En una decisión que resonó en el fútbol uruguayo, la Comisión Directiva de Nacional resolvió cesar a Pablo Peirano como su director técnico, a pesar de que el equipo lidera la Tabla Anual y ostenta un porcentaje de efectividad notablemente alto. La salida, oficializada tras el empate 0-0 ante Wanderers en el Parque Viera, subraya una vez más que en el fútbol de alta competencia las estadísticas frías a menudo palidecen ante la presión del entorno y la falta de “convencimiento” en el juego.
Peirano, quien asumió el 7 de abril de 2025, deja el cargo con un impresionante registro de 23 victorias, 5 empates y solo 4 derrotas en 32 partidos, lo que se traduce en una efectividad del 77.09%. Unos números que en cualquier otro club serían sinónimo de estabilidad y éxito. Sin embargo, para la exigente afición y directiva tricolor, los datos no contaron toda la historia.
La principal mancha en el ciclo de Peirano fue el rendimiento en los clásicos ante su archirrival, Peñarol, incluyendo la derrota en la final del Torneo Intermedio y la goleada de 3-0 en el Clausura, además de la eliminación en la fase de grupos de la Copa Libertadores y la Copa AUF Uruguay. A pesar de marchar primero en la Anual (con 77 puntos, cinco más que Peñarol) y estar virtualmente clasificado a las finales del Campeonato Uruguayo, la sensación generalizada era que el equipo no terminaba de convencer en su propuesta futbolística.
El punto de inflexión fue el empate sin goles contra Wanderers. El resultado, que si bien mantuvo a Nacional en la cima de la Anual, lo dejó en una posición incómoda en la lucha por el Clausura, y desató una ola de descontento entre los hinchas. Los abucheos y el clima hostil en el Parque Viera fueron la manifestación final de un divorcio que venía gestándose entre el técnico y la tribuna, una fractura que la directiva no pudo ignorar.
La destitución de Peirano es un crudo recordatorio de que en el fútbol uruguayo, especialmente en los “grandes”, la necesidad de dominar al rival de toda la vida y el imperativo de un juego vistoso a menudo superan cualquier porcentaje de puntos. La Comisión Directiva, aconsejada por la Dirección Deportiva, optó por un cambio de rumbo en las postrimerías de la temporada, buscando un revulsivo que garantice la obtención del Campeonato Uruguayo. El alto rendimiento se demostró insuficiente para mantener el cargo cuando el estilo y los resultados en momentos clave no estuvieron a la altura de la historia del club.

