Lo que debía ser el cierre de un partido más en la fase final del Mundial Sub-17 terminó convertido en un escándalo. La Selección Colombia cayó 2-0 ante Francia y quedó eliminada del torneo en Qatar, pero el foco de atención no estuvo en el marcador, sino en la violenta pelea que se desató segundos después del pitazo final.
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Todo inició cuando varios jugadores franceses comenzaron a celebrar de manera provocadora frente a los colombianos, lo que detonó el malestar acumulado por decisiones arbitrales que durante el encuentro habían generado inconformidad. La tensión estalló en cuestión de segundos: empujones, manotazos y una gresca que llevó al árbitro a mostrar varias tarjetas rojas una vez concluido el partido.
En videos que circulan en redes sociales, se observa a miembros de ambos equipos intercambiando golpes mientras los cuerpos técnicos intentan separarlos sin éxito. La situación escaló al punto de que personal de seguridad tuvo que intervenir para evitar que el enfrentamiento continuara en los pasillos rumbo a los camerinos.
La FIFA anunció que abrirá una investigación disciplinaria para determinar responsabilidades individuales y eventuales sanciones tanto para jugadores como para delegaciones técnicas. La Federación Colombiana de Fútbol, por su parte, lamentó los hechos y aseguró que colaborará con el proceso.
Colombia cierra así su participación en el certamen con un sabor amargo: eliminada, cuestionada por su rendimiento y ahora en el centro de una polémica extradeportiva que podría tener repercusiones para futuras competencias juveniles.

