Con más de 300 camisetas de fútbol y un cúmulo de historias invaluables detrás de cada prenda, Enrique Delgado se ha convertido en un ícono del coleccionismo de artículos deportivos. La joya de la corona es una larga lista de artículos de la Selección Colombia que reposan dentro de su compilación, que día a día parece nutrirse de más valor y mérito.
Camisetas de Juegos Olímpicos, mundiales, eliminatorias, Copas América y hasta chaquetas que formaban parte de indumentarias, todas tienen la particularidad de ser prendas completamente oficiales, dando una experiencia única para todo amante de este deporte y seguidor de la tricolor.
“Bienvenidos, pueden ver cualquier camiseta de las que están en esa maleta (que también es un artículo de colección). Si desean, pueden sacarlas de sus bolsas, tocarlas y ordenarlas como gusten”, fue lo primero que dijo Enrique antes de abrirle este espacio a PUBLIMETRO.
Enrique contó detalles sobre las camisetas que quizá nunca pasan por la mente de un futbolero promedio: el material, dónde se fabrican, qué patrocinador ha hecho las mejores indumentarias de la Selección y cuál podría ser el futuro de la misma, más allá de que el anclaje con el sponsor actual parece ser eterno.
En su colección se pueden, incluso, palpar diferencias como el grosor de la tela en camisetas de los años 60 y la finura de los artículos recientes, que llevan un textil que suele tornarse transparente.
La mítica camiseta del empate contra Alemania en el 90
Enrique recordó que la camiseta que más le costó conseguir es justamente una llena de historias para Colombia, que protagonizó uno de los goles más gritados: la mítica roja del Mundial de 1990 con la que Freddy Rincón le sacó un valioso empate a Alemania en fase de grupos, dándole al país el cupo a octavos de final, donde quedó eliminado a manos de Camerún.
Más allá de ser la más costosa, la conservación que mantiene la prenda, el número del gran Bernardo Redín, los detalles en los bordados, el escudo de la Federación Colombiana de Fútbol y su patrocinador completamente gamuzado hacen de ella una joya única. Enrique comentó que entre los coleccionistas esta es una de las más buscadas siempre. De hecho, la marca que la fabricó se ha encargado de darle su valor y mantenerla viva con el pasar de los años, en especial por los pedidos de la gente de sacar una línea de ropa completa que haga alusión a esta mítica casaca.
“La única forma de conseguirla en su momento era a través de uno de los jugadores, ya que no se vendían. Jugaron tres partidos, da una multiplicación de más o menos 60 camisetas disponibles. Muchos de los jugadores dicen: ‘Yo no guardé nada, yo regalé todo’. Eso hace que suba su valor”, dijo Enrique.
Fue inevitable pensar en el gran interés que muchos colombianos sienten por tener esta prenda, cosa que ha llevado a su replicación masiva. Aunque no son los mismos materiales, la misma forma o los mismos emblemas, la sola alusión a la Copa del Mundo del 90 hace que muchos decidan voltear a mirar en la calle.
Pero, como todo coleccionista, Enrique tiene deseos que aún no ha concretado, como la camiseta azul del Mundial de 1962. Explicó que, a pesar de que hay una a la venta en una web de tradeo para coleccionistas, su precio es completamente desmesurado y que sería irresponsable hacer este negocio. Sin embargo, ante el deseo insaciable de poder seguir nutriendo su colección de prendas de la Tricolor, aseguró que espera conseguir el exclusivo artículo en algún momento.
El ‘top’ tres de la colección
“Mi top 3 de las que tengo: la primera camiseta, la que abre esta ‘goma’ del coleccionismo, una Umbro versión hincha que me regaló mi mamá, que marcó la tendencia; está firmada por el ‘Pibe’ Valderrama. Está la de Italia 90, por lo que representó para mí, con 13 años, ver por primera vez a Colombia en un Mundial, y, de ahí para allá, por el afecto que le tengo a Falcao, tengo dos del Mundial 2018: del primer partido con Japón y una del gol a Polonia, de utilería”, sostuvo Enrique.
Así como estas, todas las camisetas, no solo de Colombia, sino de su colección entera, son muy queridas y se mantienen bajo condiciones que ayudan a su preservación.
Pero las camisetas también traen recuerdos aciagos. El partido más doloroso para él, al menos en el tiempo reciente, fue la final de Copa América ante Argentina en Estados Unidos, que se jugó el 14 de julio de 2024.
Como era de esperarse, más allá de que Colombia no logró obtener la anhelada consagración, Enrique tiene en su colección una prenda con el nombre de Luis Díaz, la flamante estrella nacional. Esa camiseta lleva consigo la escritura del juego que hizo llorar y sufrir al país ante la posibilidad de alzar la segunda Copa América de su historia. Pero el fútbol volvió a privar al país de traer momentos de gloria al presente y los cafeteros terminaron sufriendo una penosa derrota.
Pese a todo, Enrique mantiene la fe en la Selección y habla de ella con mucho cariño. “Coleccionar camisetas es una manera de conectar con esa memoria que uno tiene de la Selección Colombia. Yo fui afortunado, pude verla en tres mundiales seguidos cuando estaba más joven y eso marcó una influencia enorme… Pude también disfrutar de la nueva generación del 2014 y preservar una buena cantidad de camisetas hasta el momento”, concluyó Enrique Delgado, resaltando la importancia que hay detrás de cada una de las prendas que guarda, algo que las convierte en pieza fundamental de su colección.

