Existir bajo la cordura parece un acto de omisión de aquello que duele y lastima. Las apariencias, bondad y malas decisiones parecen ser los ingredientes necesarios para narrar, desde la compleja cotidianidad, los adentros de la mente humana. Esto, sumado a un contexto violento en la Colombia de los años ochenta, parece ser el postre perfecto para caer en el delirio. La autora indicada: Laura Restrepo. Gracias a su pluma, Netflix decidió adaptar su obra cumbre, Delirio, en formato audiovisual.
PUBLIMETRO conversó con Paola Turbay (Eugenia), y Juan Pablo Urrego (Freddy ‘El midas’) para poder entender, desde un poco más cerca, sus personajes de esta obra literaria.
Eugenia es madre, cómplice, y también producto de una clase social que prefiere esconder que sanar. ¿Cómo fue construir a Eugenia con base en eso?
Paola Turbay: A mí entre más perturbado el personaje, entre más desorden mental, entre más complejo sea el personaje, más me llama la atención y más me gusta, primero como actriz y segundo como psicóloga. Creo que eso me genera una curiosidad inmensa, porque al mismo tiempo me gusta como escudriñar, hilar y entender cómo es que llegó a lo que es el personaje hoy en día. Cuando me llega esta mujer, que es la mamá, que es simplemente por el pasado que tiene, se convierte en algo bastante seductor.
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Freddy es una especie de espejo roto de Agustina: ambos sedientos de amor, atrapados en un sistema que los enferma. ¿Qué descubriste sobre la fragilidad del amor desde los márgenes con este personaje.
Juan Pablo Urrego: Sí, sin duda, es un personaje muy complejo, que tiene muchas aristas, y para mí como actor es muy rico, porque no siempre vas a tener la fortuna de interpretar un personaje que venga de una obra literaria tan importante, y que la adaptación sea igualmente maravillosa. Es muy rico cuando tú llegas al set, tienes el guion y no tienes que cambiar una coma, eso a nosotros como actores y actrices no nos pasa siempre. Yo solamente tenía que estar ahí, hacer caso, prestar atención a las indicaciones de los directores, porque todo estaba ahí, ya todo estaba en el libro primero, que fue mi primer acercamiento a la historia y después en los guiones. Todo estaba tan milimétricamente perfecto. Es muy rico poder interpretar algo así.
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¿Eugenia podría ser considerada una villana?
PT: Para mí Eugenia no es una villana, simplemente es una persona rota, como muchas personas que podemos conocer en la vida. Ella simplemente hace lo que hace o es la mamá que es porque tiene ciertas herramientas, si ella pudiera ser una mejor madre o más cariñosa, con seguridad lo haría, pero ella tiene algo que la frena, que la limita, que no le permite, porque con seguridad está llena de emociones, está llena de amor, está llena de cariño, pero poder llevar eso a lo físico o a la expresión verbal le cuesta, porque tiene ciertas barreras, tiene ciertas trabas, ciertas complicaciones que no le permite fluir. Entonces ella no es que sea villana, simplemente está desconectada de su naturaleza como madre, ese instinto materno se le enredó en un momento de la vida.
Freddy es un personaje marcado por el narco y la ambición, ¿Cómo cree que los espectadores pudiera ver más allá del “delincuente” y conectar con su humanidad quebrada?
JP: Yo creo que el Midas no es un personaje malo, en realidad es un pelado bueno, muy inteligente, que su ambición lo fue llevando por el camino equivocado y más que su ambición, yo creo que la época también no le ayudó mucho. Ciertas compañías, la época, era una época muy turbia que estaba viviendo Colombia. Entonces yo creo que también esa ambición por salir de su naturaleza, de aparentar otra persona que no era, pues lo llevó por caminos equivocados, pero él es muy bondadoso y de verdad el amor que él siente por Agustina es real, todo lo que él planeaba con Agustina era real y yo creo que eso se va a ver en la serie, simplemente que los personajes también tienen sus grises, y el Midas no es la excepción, por eso también comete muchos errores llevado por su temperamento comete errores.
PT: Es que yo creo que lo interesante de estos dos personajes es que se les ve la fragilidad y lo vulnerables que pueden ser, y eso los humaniza y los aleja del malo o del villano, simplemente tienen este lado oscuro un poco más visible o con lo que se están relacionando en el momento, pero siempre se les siente como esa humanidad, y eso es muy importante.
Se está en un momento donde llevar a la pantalla grandes clásicos de la literatura, un ejemplo de ello es Cien Años de Soledad, ¿cómo sienten que Delirio refuerza esa apropiación cultural de la literatura llevada a la pantalla?
PT: A mí me encanta que contemos nuestras historias porque eso le permite a la gente entender cómo se ha construido lo que hoy en día conocen de Colombia, les permite ver cómo era la idiosincrasia o cómo eran las dinámicas familiares, cómo se resolvían los problemas, cómo era además la sociedad bogotana; porque hay gente que cuando piensa en Colombia piensa que vivimos aquí en árboles y taparrabos, piensan que es el trópico y se dan cuenta de que no, que había ciertas familias o ciertas construcciones o ciertas dinámicas dentro de la ciudad. Entonces, cualquier película o cualquier producción que uno pueda ver de algún lugar específico es conocerlo un poquito más, pero también al final del día yo creo que lo que eso le permite a la gente es darse cuenta de que el amor es igual en todas partes, el dolor, el fracaso, el éxito; esas emociones son inherentes al ser humano y todos los vamos a sentir, seamos de Corea, de España, pero lógicamente el lenguaje y la forma en que los vivimos es distinto. Es importante que vean cómo los vivimos acá en Colombia.

