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Ropa masculina sin reglas: ¿por qué hoy los hombres se visten con más intención?

Durante años, la moda masculina se limitó a lo funcional y neutro, pero hoy los padres modernos están explorando nuevas formas de expresarse visualmente. ¿Qué dice el clóset de un hombre sobre su manera de criar, cuidar y estar presente?

moda masculina
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Durante décadas, la figura del padre fue representada desde lo utilitario: pantalones cómodos, camisetas neutras y zapatos sin pretensiones estéticas. Este uniforme práctico reflejaba una idea de masculinidad contenida, donde la funcionalidad era el único lenguaje aceptado en el vestir. Pero en medio de un mundo que se transforma —y de hombres que también lo hacen—, la moda masculina empieza a contar otra historia.

Aunque el cambio no ha sido ruidoso ni disruptivo, algo se mueve. El clóset masculino se llena poco a poco de texturas, colores y detalles que antes no hacían parte del repertorio de lo aceptable. Telas como el terciopelo, bordados, estampados gráficos, siluetas amplias y acabados artesanales están emergiendo con cautela, como si la moda aún tuviera que pedir permiso para reinventar al hombre.

La sobriedad aún domina el imaginario cultural del hombre. La sofisticación sigue siendo vista, en muchos contextos, como un exceso. A diferencia de la moda femenina —más abierta a lo simbólico, sensorial y narrativo—, en la masculina persiste la idea de que el estilo es sospechoso, y que el riesgo visual raya en la vanidad.

Sin embargo, diseñadoras como Manuela Roldán, de la marca colombiana RIFLE, aseguran que el verdadero cambio ocurre en lo sutil. “Una prenda puede hablar de muchas cosas, de lo que un hombre siente que puede mostrar, de lo que quiere transmitir a sus hijos, o incluso de cómo se piensa a sí mismo en el mundo”, afirma.


La paternidad como territorio estético

Hoy, algunos padres jóvenes están reinterpretando la paternidad desde lo visual. Adoptan siluetas más sueltas, se arriesgan con pantalones cargo bordados, exploran estampados y juegan con combinaciones de color más expresivas. Sin buscar llamar la atención, su forma de vestir refleja una búsqueda de autenticidad e identidad. Criar también es una manera de narrarse.

“Vestirse también es una forma de criar”, dice Roldán. “Lo que usamos comunica quiénes somos, pero también cómo cuidamos, cómo estamos presentes, cómo entendemos el vínculo con nuestros hijos y con nosotros mismos”.


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