La crianza positiva se refiere a la forma en la que cuidamos a nuestros hijos todos los días, una forma firme pero amorosa de tratarles y enseñarles todo aquello que necesitan para ser niños libres y felices.
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En este tipo de estilo de vida dejamos atrás las manipulaciones, amenazas, tratos violentos y castigos características de muchos padres de otrora.
Pero ¡Cuidado! La crianza positiva tampoco es mágica
De acuerdo a la cuenta de Instagram, especializada en crianza, @red_mamas, “si estás esperando que la crianza positiva sea el compendio de fórmulas magistrales para lograr que tus hijos:
- Obedezcan a la primera.
- No lloren por “bobadas”.
- No hagan pataletas (y menos en público).
- Cooperen siempre.
- Se pongan en tu lugar.
- No cuestionen tus decisiones y entiendan con una sonrisa las razones por las que ponen límites.
¡Estás equivocado! “Básicamente porque la crianza positiva comprende que los niños son seres humanos, no pequeños robots programables a la conveniencia y comodidad del adulto”, enfatizan en la citada red social.
Ahora bien, la crianza positiva sí te ayudará como padre a:
- Mirar a tu interior, reconocer tus emociones, redescubrirte.
- Abrazar al niño que fuiste, darle lo que le faltó. Sanar tu corazón para no “contagiar” los malos tratos a las generaciones que te siguen.
- Entender el por qué y para qué del comportamiento de tus hijos y, en consecuencia, orientarlos bien.
- Educar a tu hijo para que tengan una buena vida sin ti. Formarlos para que tengan criterio, poder de decisión, seguridad y responsabilidad.
- Ser firme y amable porque el amor no lastima y tampoco deja a la deriva.
- Ver los errores como oportunidades para aprender (los tuyos también).
- Disfrutar de la crianza de tus hijos.