La Novena de Aguinaldos es hoy una de las tradiciones más queridas de la Navidad en Colombia y en buena parte de América Latina. Su práctica, que reúne a familias, vecinos y comunidades durante los nueve días previos al 24 de diciembre, tiene un origen profundamente religioso y una historia que se remonta al siglo XVIII, ligada a la vida y obra de Fray Fernando de Jesús Larrea.
Nacido en Quito en 1700 y fallecido en Cali en 1773, Fray Fernando fue un místico, lingüista y franciscano que dedicó su vida a la enseñanza y a las misiones populares. Tras ser ordenado sacerdote en 1725, emprendió un trabajo pastoral que lo llevó a recorrer distintas regiones del territorio que hoy corresponde a Colombia. En 1742 inició misiones populares y, años más tarde, en 1757, fundó el Colegio de Misiones de San Joaquín de Cali. Además de su labor religiosa, se destacó como estudioso de las lenguas indígenas, siendo autor del vocabulario de la lengua general de los indios del Putumayo y Caquetá.
La historia de la Novena de Aguinaldos se consolida a partir de su relación con doña María Clemencia Gertrudis de Jesús Cayzedo Vélez Ladrón de Guevara de Aróstegui y Escota, una mujer profundamente interesada en la educación de la juventud femenina en Bogotá. Con ese propósito, solicitó la asesoría de la Compañía de María, fundada por Santa Juana de Lestonnac en 1607. Este proceso culminó con la fundación del Monasterio-Colegio de La Enseñanza en 1783, una institución clave para la educación de mujeres en la época.
Fruto de la amistad entre Fray Fernando y doña María Clemencia, el franciscano le obsequió el texto de la Novena para el aguinaldo, gesto que marcó el nacimiento de esta tradición. Aunque no se conoce la fecha exacta de ese obsequio, se sabe que la primera edición impresa apareció en Lima en 1788 y que la versión conocida en Bogotá data de la edición de la Imprenta Patriótica de 1807, considerada la referencia más antigua en el país.
A finales del siglo XIX, la Novena adquirió la forma que hoy se conoce gracias a la Madre María Ignacia, nombre religioso de Bertilda Samper Acosta, figura destacada de la literatura femenina colombiana y miembro de una familia de próceres. En 1886 ingresó al Monasterio-Colegio de La Enseñanza, donde recibió el texto original y realizó importantes ajustes y retoques. La versión definitiva fue aprobada por el Arzobispo de Bogotá en 1910 bajo el título “Novena del Niño Dios”.
Desde entonces, la Novena de Aguinaldos se convirtió en un ritual que trasciende lo religioso para convertirse en un símbolo de encuentro, memoria y celebración colectiva durante la Navidad.
