Las enfermedades cardiovasculares (ECV) continúan siendo la principal causa de muerte en Colombia, representando un desafío significativo para el sistema de salud y la economía nacional. Según datos del Departamento Administrativo Nacional de Estadística (DANE), entre enero de 2023 y octubre de 2024, más de 115.000 personas fallecieron debido a condiciones que afectan los vasos sanguíneos del corazón y el cerebro.
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Este fenómeno no es exclusivo de Colombia. La Organización Mundial de la Salud (OMS) estima que cada año mueren 17,9 millones de personas en el mundo por enfermedades del corazón y del sistema circulatorio. En Colombia, las enfermedades isquémicas del corazón y las enfermedades cerebrovasculares ocupan los primeros lugares entre las causas de muerte.
Enfermedades cardiovasculares: el reto de salvar 219 vidas al día en Colombia
El Dr. Erick Castro, especialista en cirugía cardiovascular de la Clínica Medihelp, destaca la necesidad de adoptar un enfoque dual para abordar esta problemática: la integración de innovaciones tecnológicas en el diagnóstico y tratamiento, y la implementación de estrategias de prevención robustas y accesibles para toda la población. “La promoción de la salud, especialmente en el ámbito cardiovascular, constituye la estrategia más efectiva para mejorar tanto la expectativa como la calidad de vida”, subraya el especialista.
Las ECV a menudo progresan de manera silenciosa, sin síntomas evidentes hasta que ocurre un evento grave. Factores como la hipertensión arterial, diabetes, dislipidemia, tabaquismo, obesidad, sedentarismo y estrés crónico contribuyen al deterioro del endotelio, una capa clave que recubre los vasos sanguíneos, cuya afectación puede desencadenar infartos, accidentes cerebrovasculares o insuficiencia cardíaca.
La tecnología está desempeñando un papel clave en la atención cardiovascular. Herramientas como la inteligencia artificial (IA) y el aprendizaje automático están transformando la forma en que se diagnostican y gestionan las ECV. Desde el análisis avanzado de imágenes cardíacas hasta la predicción de riesgos y la personalización de tratamientos, la IA tiene el potencial de mejorar la precisión diagnóstica y optimizar los flujos de trabajo clínicos.
La telemedicina y el monitoreo remoto también están ampliando el acceso a la atención, especialmente en comunidades rurales y de difícil acceso en Colombia. Los dispositivos de monitoreo portátiles y las consultas virtuales permiten a los pacientes recibir seguimiento sin necesidad de desplazamientos costosos y prolongados.
Sin embargo, confiar únicamente en la tecnología sería un error. El Dr. Castro enfatiza que la prevención debe comenzar con iniciativas de salud pública a nivel nacional y local. Esto incluye campañas de concientización sobre la importancia de una dieta equilibrada, rica en frutas y verduras, la promoción de la actividad física regular y programas para dejar de fumar.
Según la Sociedad Colombiana de Cardiología, el 80% de las enfermedades cardiovasculares pueden prevenirse mediante cambios en el estilo de vida y diagnóstico temprano. Pese a ello, el país sigue orientado a un modelo reactivo: se actúa cuando el daño ya está hecho. “La salud pública en Colombia está enfocada en la urgencia, no en la anticipación”, afirma el Dr. Castro. “La prevención no debe comenzar a los 50, sino desde la infancia. Estamos viendo adultos jóvenes con enfermedad coronaria avanzada, algo que hace dos décadas era raro”.
El futuro cardiovascular de Colombia presenta tanto desafíos como oportunidades. La brecha socioeconómica en el acceso a la atención médica y los estilos de vida saludables siguen siendo una preocupación. Sin embargo, con un compromiso renovado con la prevención, respaldado por la integración estratégica de la tecnología, el país puede aspirar a un futuro donde las enfermedades cardiovasculares tengan un impacto significativamente menor en la salud y el bienestar de su población.

