Yo tengo que decirlo: me alegra enormemente un entrenador tan sincero como Alfredo Arias. Quizás un poco más que Julio Comesaña, sin decir que “pelo e burra” tenía el verso del paisa culebrero de otros que pasaron por el banco rojiblanco más con pena que con gloria. Que aunque su nómina jugara mal, y saliera con estadísticas paupérrimas para defender lo indefendible, ellos decían que tenían el “superequipo”, para tratar de cautivar, como serpientes venenosas, a don Fuad. Lástima que el patriarca tiburón se comiera el cuento. Él si. Nosotros, la prensa, y la afición, no. Pero bueno, eso es harina de otro costal. Con Arias es otra vaina.. Se charla bien y el hombre se aleja de los misterios. De la última rueda de prensa que entregó a los medios de comunicación, voy a resaltar algunas frases que me llamaron la atención.
“Perdemos por falta de actitud. Ese es el equipo que yo no quiero”
Es que el equipo “levanta muertos” que enfrentó a Millonarios y Unión Magdalena, y el que fue humillado por Huila y Atlético, ambos de la 1°B, en Copa Colombia (le ganó a ambos en tanda de penales), es para el olvido. Nada para rescatar.
“La efectividad tiene unas variables que no se pueden entrenar”
Lo mental, es una última acción frente al arco rival, juega un papel trascendental. Es pensar con cabeza fría en medio de una situación rápida de juego. Y ahí es donde pecan los atacantes rojiblancos. No es posible que de nueve opciones claras, solo se capitalice una.
“Mi equipo defiende mal, pero no está desequilibrado”
Se refirió a que, cuando le convierten, no está en superioridad numérica abultada. Siempre en 4-3, o 3-2, o 5-4. Pero igual le convierten. Puede sonar algo contradictorio el verdadero valor que el técnico le da al concepto de equilibrio.
“Le estoy dando carne a las fieras”
Por decir la verdad, profe? La crítica sale a relucir ante un evidente mal funcionamiento de su equipo. Es normal, como en la vida. Lo que se debe trabajar más bien es en esos errores para que no se conviertan en costumbres, y mucho menos en la recta final de la liga. Las críticas no son para “arrancarse los cabellos” por la ira de cómo se dicen, ni muchos menos los elogios para darse golpes de pecho.
“Si no logramos los objetivos, que nos castiguen. Pero tengan la ilusión de ganar todo”
El juniorismo la tiene clara. Como hincha raizal, más que sentarse a hacer análisis de la matemática cuántica de un planteamiento táctico dentro de la cancha, el fanático vibra con la victoria y se entristece con la derrota. Es blanco o negro. No hay puntos intermedios. El hincha sueña con la estrella. Más nada.
“Los hinchas tienen que mimar y alentar a los jugadores”
Si hay buen fútbol y espectáculo, profe. Es difícil pedirle peras al olmo. Entiendo su mensaje, y lo tomo como un verdadero mensaje de motivación para el hincha de Junior, pero si no hay reciprocidad, difícilmente volveremos a ver el estadio Metropolitano lleno. Ni con boleta gratis van. Eso se lo aseguro.
Junior tendrá ahora nueve partidos en el cierre de la temporada regular. Cinco de local y cuatro de visitante. La oportunidad perfecta para recomponer el camino, rumbo a la décimo primera estrella.
JUSTO Y NECESARIO

