En medio del proceso de transformación digital del sector agropecuario en Colombia, los Sistemas de Información Geográfica (SIG) se destacan como herramientas fundamentales para una agricultura más eficiente, sostenible y conectada con el territorio. Así quedó demostrado en la II Cumbre de Inteligencia Artificial en el Agro, organizada por el Ministerio de Agricultura, la UPRA, AGROSAVIA, la Cámara de Comercio de Bogotá y Esri Colombia.
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Durante el evento, se insistió en que el uso de tecnologías como la inteligencia artificial (IA) depende de contar con datos organizados, relevantes y oportunos. Según Dora Inés Rey, directora de la UPRA, estas condiciones se logran con apoyo de los SIG, que permiten estructurar la información del suelo, el clima, el uso del suelo y otros factores clave para la toma de decisiones.
Sistemas de Información Geográfica: clave para una transformación inteligente del agro colombiano
Por su parte, Manuel Francisco Lemos, gerente general de Esri Colombia, subrayó que no se puede hablar de IA agropecuaria sin considerar la dimensión geográfica. La empresa ha trabajado con entidades como la UPRA, IGAC e IDEAM para integrar múltiples capas de datos que alimentan modelos predictivos, asistentes virtuales agrícolas y herramientas de análisis basadas en imágenes satelitales y sensores remotos.
Sin embargo, uno de los grandes retos sigue siendo la baja tecnificación del campo. Según el DNP, solo el 10% del sector rural está tecnificado. Factores como la conectividad y la alfabetización digital limitan la adopción de nuevas tecnologías. Por eso, el CONPES 4144 de inteligencia artificial plantea estrategias para superar estas brechas.
Luis Adolfo Romero, CIO del Ministerio de Agricultura, destacó la necesidad de avanzar en interoperabilidad de datos entre entidades públicas y privadas, utilizando plataformas abiertas como ArcGIS. Mientras tanto, AGROSAVIA recalcó que la tecnología ya está teniendo impacto en el campo, pero que es urgente ampliar su acceso.
La cumbre también abordó cinco desafíos clave para el agro: cambio climático, productividad, comercialización, mano de obra rural y sostenibilidad. Para cada uno, se presentaron casos donde la tecnología geoespacial ha sido determinante, como en la detección temprana de plagas, monitoreo climático y zonificación agrícola.
Finalmente, los expertos coincidieron en que la tecnología no transforma por sí sola: se requiere un esfuerzo colectivo para formar a los productores, cerrar brechas y construir una red agroalimentaria basada en ciencia, datos y decisiones informadas.