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Junior de Barranquilla fue fundado por una mujer que cambió la historia del fútbol costeño, ¿la conoce?

Tras unos cuadrangulares intensos que devolvieron al Junior de Barranquilla a la pelea por el título

Junior tendrá que mudarse de ciudad para disputar torneo internacional el próximo año
Junior de Barranquilla Foto tomada de la cuenta de X: @JuniorClubSA (30/11/2025)

El Junior de Barranquilla vuelve a situarse en el centro de las miradas tras superar unos cuadrangulares intensos que mostraron su jerarquía, su temple y el efecto simbólico que tiene el liderazgo de Fuad Char en la estructura del club, pues ahora el equipo se prepara para disputar una nueva final en la que deberá enfrentar a un Deportes Tolima sólido, competitivo y acostumbrado a poner en aprietos a cualquier rival que aspire a ser campeón en el fútbol colombiano.

Este semestre, la ilusión rojiblanca se alimenta de una memoria que nunca se borra, la del 14 de diciembre de 1997, cuando Junior conquistó su primera estrella tras vencer 3-1 a Santa Fe en El Campín, una tarde que quedó tatuada en la historia del club y que hoy, más de dos décadas después, vuelve a resonar entre los hinchas que sienten que el equipo está ante la posibilidad de revivir aquella hazaña.

La historia de este Junior que hoy disputa finales, que mueve multitudes y que simboliza buena parte del carácter de la costa Caribe no se puede contar sin recordar a Micaela Lavalle de Mejía, la mujer que, en plena década de los 20, entendió que en Barranquilla se podía gestar un proyecto futbolístico sólido incluso cuando la ciudad todavía no contaba con suficientes equipos organizados.

Micaela reunió a un grupo de jóvenes, entre ellos sus hijos Marcos, Gabriel y Juan, para formar un conjunto llamado Juventud Infantil, cuyos primeros partidos improvisados se jugaron en la Calle de las Vacas con Carrera Buen Retiro en el tradicional barrio Rebolo, un escenario que hoy forma parte del relato fundacional del club.


La fecha oficial de nacimiento de Junior fue el 7 de agosto de 1924 y apenas dos meses más tarde, el 12 de octubre, disputaron su primer partido ante Argentina F.B.C. en la Plaza 7 de Abril, un encuentro que ganaron y que marcó el inicio de un crecimiento acelerado. En 1926 ingresaron a la Liga de Fútbol del Atlántico en tercera categoría, avanzaron a segunda división, y para 1929 ya estaban compitiendo en la primera categoría bajo el nombre Juventud Junior. En 1936 adoptaron, finalmente, el nombre Junior y en esa etapa brillaron figuras como Roberto “El Flaco” Meléndez y Romelio Martínez, dos nombres esenciales para entender la identidad deportiva de Barranquilla.

El salto definitivo llegó en 1948 cuando Junior ingresó a la División Mayor del Fútbol Colombiano, un hecho que consolidó su presencia en el profesionalismo. Meléndez pasó de ser la gran figura del equipo a asumir el rol de director técnico, mientras que la administración quedó en manos de Ernesto Álvarez. Su debut fue tan destacado que alcanzaron el subcampeonato, sorprendiendo al país y proyectándose como un equipo llamado a disputar posiciones de protagonismo.

Para ese entonces, la familia Char ya empezaba a influir en la vida económica y social de Barranquilla. Richard Char compró el almacén Olímpico en los años 50 y un año después el negocio ya mostraba señales de convertirse en un referente comercial, mientras que Fuad, que inicialmente se preparaba para estudiar medicina, terminó asumiendo la administración del almacén tras un accidente que cambió el rumbo de su vida y que lo llevó a modernizar por completo la empresa.

Desde allí nació la Droguería Olímpica No. 2, la base de lo que luego sería la Organización Olímpica, a la cual se sumaron proyectos como Radio Regalos Indunal, Arrocera Olímpica y una serie de iniciativas que terminaron moldeando buena parte del tejido empresarial de la región Caribe.

Cinco décadas después de su entrada al profesionalismo, Junior logró su primera estrella en 1993 y consolidó una época dorada con figuras emblemáticas como Carlos “El Pibe” Valderrama, Víctor Danilo Pacheco y Julio Comesaña, quien además de ser referente en el campo consolidó una trayectoria como técnico al obtener títulos en 1993, 2018 y 2019.

Hoy, casi cien años después de que Micaela Lavalle juntó a un grupo de muchachos para formar un equipo de barrio, el Junior vuelve a una final y carga consigo la ilusión de toda una ciudad que siente que la historia puede repetirse y que un nuevo capítulo puede escribirse con la misma fuerza con la que aquel equipo de 1997 marcó un antes y un después en la vida del club.

       

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