Una fotografía en blanco y negro tomada en 1941 ha reavivado la polémica sobre la posibilidad de los viajes en el tiempo, detalló el Daily Star.
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La imagen, capturada en South Side, Chicago, muestra a un grupo de niños y adolescentes esperando para entrar a un cine. Sin embargo, lo que ha llamado la atención de los internautas es un niño en el extremo derecho de la fotografía, que parece sostener lo que muchos afirman es un iPad, un dispositivo tecnológico inexistente en esa época.
¿Un iPad o un cuaderno?
La imagen, tomada por el fotógrafo Edwin Rosskam, se compartió en un foro de Reddit dedicado a teorías sobre viajeros en el tiempo.
El usuario que la publicó señaló: “Un espectador de cine con un iPad, a la derecha de la imagen”. Este comentario desató una ola de especulaciones y teorías en redes sociales.
Mientras algunos creen firmemente que el objeto en las manos del niño es un dispositivo moderno, otros han ofrecido explicaciones más terrenales, sugiriendo que podría tratarse simplemente de un cuaderno o una libreta, implementos muy comunes en la época.
Una de las respuestas más populares ofreció una explicación histórica: “En esa época, los acomodadores de cine escaneaban al público para asegurarse de que nadie tuviera cuadernos, con el fin de evitar que copiaran las películas ilegalmente.”
¿Viajes en el tiempo o simple confusión?
Si bien la idea de un niño sosteniendo un iPad en 1941 resulta fascinante, algunos internautas han optado por burlarse de la situación.
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Un comentario en tono humorístico señaló: “Si pudiera viajar en el tiempo y llevar un iPad, ¿por qué elegiría ir a South Side en 1941 para ver una película?”
A pesar de las teorías, la mayoría de los usuarios concluyen que es simplemente un caso de confusión visual. No obstante, la imagen ha logrado lo que pocas veces sucede: fusionar el pasado con el presente en una discusión sobre la posibilidad de los viajes en el tiempo, mientras nos recuerda lo elegante que solían vestirse las personas incluso para actividades cotidianas como ir al cine.
Esta polémica no solo resalta el poder de la imaginación en la era digital, sino también cómo las redes sociales pueden convertir un detalle mínimo en un fenómeno global.