Este jueves 9 de mayo se estrena una nueva entrega de la saga ‘El Planeta de los Simios’, bajo el nombre de ‘Nuevo Reino’, que está ubicada 300 años después de la última historia que se contó en ‘La Guerra’ y este título le cae como anillo al dedo porque plantea el cambio de batuta, de César a los nuevos personajes.
Cabe destacar que, por respeto, el siguiente análisis no tendrá spoilers.
El legado de César está más vigente que nunca, aunque han pasado muchos años después de su fallecimiento y algunos han tergiversado sus principios. En este punto es necesario recordar que César fue el líder de la especie y siempre procuró mantener la buena relación entre simios y humanos.
Una vez más, el vínculo de los animales con la especie humana se lleva gran parte de la atención, tras la pérdida del habla de estos últimos. De hecho, a palabras de los propios simios, los humanos ya no son inteligentes.
El joven Noa (interpretado por Owen Teague) será el protagonista de un viaje que nos llevará selva adentro de la dificultad que implica vivir en sociedad y el camino de encontrar un propósito mientras cambia de perspectiva por lo que sucede a su alrededor.
Incluso sin aparecer, César es de nuevo, uno de los personajes más influyentes, y las lecciones que en algún momento implementó para su reinado, son lo que motivan la manera de actuar de ciertos personajes, tales como ‘Próximus César’ o Raka, quienes evidencian una dicotomía de pensamiento, cegados por la ambición o la bondad, respectivamente.
Durante la aventura de Noa, algunos comportamientos de los simios representarán una crítica perfecta de las pretensiones humanas, donde sobrevive el más fuerte y cualquier oportunidad para sacar ventaja sobre los demás hay que aprovecharla.
Es necesario hacer énfasis en que las dos horas y veinticinco minutos que dura la película, es un completo deleite visual: cada toma de los simios, sus batallas y la interacción con los humanos es inmejorable, lo que destaca a los trabajadores de los efectos visuales, y por supuesto, al director Wes Ball.
Sin embargo, la película no es perfecta y aunque es una experiencia completamente disfrutable para toda la familia, por momentos se siente apresurada. Es como si estuviera más preocupada por presentar a los personajes y que empaticen con el espectador para ser la base de una nueva serie de películas, que de ser una historia que conecte y conmueva por sí sola con su carisma.
