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El trastorno del espectro autista se relaciona directamente con problemas gastrointestinales

Una investigación determinó otras de las consecuencias del trastorno psicológico

Problemas gastrointestinales están relacionados con trastorno del espectro autista (TEA Foto: Pixabay

Comúnmente en los casos en niños con trastorno del espectro autista (TEA) la asociación principal son las alteraciones en el comportamiento psicológico, como son, por ejemplo, la agresión y la ira, sin embargo, un estudio ahora lo asocia a una disfunción gastrointestinal.

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Estreñimiento, diarrea, gases, reflujo, vómitos y muchas otras expresiones debido a problemas gastrointestinales son muchas veces más común en niños que padecen este trastorno psicológico.

Las niñas usan el "camuflaje social" para no mostrar su comportamiento atípico. Foto: bing.com/images.

Cerebro-Intestino

Por más que se determinara recientemente el hallazgo, no es nuevo en el ámbito psicológico y medicinal la conexión y concepto de que la función cerebral depende de actividades que ocurren en el tracto gastrointestinal. Cuando se menciona “tracto gastrointestinal”, se refiere a la interfase biológica con la cual el ser humano se conecta con el mundo circundante.

Funciones del tracto gastrointestinal

Lo principal es que es capaz de absorber moléculas externas e incorporarlas al cuerpo mediante un proceso que comienza inmediatamente luego del consumo de alguna sustancia, activando el complejo mecanismo de absorción mediante el cual los alimentos y demás son degradados a la condición de moléculas simples a través de la masticación, la actividad de las enzimas salivales, las gástricas, el ácido estomacal, otras sustancias presentes en el duodeno, el aporte del páncreas y de la bilis.

Características en autismo

En algunos casos de TEA, existen mutaciones genéticas que inhiben una sustancia denominada serotonina, neurotransmisor que permite la comunicación entre neuronas, además de otras funciones como el estado de ánimo, las emociones, el apetito y la digestión. Sólo el 5% de dicha sustancia se encuentra en el cerebro, mientras que la mayor parte está radicada en el sistema gastrointestinal, por lo cual cualquier cambio al respecto incide en ambas locaciones.

La investigación concluye que los síntomas más frecuentes suelen ser: constipación, diarrea, dolor o distensión abdominal, náuseas y vómitos, afectando entre un 60% y 90% de los niños.

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