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Coco Mademoiselle: Chanel trasiega el siglo XXI reinventando su esencia

Uno de los perfumes más emblemáticos muestra cómo se pueden contar historias de moda fundacionales a través de nuevos valores.

Whitney Peak es la nueva cara de Coco Madmoiselle de Chanel

Chanel es símbolo de moda universal. Y a través de sus embajadores, cuya antecesora primordial fue la misma Coco Chanel, ha mostrado cómo ser cool, rebelde, elegante y elegante sin esfuerzo son todos significados atemporales a la hora de crear una narrativa de moda.

Una que ha trascendido con su minimalismo revolucionario si se habla de cuerpos vestidos, incluso la cultura pop, como lo vimos con el Chanel Multiusos de Marge, o con los estratosféricos montajes de Karl Lagerfeld que le dieron a la marca el empuje a la era viral donde reina lo espectacularidad de lo efímero. Asimismo, con su logo, que representa desde la elegancia más clásica hasta ese dejo expresivo y efortless de sus nuevas embajadoras.

Es por eso que desde la perfumería se ve esta construcción de relato: con Coco Mademoiselle, uno de sus perfumes más “jóvenes”, y con una embajadora como Whitney Peak (actriz del reboot de ‘Gossip Girl’) se va más allá de esa aspiracionalidad distante, para establecer una historia desde la autenticidad, frescura y cercanía con unas generaciones más abiertas y coherentes con su historia.

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Ahora, por años, una de sus fragancias insignias ha sido la Nro 5, fragancia estrella que llegó a su pináculo más alto cuando Marilyn Monroe contó que era su aroma favorito antes de ir a la cama, pero Coco Mademoiselle revolucionó a su manera un mundo donde se cuentan historias a través de los aromas. Si el perfume pilar de la casa mostraba formas art-decó inspiradas en la Plaza Vendôme, acá se trataba de reinventar la categoría de fragancias ‘orientales’, para quitarles ese elemento exotizante a través de aromas propios y técnicas artesanales que hacen parte de la industria del lujo francesa, patrimonio artesanal de siglos. Y así, convertirlo en un producto más accesible y menos acartonado. Adiós 1923, hola 2023.

“La parte olfativa fue lo más movió a este bouquet floral abstracto donde encontramos rosa, jazmín de Grasse (lugar desde donde se desarrolla el oficio de la perfumería como oficio y patrimonio) , entre otro ingrediente, pero la gran revolución fue el uso de los aldehídos; un ingrediente sintético que en la época realmente no se usaba mucho, y el perfumista creó una sobredosis de estos aldehídos, logró una revolución dentro de la perfumería moderna”, afirmó la casa de lujo a PUBLIMETRO.

Repensar sobre el qué es un perfume

Esto también incluye repensar el cómo una fragancia que tiene una producción única (hay que recordar que Chanel cultiva sus propios ingredientes, entre ellos los más caros del mercado como jazmín y rosas de mayo, entre otros ) en cuanto a materias primas y talento.

Aprovechando esto, Coco Mademoiselle innovó en la densidad de la elaboración del producto para ofrecer desde la bruma para el cabello, o la de linos, hasta una combinación mucho más densa. Porque sí, un perfume no tiene que emborrachar, sino puede ser una pequeña dosis de identidad en el sentido de dejar una huella profunda o una ligera impresión. Es por eso que el ‘Eau de Toilette’ o el ‘Love Privé’ son algunas de sus variantes, donde lo floral y la interpretación del pachulí se ajustan al gusto del consumidor.

Ahora: la primera campaña del perfume se hizo con Kate Moss, que para 2001 era la nueva cara de la moda en un sentido mucho más disruptivo. Luego, con Keira Knightley, el porte inglés se seguía manteniendo, aunque menos ‘edgy’. Esta vez, con Peak, se combinan ambos mundos con lo que la misma Chanel representó décadas atrás: creatividad, expresión, visión y por supuesto, independencia.

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