El desperdicio textil ha llegado a límites tan vergonzosos como los de tener a lugares de África y Latinoamérica, como el desierto de Atacama, donde hay piezas de ropa que se acumulan escandalosamente. Es por eso que Mango, marca de moda rápida española, quiere replantear este consumo con el ‘Mindful Shopping’, una corriente que ya se imponía desde hace más de 10 años en la industria, pero que tiene carices más relevantes en la situación actual de la industria.
PUBLICIDAD
Si bien movimientos como Fashion Revolution impulsaron a las grandes compañías a tener planteamientos y propuestas desde los materiales y el upcycling, en el caso de Mango, se trata de reevaluar la experiencia del consumidor.
Y más aún cuando en pospandemia quedaron atrás los ideales de frugalidad.
Es por eso, que a través de sus colecciones sostenibles, su trazabilidad e iniciativas de reciclaje, así como la educación al consumidor, suman a sus acciones experiencias de compra en retail físico que promuevan este tipo de compras sostenibles: recogida en tienda, y por supuesto, empaques reusables.
Mindful Shopping: más allá de una palabra con amplia resonancia y nula trascendencia
Ahora bien: si bien existen muchas iniciativas grandes y pequeñas a nivel de industria, en el caso de Mango, hay un compromiso por informar de manera transparente la trazabilidad de las prendas. Una cuestión que luego de lo sucedido en Rana Plaza y documentales como ‘The True Cost’ es aún más imperante, más reiterativa.
Y es algo de lo que la empresa da cuenta a sus consumidores.
Por otro lado, sensibilizar va más allá de usar la última pieza viral. Vale ya, no es malo comprar esa pieza. ¿Pero cuándo es necesidad, cuándo es capricho, cuándo es pasajero, aunque irónicamente la moda sea pasajera? Esta es la inquietud que Mango da a sus clientes.
PUBLICIDAD
Esto, a través de información que educa al cliente para hacer elecciones informadas. Esto, con eventos en tiendas, contenido en línea y asociaciones con expertos en sostenibilidad. Porque la conciencia y la ética no solamente son lindas en colecciones de autor, ni en revistas: es necesario aplicarlas en el día a día. Y por supuesto, más vale una pieza de calidad, como una chaqueta que vas a usar siempre, de Mango, o un vestido, que un haul de 600 dólares y 80 prendas hechas en condiciones precarias.
Ahora bien, nada de esto tendría sentido si no se hiciera un replanteamiento del uso de fibras textiles. En el caso de Mango, con su colección Commited, donde se usan fibras de bajo impacto ambiental como el algodón orgánico, el lino, el cáñamo, el tencel o el poliéster reciclado. Ya hay un 79% de ellas que tienen estas fibras.
Asimismo, los colorantes y plastificantes se ven disminuidos en su uso con técnicas como el EcoWash, que usa un software específico para medir impactos ambientales en la producción de dénim. O por ejemplo, la impresión digital o el teñido natural. Incluso el upcycling.
Esto viene de la mano con la promoción del comercio justo y el pago de salarios dignos y condiciones de vida favorables para los trabajadores. De hecho, Mango es miembro del Pacto Mundial de las Naciones Unidas y del Foro Europeo para la Sostenibilidad en la Moda (EFM).
Estas y otras iniciativas dentro de estos pilares de acción hacen que Mango sea una de las primeras grandes compañías de moda en replantear el consumo, la sostenibilidad y la producción indiscriminada en un sentido que evoque la conciencia y el repensar el futuro.