Milo J, nacido en 2006 en Argentina, es uno de los artistas más prometedores y singulares de la nueva generación de la música urbana latinoamericana. Con apenas 18 años, ha logrado construir un universo sonoro propio donde conviven el rap, el folclore, el tango y la poesía cruda de los barrios del sur del conurbano bonaerense. Su estilo se caracteriza por letras introspectivas, sensibles y comprometidas, que hablan de identidad, herencia, dolor y sueños.
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Hace unos días lanzó su nuevo álbum LA VIDA ERA MÁS CORTA, donde no solo muestra madurez artística, sino también un profundo vínculo con la historia y la cultura argentina, reinterpretando géneros tradicionales con una mirada contemporánea, honesta y emocional. Su música no busca solo entretener: es una declaración, un manifiesto y, sobre todo, un testimonio generacional.
El viaje explora 15 temas que recorren sonidos folklóricos y tangueros, bandoneones y cánticos originarios sin caer en lo tradicional. “Es un disco y un propósito. Son canciones y a la vez una declaración íntima y urgente. Un manifiesto,” afirma Milo J.
Él vive la memoria personal y la memoria colectiva mientras construye historias que hace propias y voces que atraviesan el tiempo. El disco es una reunión de noches, de leyendas, de guitarras, de pensamientos, de amigos, de miradas, de cicatrices, de carcajadas, de fastidio, de lo que ama, de lo que duele y de varias generaciones herederas de historias que nunca dejaron de hablar y de cantar.
En él hay recuerdos no vividos, raíces heridas por los tiempos de oscuridad y oscurantismo en América Latina, “esos, problemas setenteros y sin nombre”. Y en su obra los tatuajes bajo la piel, las marcas en los años que no fueron los suyos, pero que lo son de todas formas, se vuelven canción.
La vida era más corta, ha sido recibido con gran entusiasmo tanto por la crítica como por el público, quienes lo consideran una obra consagratoria que confirma su lugar como una de las voces más auténticas y prometedoras de la música argentina. La fusión de sonidos urbanos con elementos del folclore, el tango y la música originaria ha sido ampliamente elogiada por su profundidad y originalidad, así como la honestidad emocional de sus letras, que abordan temas como la memoria, la identidad y la herencia generacional.
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Colaboraciones con figuras como Mercedes Sosa, Silvio Rodríguez, Soledad y Trueno han potenciado aún más el impacto del disco, aportando una dimensión intergeneracional y cultural muy potente. Aunque algunos críticos han señalado que ciertas fusiones podrían percibirse como demasiado ambiciosas o simbólicas, la recepción general ha sido notablemente positiva.