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Crup: descubre de qué trata la afección

Los menores entre cuatro y diez años son quienes sufren más esta afección

La afección es conocida también como laringotraqueobronquitis y suele provocarse por los virus respiratorios de la influenza. El Crup es una enfermedad típica en niños pequeños que se destaca por una tos seca, habitualmente definida como “perruna”, ronquera y dificultad o ruidos al respirar. Los síntomas suelen presentarse por la tarde/noche y más habitualmente en épocas de frío (otoño-invierno) y en muchas oportunidades se anuncia la afección uno o dos días antes del primer ataque por leves indicios.

Christian Vogelberg, neumonólogo infantil del Hospital Universitario de Dresde (Alemania), comentó en el portal DPA que “La causa del crup o laringotraqueobronquitis es en general una infección con un virus de la parainfluenza. En otoño e invierno, estos virus están prácticamente por todos lados y cualquier niño se puede contagiar y las potenciales fuentes de infección son, por ejemplo, los hermanos o los infantes/niños de la guardería”.

Fácil diagnóstico

En épocas de pandemia la afección generó mucha preocupación entre los padres, sin embargo, especialistas alemanes aseguran que su aparición es más común de lo que muchos se imaginan y los riesgos de gravedad son mínimos.

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Se estima que el 15% de todos los niños pequeños de entre diez meses y cuatro años padece crup alguna vez. “A esta edad, las vías respiratorias todavía son estrechas. Por eso, en el caso de infección, rápidamente se producen los síntomas mencionados”, argumentó el neumólogo.

Tratamientos sin medicación

Jakob Maske, pediatra alemán, explicó también en DPA varias alternativas que pueden funcionar para combatir la afección sin la necesidad de acudir a un centro de salud o con medicación. “Como primera medida terapéutica, porque uno no tiene los medicamentos correspondientes a mano, es necesario ayudar a levantar al niño en posición erguida. Se refuerza el efecto de la inflamación del tejido mucoso y el estrechamiento de las vías respiratorias”.

Otro de los datos acotados fue: “Al levantar al niño, cambia la irrigación en la zona de la laringe. Es similar a lo que pasa en un resfrío común: si uno se acuesta, se cierra la nariz. Si uno se sienta, después de un rato se vuelve a abrir y uno puede respirar. También es importante tranquilizar al niño y respirar junto con él”.

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