es solamente como programadores, sino también como seres humanos que saben manejar ese éxito tan abrumador que les llega en tan corto tiempo”.
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Formación programadores y buenas personas
Según los ejecutivos lo que busca Riwi es formar buenas personas que puedan desarrollar código, que sean bachilleres para que puedan lograr convertirse en desarrolladores de software.
“Nosotros nos queremos dirigir, sobre todo, a las personas que tienen las capacidades, pero que no tienen los recursos. Por eso buscamos idealmente que sean de bajos niveles socioeconómicos, para darles las oportunidades. Sobre la edad no tenemos un rango, pero esperamos que sean bachilleres, la media podría estar entre 18 y 20 años. Sin embargo, tenemos una adolescente de 14 años que está validando su colegio, pero tiene muy claro que quiere ser desarrolladora de software desde la pasión”, dijo Aramburi.
Por ahora la expectativa es tener entre dos y tres cortes al año de 380 personas, con lo que aspiran a poner en el mercado de la tecnología cerca de 1000 programadores al año.
“La capacidad máxima nos la dará lo que podamos imaginar. Hoy estamos 16 horas al día, pero podríamos estar 24. Hoy estamos 5 días a la semana, pero podríamos estar 7. Podemos sacar cursos para las personas que también trabajan y estudia. El límite de este sueño no existe, puede ser toda Colombia, toda Latinoamérica, todo el mundo”, agregó Aramburo.
Como expertos consideran que cada vez hay más empresas que ven en Colombia una oportunidad, porque “se conjugan dos aspectos muy importantes, la calidad del talento humano y la conveniencia, la oportunidad de una mano de obra comparativamente más económica que en otros lados en el mundo. Es por eso que se convierte en un sitio apetecido por las grandes empresas. El tema de la empleabilidad es simplemente atender una demanda que está flotando en el ambiente y que cada vez es más exigente”, dijo Godoy.
La formación en Riwi tiene una duración de ocho meses, en los cuales al final hay unas personalizaciones, adaptaciones o especializaciones de los jóvenes de acuerdo a las necesidades que cada empresa solicitante tiene.
“Este no es un proyecto de interés social, pero tiene un impacto social. Es para preparar a los jóvenes y que cuando lleguen al empleador, este diga: deme más. Por eso hacemos un buen filtro”, puntualizó Solano.
En el caso de Alejandro Duque, un joven de 20 años, participante en Riwi, asegura que la programación no es solo números como muchos se imaginan, sino que es un lenguaje que se aprende. “La gente cree que programación son cálculos avanzados, pero el aprendizaje es como hacer magia, crear cosas de la nada. Es un lenguaje de letras y números que es muy fácil de aprender. Espero poder culminar en Riwi, graduarme y conseguir una buena posición laboral”.
Para Camila Domínguez, de 17 años, la experiencia ha sido muy importante y “siempre he tenido interés por la programación. Me gradué del colegio e hice un Bootcamp y ahora tengo la oportunidad de estar en Riwi y aprender cada vez más. Esto es un lenguaje para el computador, en el que se le dan órdenes para que lo entienda. Aquí somos muchas mujeres y eso es bueno, porque a veces creen que la tecnología es solo para hombres”.
En 7 meses será la graduación de la primera corte que arrancó con 300 estudiantes y que espera llegar a formar al año a más de 1000.
La frase
“El límite de este sueño no existe, puede ser toda Colombia, toda Latinoamérica, todo el mundo”, Juan José Aramburo, embajador de propósito de Riwi.
La cifra
300 estudiantes serán los primeros programadores que nacerán en Riwi, el centro de entrenamiento de desarrollo de software en Medellín.