En 1967, Gabriel García Maŕquez publicó su obra cumbre: Cien Años de Soledad, la novela que dio a conocer el término de realismo mágico, narra la historia de la familia Buendía a lo largo de siete generaciones en el pueblo de Macondo, pueblo que si bien no tiene una ubicación real, ‘Gabo’ se inspiró en pueblos como Mompox para recrear esta historia que explora temas como el tiempo, el amor, la soledad, las pérdidas, la muerte y el destino, mientras entrelaza elementos fantásticos con la realidad de la vida cotidiana, y temas más controversiales como la brujería y el incesto. Además, de retratar la historia de Colombia con las guerras civiles que enfrentaron a los nacientes partidos liberal y conservador que debatían las ideologías de régimen federalista y centralista en el país a mediados del siglo XIX y mediados del siglo XX.
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Cien Años de Soledad, con el que Gabo se llevó el título de Nobel de literatura en 1982, se ha convertido en una de las obras más influyentes de la literatura universal, siendo adaptada en casi todos los idiomas del mundo. En 2019, sus hijos Rodrigo y Gonzálo García Barcha, anunciaron que los derechos de la obra célebre de su padre, habían sido vendidos a Netflix para una adaptación cinematográfica. Resultado que salió a la luz este 11 de diciembre fue rodado en departamentos de la Guajira, Magdalena, Cesar, Cundinamarca y Tolima en Colombia, donde se creó un pueblo desde cero para contar esta historia.
Publimetro Colombia se adentró en la mente de los actores que asumieron la responsabilidad de interpretar a los personajes de esta novela adaptada en formato audiovisual y todo lo que la rodea.
Del texto a la interpretación: Claudio Cataño y su conexión con Aureliano Buendía
Aureliano Buendía es uno de los personajes centrales de Cien años de soledad y representa una figura compleja, profundamente marcada por la soledad y el destino. Segundo hijo de José Arcadio Buendía y Úrsula Iguarán, Aureliano es un hombre reservado, introspectivo y visionario, y con un toque de premoniciones cuyo destino lo lleva a convertirse en líder militar y figura emblemática en las guerras civiles que enfrenta Macondo.
“Me pasó algo muy curioso, muy premonitorio, y es que inmediatamente tuve que dedicarme a leer al coronel más allá de la obra y comenzar a apartar eso e individualizarlo. Porque claro, está la vastedad de la obra, pero también está el universo que voy a habitar principalmente, y es la vida que le voy a dar vida. La verdad es que resonó puntualmente en dos cosas muy específicas, y es la dignidad de la derrota, porque además hay una cosa en la tradición del hombre que me crió, mi abuelo, y es que son dos cosas muy distintas, la derrota y el fracaso, y en este caso, la derrota es haber perdido después de haber peleado, el fracaso es haberse rendido sin haber peleado.
Hay una profunda dignidad en la derrota del coronel y de su revolución, y el sentimiento de pérdida, porque es un personaje que constantemente está enfrentado a la pérdida, y en su enorme sensibilidad termina convirtiéndose en lo que se convierte también como una forma de huir de ese dolor y de esa pérdida permanente. Eran dos temas que estaban muy relacionados en mi vida en ese momento, entonces hubo una resonancia casi metafísica, y la posibilidad de habitar el personaje no desde un lugar teórico o ajeno o superficial o exterior o formal, sino desde mi propia vida”, mencionó Claudio lo que implicó a la hora de interpretarlo.
La fortaleza y vulnerabilidad de Úrsula Iguarán
Úrsula Iguarán es uno de los personajes más emblemáticos de la novela y el verdadero pilar de la familia Buendía. Es la esposa de José Arcadio Buendía y matriarca de Macondo, cuya vida y decisiones atraviesan las siete generaciones de la familia. Si bien en todos los registros se retrata a una Úrsula fuerte, Para Marleyda Soto quien la interpretó a la matriarca, el reto era mostrar los otros lados de ella, esas, de las que poco se habla: “Me permite hablar de los matices y de toda la cartografía de emociones que componen el universo de Úrsula Iguarán, porque generalmente cuando leemos el libro la primera imagen que nos llega es una mujer fuerte, una coraza, hablábamos de eso, pero ¿qué pasa también con la mujer detrás de esa coraza? La mujer que pierde sus hijos, con la mujer que despide a su hijo que se va a la guerra, ¿qué pasa con la mujer que pierde el amor de su vida? y cuestionarse un poco sobre esas pérdidas de las que no se habla mucho, porque hablamos de esta mujer tan fuerte, la que nunca se le oyó cantar, pero ¿qué pasa con esas pérdidas en esa mujer? ¿Cómo las recibe?, ¿Cómo las vive en su infinita soledad?
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Creo que eso fue crucial para entender las pérdidas de los hijos. Una maternidad llevaba los golpes también por el profundo temor de tener un hijo con cola de cerdo, por el profundo temor de la maldición, por el profundo temor de perder a su familia, lo que permitió ir encontrando con los matices y las pequeñas grietas, ir entrando como en esas honduras del corazón. Eso permitió que fuera habitando poco a poco una Úrsula, que evidentemente es muy fuerte, pero es una úrsula que también se conmueve cuando ve a su hombre amarrado a un árbol. Es una Úrsula que también se conmueve porque su hijo se va a la guerra y ella no sabe si lo va a volver a ver. Cuántas madres dejan que su hijo se vaya a la guerra como en un ejercicio de desprendimiento. Nosotros hemos sido testigos de lo que eso acontece cuando nuestros hombres van a la guerra, y creo que hacerme esas preguntas en la actualidad y la realidad del país me permitió precisamente escudriñar también estos otros aspectos emocionales del personaje y encontrar la fragilidad de Úrsula más allá de esta coraza tan dura con la que casi siempre es representada”.
José Arcadio Buendía siendo el reflejo de Gabriel García Márquez
Hablar de José Arcadio Buendía en 2024 podría verse como uno reflejo de lo que llegó a ser la vida de Gabriel García Márquez, por su curiosidad en las cosas que lo rodeaba, la creatividad, pero que al final, el olvido llegó a su vida afectado su memoria y apagando progresivamente sus mentes. Hablamos de esto con Diego Vásquez quien interpreta a José Arcadio adulto, y Marco González en su etapa joven.
“Siento que José Arcadio Buendía, inclusive después de que me dijeron que yo había sido escogido para interpretar, no sabía qué estaba pasando. Para nosotros los actores los procesos son deconstructivos y desde la deconstrucción, volver a arrancar. Has hecho un parangón muy interesante entre la vida de Gabo y ese José Arcadio Buendía, que es casi que premonitorio, ¿no? Es la posibilidad de entender que cuando tú estás arriba, cuando tú eres el líder, cuando tú eres el hombre, la cabeza de este cuerpo gigante que se llama Macondo, de repente empiezas a deteriorarte, empiezas a caer y empiezas a trascender otra vida, más allá de la que tú construiste y te quedas en ese mundo solitario, en ese universo solo junto a ese árbol de castaño y desapareces casi de la tierra, tal como de día a la noche. Es un parangón muy hermoso, es una metáfora muy bella, y para mí sigue siendo como un ejemplo todavía para cómo es el proceso creativo de los actores, de dónde podemos salirnos para darle verdad a lo que somos”, menciona Diego Vásquez.
“Yo siento el llamado también de darnos a nosotros otros 100 años para seguir construyéndolo dentro de lo que nos gusta hacer, que en este caso es la actuación y ha sido un regalo bellísimo de los últimos dos años. Siento que rescato mucho la alquimia de todos los elementales, y de la fuerza que hay en este universo y la verdad de la magia que uno se puede brindar si así lo quiere. Siento que lo bonito de los ciclos y lo bonito de estar vivo es que si uno está como con esa curiosidad, la vida vuelve y le pone la tarea para ver si usted la realizó o no”, añandió Marco González entre lágrimas.
Las aristas de Pilar Ternera
Una figura enigmática y fundamental en la vida de la familia Buendía. Representa tanto la sensualidad como la sabiduría popular y parte fundamental del realismo mágico de Macondo. Pilar Ternera se enfrenta a la cercanía y posterior rechazo de la matriarca de los Buendía, el abandono de sus hijos y la libertad de su propio cuerpo, Viña Machado quien interpretó a Pilar resaltó lo bello que para ella fue darle vida a este personaje transversal: “Pilar es esa transversalidad que está ahí, esa mujer transversal que está durante toda la historia y eso es quizá lo que está puesta en el guión de una manera más rica aún, porque la hace amiga de la juventud de Úrsula, lo cual hace que el desprendimiento de los hijos, que son los nietos de Úrsula, a Pilar le duelen un montón. Hace que esa ruptura sea más dolorosa. Ahí construimos todo, primero toda esa dicha, ese goce de la vida de Pilar, que vengo diciendo que es el lado B de Úrsula. Es libre de su cuerpo, de ser, de sus facultades místicas, de todo lo que representa a esta mujer tan caribeña. A Pilar se le nota desde el pelo, desde su risa, desde su olor a humo.
Irla construyendo capita con capita, con toda esa información que estaba tanto en el libro como en el guión, y después irla puliendo con mis coaches, con Pilar y con Magda, y después que llegue con Alex y con Laura. Estoy muy abierta a los procesos acompañada, porque uno no actúa solo. Estoy sola frente cuando ya estoy ahí, pero también están mis compañeros, está todo lo que nos rodea y todo lo que nos regala un set.
Pero fue atesorarla, cuidarla y después ponerle unas alas muy grandes para que pudiera vivir en completa libertad, con todos sus dolores, porque para mí es una mujer muy dolida, pero estoica y feliz y dichosa con su vida. Con un dejo de tristeza, con un dejo de soledad, con una inmensa soledad en ella, pero que se llena como si ella pudiera llenarse a sí misma de su presencia. Es lo místico de Pilar. Pilar es una gran mujer, preciosa”.
¿A qué suena Macondo?
Juancho Valencia de Puerto Candelaria y Camilo Sanabria fueron los encargados de musicalizar esta serie. Al no tener ningún elemento sonoro explícito en la novela para tener un punto de partida creativo, Juancho y Camilo tuvieron una mayor libertad creativa para plasmar todos los sonidos en la serie basados en una premisa: El caribe colombiano.
“Fue un trabajo muy extenso de como de año y medio de trabajo, haciéndonos la misma pregunta, cuál era la fundación de Macondo, aqué podía sonar Macondo, cómo jugaba también con los sonidos de Macondo, con el entorno, el viento, los pájaros. Es muy rico todo lo que tenemos acá en Colombia sonoramente, entonces fue como ese experimento de empezar de algo tan básico los tambores tan básicos, hasta lo que tú dices, hasta unos sonidos que pueden ser europeos, somos muchas cosas en este pueblo Macondo”, mencionó Camilo Sanabria.
“Creo que Gabo fue súper específico en muchas cosas de la historia, pero en la música no es tan específico, entonces es una ventaja porque tienes libertad, pero también es como tener que entrar en ese universo, no te puedes salir y solamente somos nosotros los que definen eso. Entonces, no solamente tenemos muchos retos en cómo suena Macondo, también cómo suena el Macondo que crean los directores, el que crearon los guionistas, te imaginas cada persona, el talento. En ningún momento me sentí fuera de ese universo, entonces, nosotros tenemos que ayudar a que esa historia pueda narrarse. Por ejemplo, retos importantes que es la música del siglo XIX, lo que sonaba en la calle no tenemos registros, entonces, la mitad la tienes que inventar. Sonidos como el Vallenato del siglo XX, es mucho adelante y cuando se consolida el ritmo, sonidos como la cumbia, tiene una esencia muy ancestral, pero en el siglo XX se aceleró mucho hasta conformarse, pero desconocemos cómo eran esos inicios. Creo que le pusimos todo el respeto, toda la investigación para tratar de narrar esa historia. Así como Marcondo va creciendo casa por casa, familia por familia, los instrumentos van cada vez narrando en su complejidad. Cuando llegan los instrumentos europeos, cuando los gitanos los traen, cuando las bandas militares traen instrumentos y todo va sumando para ir narrando también como tú lo dices, no solamente Colombia, sino Latinoamérica desde la música”.
Aparte de la música original, fueron incluidas obras clásicas que por esas épocas esaban llegando al país desde Europa, como “Habanera” de la Ópera de Carmen de Bizet. También hicieron parte de esta producción el dúo de gemelas, ‘Las Áñez,’ con canciones como ‘Abeja Reina’ y ‘Hechizo’ de la mano de productores como Miguel Rico Vence y Jairo Rodríguez. También, como un homenaje estuvieron presentes los sonidos de ‘La Cumbia Sampuesana’, inspirada por el resplandor de las luciérnagas amarillas, que mítologicament son guardianas de un secreto místico y hasta ancestral.
Más allá de lo musical, hay otro lado de los sonidos de Macondo, esos que casi nadie les presta atención, pero que son vitales a la hora de darle sentido y honestidad sonora a la serie, ya que todos los sonidos de naturaleza y aves fueron grabados desde un ambiente real y natural, alejados de los bancos de sonidos, para ello se tuvieron en cuenta algunas especies para dichas grabaciones
“Fueron aves muy normales, muy comunes y corrientes, muy Macondianas, lo cual es una nota porque el realismo mágico precisamente hace que cosas normales -como las aves- sean maravillosas, y cosas mágicas sean normales. Por ejemplo, la Perdiz que es una especie bien común en tierras bajas del caribe colombiano y todo el mundo la reconoce, cuando la grabé para la serie, un macho hermoso se posó sobre unas ramas a un metro del suelo, y estuvo cantando durante casi dos minutos a full pulmón (bueno, a full siringe que es el órgano fonador de las aves) y me dio un espectáculo increíble que siempre que en la serie la escucho, se me viene ese hermoso momento a la cabeza como uno de esos momentos pajareros en el monte muy íntimos con un ave hermosa. Otras especies que grabé para la serie con Cucaracheros entre ellos Cantorchilus leucotis, que es bien ruidoso y un pajarito con actitud; muy difícil de ver pero fácil de escuchar. Los cucaracheros son muy vocales y felizmente ruidosos, muy Macondianos. Sin duda, los Azulejos Thraupis episcopus, y los Verdejuelos Tharupis palmarum, fueron claves porque todo el mundo los ha escuchado desde siempre en pueblos y ciudades de tierra caliente y templada en Colombia y están presentes en la serie; siempre los van a notar”. dice Diego Calderón Franco, biólogo y guía de observación de aves y el ornitólogo pajarero de Cien Años de Soledad.