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The Prodigiez: cuando el afrobeat colombiano se produce con los genes del Caribe y el Pacífico

Con una de las colaboraciones más ambiciosas del género, The Prodigiez confirman que el afrobeat hecho en Colombia no es una tendencia pasajera y así lo representan con el lanzamiento de ‘FLAKA’.

The Prodigiez
The Prodigiez Cortesía

En medio de la expansión global del afrobeat, Colombia vive un momento decisivo. El género, nacido en África y transformado por múltiples diásporas, encontró en el país un terreno fértil donde el Caribe y el Pacífico dialogan con el urbano contemporáneo. En ese proceso, la figura del productor se ha convertido en una pieza central: no solo como creador de beats, sino como mediador cultural, lector del territorio y constructor de identidad sonora. En ese lugar se ubican The Prodigiez, el dúo conformado por J Cortés y Young Crunky, responsables de algunos de los movimientos más significativos del sonido urbano colombiano en la última década.

Su nombre aparece detrás de colaboraciones clave con Maluma, Blessd, Feid, Nicky Jam, Ryan Castro y Reykon, y su trayectoria incluye discos de oro, platino y una nominación al Latin Grammy. Sin embargo, más allá de las cifras, The Prodigiez han sido protagonistas silenciosos de una transformación más profunda, la consolidación de Medellín como laboratorio musical y el surgimiento de un afrobeat con identidad colombiana.

Uno de los hitos más recordados de su carrera fue “Imposible (Remix)”, colaboración entre Maluma y Blessd que se convirtió en una pieza fundamental para el ascenso meteórico del artista paisa. Aquella producción evidenció una de las mayores virtudes del dúo: la capacidad de leer el momento exacto de la industria, conectar talentos emergentes con figuras consolidadas y traducir esa unión en un sonido sólido, emocional y comercialmente efectivo. Ese mismo olfato creativo ha acompañado su incursión en el afrobeat. Hablamos con los productores que nos contaron la actualidad del género y el trabajo detrás de FLAKA.

“Nosotros somos productores que nos caracterizamos por ser versátiles, nos gusta movernos por todos los géneros”, explican. “Vimos una oportunidad de experimentar con el afro junto a artistas de la costa como Hamilton, Zaider y Maisak, y decidimos probar. Nos ha ido súper bien y ahí están los resultados”.


Ese proceso no responde a una moda. Para J Cortés y Young Crunky, el afrobeat es una extensión natural de la historia musical colombiana. “El afro es un sonido que venimos escuchando desde hace mucho tiempo, no es algo nuevo para nosotros. Simplemente fue el momento de explorarlo desde nuestra identidad”, señalan. Una identidad que bebe de la champeta, los tambores, la tradición oral, las melodías vocales y la herencia africana que atraviesa tanto al Caribe como al Pacífico.

“La costa colombiana siempre ha sido muy rica a nivel musical, culturalmente muy nutrida. Hay raíces africanas muy marcadas, porque la champeta y muchos de estos sonidos vienen directamente de África”, afirmó J Cortés.

Ese enfoque se materializa en “FLAKA”, una de las colaboraciones más ambiciosas del afrobeat colombiano reciente. El tema reúne a Maluma, Kapo, Hamilton, Zaider y Maisak, artistas provenientes de distintas escenas y territorios, unidos por un mismo lenguaje rítmico. Bajo la dirección sonora de The Prodigiez, la canción trasciende el impacto del junte para convertirse en una declaración cultural.

“FLAKA” no solo propone un beat bailable. Construye una narrativa cercana, cotidiana y afectiva, donde la figura de “la flaka” se convierte en símbolo de deseo, complicidad y celebración. Las referencias explícitas a Cartagena y Santa Marta conectan el sonido con el paisaje caribeño y refuerzan la idea de que el afrobeat colombiano no imita, sino que reinterpreta desde su propio territorio.

Para los productores, el peso del Caribe y el Pacífico es determinante. “El afro se está volviendo muy importante en Colombia porque tenemos una mezcla cultural enorme: Caribe, Pacífico y también Bogotá”, afirman. Esa mezcla es la que permite que el género crezca con naturalidad, sin perder autenticidad, y que conecte con audiencias locales e internacionales.

El proceso creativo de “FLAKA” fue largo y exigente. La canción estuvo más de un año y medio en construcción, atravesando ajustes de producción, decisiones artísticas y complejas coordinaciones entre equipos. “La música fluye, pero el verdadero reto llega cuando hay que unir visiones, tiempos y egos”, reconocen. En ese punto, el productor se convierte en gestor, mediador y líder creativo, una figura que articula talentos y protege la coherencia del proyecto.

Ese rol es clave para entender el presente del afrobeat colombiano. A diferencia de otros momentos del urbano, aquí la colaboración no es una estrategia secundaria, sino la base del movimiento. Cada artista aporta su comunidad, su historia y su forma de habitar el ritmo, construyendo un ecosistema donde el riesgo creativo es parte del crecimiento.

La participación de Maluma en “FLAKA” confirma la madurez del género. Reconocido por su capacidad de reinventarse, el artista paisa encuentra en el afrobeat un espacio donde dialogar con nuevas generaciones sin perder su esencia. Su presencia valida el sonido y lo proyecta a escenarios globales, reafirmando que el afrobeat colombiano ya no es promesa, sino realidad.

Desde Medellín, ciudad que se ha consolidado como epicentro creativo del país, The Prodigiez continúan expandiendo los límites del sonido. “Medellín es un lugar donde los artistas vienen a crear, a conectarse con la calma y la naturaleza, incluso cuando hacen música intensa”, han señalado en otras ocasiones. Esa energía se filtra en sus producciones y explica por qué la ciudad se ha convertido en un punto de encuentro para artistas de todo el mundo.

Con “FLAKA”, J Cortés y Young Crunky ratifican el lugar del productor como arquitecto cultural, una figura que no solo diseña beats, sino que traduce territorios en sonido. El tema funciona como canción para dedicar, himno de fiesta y tendencia viral, pero también como una afirmación de identidad, la de un afrobeat colombiano que nace del Caribe y el Pacífico, se procesa en Medellín y se proyecta al mundo.

En un momento en el que Colombia se reafirma como potencia musical, propuestas como esta demuestran que el futuro del urbano no está en copiar fórmulas, sino en mirar hacia adentro, reconocer las raíces y amplificarlas. Y en ese camino, The Prodigiez siguen marcando el pulso de una historia sonora que apenas comienza a escribirse.

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