Uno de los aspectos que distinguió a la telenovela Yo soy Betty, la fea (1999-2001) de otras producciones de su género fueron las recurrentes apariciones de notables figuras de la época en sus tramas.
PUBLICIDAD
Desde famosos artistas, reinas de belleza y hasta políticos, numerosas personalidades aceptaron gustosamente tener una participación en la historia creada por Fernando Gaitán.
Entre las estrellas que hicieron una intervención especial en el exitoso melodrama estuvo el afamado cantante Franco de Vita, quien dijo presente interpretándose a sí mismo.
Recomendados
Ella es la suegra de Carolina Cruz, madre de Jamil Farah, ¿hijo de tigre sale pintado?
¿Va a asistir a ‘La Fiesta de los Criollos’? Estas son las mejores alternativas de transporte
Sandra Muñoz hizo remodelaciones para facturar con su negocio ¿De qué se trata?
La inolvidable aparición de Franco de Vita en Yo soy Betty, la fea
El intérprete de No basta hizo una divertida y recordada aparición en una de las etapas más significativas de Yo soy Betty, la fea: cuando la protagonista empieza su transformación física.
La participación en las tramas se dio en el episodio 250 de la telenovela en Netflix cuando Betty se encuentra en Cartagena asistiendo a Catalina Ángel en el Concurso Nacional de Belleza.
Al comienzo de este capítulo, la mejor amiga de Nicolás Mora cede ante la insistencia de su nueva jefa de mejorar su aspecto con pequeños cambios, aunque no menos asustada.
La economista queda perpleja cuando mira en el espejo los resultados que arrojó el confiar en su nueva amiga pues, solo con un corte y nueva ropa, ya lucía radicalmente diferente.
Tras estrenar su nuevo look, la hija de don Hermes es encargada por Ángel a buscar al compositor ítalo-venezolano en el hotel donde se hospedan puesto que tendrían una reunión.
Betty lo encuentra primero leyendo atentamente el periódico en un restaurante en la terraza del lugar de hospedaje. De inmediato, la economista procede a presentarse.
El cantante le solicita que lo acompañe a esperar a Catalina y cortésmente la invita a sentarse. Betty duda y reconoce que “la pone nerviosa” estar en su presencia, pero finalmente acepta.
Durante la espera, De Vita sigue leyendo, mientras la exasistente de Armando Mendoza no puede evitar cantar Un buen perdedor, una de las canciones más famosas del artista.
El artista se sonríe al escucharla. Al percatarse, ella acepta apenada: “Me imagino que es un sacrilegio escucharla en mi versión y con mi voz”. No obstante, él asegura que lo hace bien.
Más adelante, Beatriz observa de manera insistente su nueva imagen en un espejo, lo cual llama nuevamente la atención del cantautor. Al verla preocupada, Franco afirma que “se ve bonita”.
La extrabajadora de Ecomoda se ríe sin creer que el halago sea verdad. “Se ve muy bonita, además muy fresca, como una lechuga”, reitera el ganador del Grammy Latino.
Tras repetir el halago, una incrédula Betty le pregunta si está seguro de lo que expresó o si es que les dice lo mismo a todas sus fanáticas; sin embargo, él insiste en que luce “muy bonita”.
Luego de escuchar su respuesta, la protagonista entonces replica con una confesión: nunca nadie le había dicho que se veía hermosa.
Después de esto, la relacionista pública aparece. Así es que Betty se despide de la primera persona que le dijo que se veía bonita y finaliza la enternecedora, cómica y torpe reunión que el público todavía atesora en sus memorias.