Un reciente estudio global de IPSOS, realizado en 15 países y con más de 10 mil participantes, ha dejado en evidencia una tendencia global que no puede ignorarse: los consumidores están cada vez más informados, conscientes y dispuestos a actuar frente a los desafíos ambientales. El 80% de los encuestados manifestó una actitud positiva hacia las marcas que aplican políticas sostenibles bajo criterios ESG (ambientales, sociales y de gobernanza). La mayoría coincidió en que, si no se implementan cambios urgentes, el mundo se encamina hacia un desastre ambiental.
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Esta conciencia no se limita a sectores tradicionales como la moda o la alimentación. Una preocupación emergente ha captado la atención pública: el impacto ambiental de la inteligencia artificial (IA), especialmente en lo relacionado con su consumo de agua. En los últimos días, este tema ha generado un debate cada vez más intenso en redes sociales y medios de comunicación, especialmente por el uso hídrico vinculado a procesos como la generación de imágenes por IA.
Consumidores exigen un uso responsable de la inteligencia artificial ante su impacto ambiental
Frente a esta inquietud, la Comunidad Conectad@s realizó una consulta a 178 personas para conocer de primera mano sus percepciones. Los resultados evidencian una ciudadanía cada vez más crítica, activa y con una clara disposición a adoptar un uso más responsable de la tecnología.
El 64% de los participantes manifestó una profunda preocupación por el impacto de la IA en el medio ambiente, con especial énfasis en el uso intensivo de agua para el enfriamiento de servidores. Esta preocupación no implica un rechazo a la tecnología, sino una exigencia por modelos más sostenibles. De hecho, el 69% aseguró haber utilizado IA recientemente, lo que confirma que esta tecnología ya está integrada en la vida diaria. No obstante, un 55% señaló su intención de reducir el uso de IA, como una medida consciente para minimizar su huella ambiental. “Buscaré usarla de forma más consciente y responsable”, comentó uno de los encuestados.
El papel de las empresas tecnológicas también está bajo la lupa. Un 40% de los participantes aseguró que su percepción de una marca empeora si esta utiliza IA sin considerar su impacto ambiental. Para muchos, la sostenibilidad no debe ser una opción, sino una responsabilidad que debe guiar el desarrollo tecnológico.
Este cambio de enfoque también afecta las decisiones de consumo. Un 35% afirmó que reducirá el uso de servicios impulsados por IA hasta que las compañías adopten tecnologías más sostenibles, mientras que un 42% señaló que su elección de productos está directamente influida por el compromiso ambiental de las marcas.
Estos hallazgos reflejan una tendencia innegable: el consumidor actual exige transparencia, ética y compromiso ambiental. Para las empresas, esta nueva realidad representa un desafío, pero también una oportunidad para liderar el cambio. La preocupación por el consumo de agua de la inteligencia artificial es mucho más que un dato técnico: es una señal de alerta que exige una cultura de responsabilidad compartida. Alcanzar un equilibrio entre innovación tecnológica y sostenibilidad es, hoy más que nunca, una prioridad global.