Una mujer cuya hermana padece de cáncer y necesitaba retirar sus ahorros para el tratamiento se vio obligada a usar la fuerza ya que el banco mantiene duras restricciones para el retiro de dinero.
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Esto sucedió en El Líbano, un país cuya economía atraviesa una profunda crisis y pone límites a los clientes que necesitan retirar sus ahorros.
La cliente del banco preparó una acción violenta y la transmitió por Facebook. Se fue acompañada por otros activistas como ella y llevó la situación al límite, ya que apareció con una pistola, aunque luego se supo que era de juguete.
Se iba a prender fuego
Sali Hafez, entró en una de las sucursales de Sodeco en Beirut, y tomó a varios rehenes. Decidida y con una pistola intimidante en la mano, subió a los escritorios gritando que le dieran sus ahorros.
Luego amenazó con prenderse fuego si el banco se negaba a devolverle el dinero que necesitaba para pagar el tratamiento a su hermana, informó la agencia estatal libanesa de noticias, NNA citada en Aristegui.
“Mi hermana tiene cáncer y se muere en el hospital”. “Estoy aquí para reclamar mis derechos”, dice en el video. Las acciones causaron gran revuelo en el banco, donde los clientes aterrados gritaban y los empleados se apresuraron a contar el dinero en efectivo que exigía la mujer.
La activista relató ante la prensa libanesa que recuperó entre 13 mil y 20 mil dólares que su familia había ingresado en el banco, una importante cifra que la obligó a tomar medidas extremas, ya que por los canales regulares no le permitirían recuperar su patrimonio.
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Las acciones estuvieron acompañadas por miembros de una asociación de ahorristas que exigen la liberación de su dinero. Ellos dejaron grafitis en los cristales de la sucursal y causaron algunos destrozos cuyas imágenes fueron difundidas por las redes sociales.
Crisis en El Líbano
Tres cuartas partes de la población de ese país han caído por debajo del límite de la pobreza. Los bancos libaneses han impuesto desde 2019 duras restricciones a la retirada de divisas en medio de una crisis económica de la que todavía no se sale.
La precariedad se agudizó con las explosiones de agosto de 2020 en el puerto de la capital, Beirut, la pandemia de coronavirus y la situación a nivel político, un coctel amargo que la población sigue bebiendo, ya que el PIB per cápita se ha desplomado cerca del 40 por ciento desde el año 2018.
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