El 25 de julio, Carlos Vives publicará uno de sus trabajos más importantes para la memoria musical de su natal Santa Marta.
En el corazón del Caribe colombianonace un canto que une el pasado, el presente y el futuro: “500”, un homenaje a la celebración de los 500 años de Santa Marta, la ciudad del origen. Liderada por Carlos Vives, quien convocó a una poderosa generación de artistas samarios Lalo Ebratt, Bomba Estéreo, Yera, Estereobeat, Laura Maré, Olga LucíaVives, L’Omy, Gloria Torres, Paola Lacera, Rashid Zawady y los niñosarhuacos.
Este disco exalta las raíces indígenas, africanas y españolas, su presente cultural y la proyección futura de la ciudad más antigua de Colombia.
¿Por qué cree que era necesario, más allá de un aniversario número 500, contar la historia de Santa Marta desde la música?
Tú y todos los colombianos saben que yo siempre he tenido mi mente, muchas cosas de Santa Marta, pero cuando se acercaba el año, este año que corre, como fundación, empecé a preocuparme primero y luego a ocuparme de hacer una propuesta de imagen para la ciudad. Fue la propuesta que la alcaldía acogió para conciliaros también con las comunidades. Por supuesto, había que hacer esa banda sonora y la parte visual, es decir, la oportunidad como de contar la historia a través de recorrer la sonoridad samaria. Era algo que ya teníamos en nuestra mente y queríamos compartir. Es decir, cuando tú analizabas las imágenes de las ciudades que cumplieron 500 años antes de Santa Marta, había unos buenos eslogans, había una marca, pero no nos veíamos representados, entonces ver a Bastidas, ver al cacique de Bonda que fue su amigo, ver al cacique de Gaira, ver a los afros de la ramada, y a partir de eso empezamos a trabajar esa imagen, porque al final cuando uno habla de música colombiana es la unión de muchas culturas, porque como bien sabes nuestra música es la expresión de la mezcla, de lo que nos pasó, de nuestra historia, de lo difícil y de lo hermoso.
Entonces, era una gran oportunidad de conocer un poquito la historia de Santa Marta que los samarios no conocíamos. La historia emocionante de Bastidas, pero al mismo tiempo con un final triste, contar esa historia y hacer ese viaje de nuestra diversidad, de todo lo que somos hoy como ciudad.
En este disco hay voces de la industria de la música de una amplia trayectoria como Li Saumet de Bomba Estéreo, pero también de talentos emergentes como Laura Maré, ¿cómo cree que esto enriquece el disco?
Es verdad (risas). Ya había pensado que era la oportunidad de juntarnos muchos artistas de la localidad, pero por ejemplo Laura Maré nació en Bogotá, pero se cuela por el lado de Nenané, porque ellos han sido educados con un aprecio a su localidad y a Santa Marta y a Ciénaga, que era importante tenerla allí. A Olga Lucía, mi sobrina, que viene haciendo un trabajo muy bonito y que tuve la oportunidad de verla trabajar en los estudios hace poco, era importante tenerla, porque también es lo que tú dices, representan una nueva generación de jóvenes que están haciendo música muy buena y con mensajes muy muy bonitos para los pelados. Yo creo que hay un despertar y sigue habiendo un despertar en la nueva generación colombiana que me encanta, no me deja de sorprender.
También está una de las voces de la provincia que es, Rashid Zawady, Samario, porque yo empecé cantando en la orquesta de su familia, pues su familia era médica y todo, pero tenían grupos musicales. Todos eran profesionales de otras cosas, pero todos también eran músicos, y cuando yo era niño empecé a cantar con los Zawady. Bueno, todo lo que ha sido también el boom de músicos urbanos que ha dado Santa Marta, que todos han sido parte de un impacto importante, como Lalo Ebrartt, y bueno, Li Saumet, una de las pioneras, definitivamente, que sigue viajando por el mundo con la música, era importante tenerlos allí, era importante porque ellos son muy samarios, más samarios que el morro, y bueno, lo dejaron plasmado en este documento con lo que hicieron.
Una de las cosas a destacar es que también se incluye el kogui (idoma de los indígenas de la Sierra Nevada de Santa Marta) en la canción, ¿de cierto modo siente alguna responsabilidad histórica con su rol como artista colombiano, más allá del éxito, del mainstream y de las ventas?
Claro, yo empecé como buscándome yo, de qué soy yo y asumir mi localidad y hace 30 años hicimos esa tierra del olvido y era eso. Y sí, hay cierta responsabilidad de uno con su lugar como artista sentí que claro, que yo tenía una responsabilidad con mi lugar, con el lugar que mis papás me enseñaron a querer, que mi papá me llevó a conocer y que como médico trabajó para los lados de la Guajira, de la Ciénaga, al final, por el territorio que me dio la música, entonces entenderlo en mi vida fue importante para mí. Después, te empiezas a aprender, a conocer qué nos pasó, cómo podemos y al final, como descubrir cosas hermosas y mostrárselas a la gente y sentirnos orgullosos de lo que somos y de lo que tenemos en nuestra lengua, cantamos en español, pero también cantamos en kogi y en Arhuaco.
Con los años, la gente se empezó a sentir orgullosa de todo eso y empezaron a llevarme a viajar, y empecé yo a viajar con algo que se supone que no debía pasar, según la industria. Al final, los mismos colombianos primero y el resto de hispanoamericanos empezaron a pedirnos y a llevarnos y a sentirse orgullosos de una cultura. Al principio no se veía muy bien, pero la vida me ha ido enseñando a entender por qué canto, para qué canto y cuál es el compromiso que tengo con mi territorio, por eso hoy trabajo como fundación, incluso trabajar en la imagen de 500 desde la fundación, con mi equipo, con Isabel Cristina, con Félix de Montoya, con Claudia, de diseñar lo que la ciudad abrazó, donde nos unimos y tratamos de conciliarnos y entender lo que nos pasó en la historia, pero sentirnos orgullosos al final de lo que somos y esa identidad nos va a ayudar mucho tener claro nuestra identidad, nos va a ayudar mucho a salir adelante.

