El vínculo entre el defensor colombiano Johan Romaña y San Lorenzo de Almagro atraviesa un momento de alta tensión contractual, reflejo de la persistente crisis económica que azota al club de Boedo. La situación escaló a un punto crítico con la reciente noticia de que el futbolista intimó a la dirigencia a saldar una deuda salarial pendiente. Específicamente, Romaña reclama el pago de su sueldo correspondiente al mes de octubre y ha otorgado un plazo de apenas 48 horas para que el club regularice su situación. Este ultimátum, amparado en el Convenio Colectivo de Trabajo del Futbolista (CCT 557/09, artículo 13), es una medida de presión extrema que podría derivar en que el jugador se considere agente libre.
La decisión de Romaña pone de manifiesto, una vez más, los problemas financieros que San Lorenzo no logra superar. A pesar de los esfuerzos y las ventas de otros jugadores, las arcas del ‘Ciclón’ continúan con problemas para cumplir con sus obligaciones. De hecho, esta no es la primera vez que se reportan atrasos salariales en el plantel, aunque en ocasiones previas se había mencionado que Romaña era la excepción o que su situación se resolvía con mayor celeridad que la del resto de sus compañeros. No obstante, el reclamo actual evidencia que el incumplimiento contractual ha tocado incluso a una de las figuras más importantes del equipo en la última temporada.
Este contexto de inestabilidad financiera se superpone con un interés de larga data por parte de clubes del exterior, especialmente del fútbol brasileño. Durante el mercado de pases, se hizo pública una insistente negociación por parte de Gremio de Porto Alegre, que buscaba hacerse con los servicios del defensor central. A pesar de las tentadoras ofertas y del presunto deseo de Romaña de explorar un contrato más lucrativo en Brasil, el presidente de San Lorenzo, Marcelo Moretti, se había mantenido firme en su postura de no transferirlo, considerándolo una pieza clave para el esquema del equipo.
La amenaza de quedar en libertad de acción representa un riesgo mayúsculo para San Lorenzo, que no solo perdería a un jugador de rendimiento sobresaliente, sino también la totalidad de los derechos económicos de su ficha, que posee al 100%. El club se encuentra ahora en una carrera contra el reloj para conseguir los fondos necesarios que permitan saldar la deuda en el plazo establecido y evitar la fuga de uno de sus activos más valiosos. La resolución de este conflicto no solo impactará en la plantilla actual, sino que servirá como un nuevo barómetro de la delicada realidad institucional y económica que vive la entidad de Boedo.

