La historia se repite, pero con un equipo más maduro y decidido. La Selección Colombia Femenina se clasificó por cuarta vez a los Juegos Olímpicos y, además, aseguró un nuevo paso a la final de la Copa América Femenina, que se disputará el próximo sábado 2 de agosto, en el estadio Rodrigo Paz Delgado, en Quito, desde las 4:00 p.m. Su rival, una vez más, será la potencia histórica del continente, Brasil.
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Si hablamos de la historia en competencia, ya son cuatro finales en este certamen para Colombia, y en todas, el obstáculo ha sido el mismo: la ‘Verdeamarela’. La primera vez fue en 2010, en un cuadrangular final donde Brasil arrasó con 10 puntos y la Tricolor fue segunda, con 4. En 2014, también en Ecuador, se vivió un duelo directo. Colombia necesitaba ganar para quedarse con el título, pero empató sin goles y las brasileñas, con 7 unidades, se coronaron nuevamente. Y en 2023, con Colombia como anfitriona, un gol de Debinha marcó la diferencia y Brasil levantó su octavo trofeo continental.
Un equipo con experiencia y hambre de revancha
El técnico Ángelo Marsiglia ha conformado un grupo que no solo tiene juventud y talento, sino memoria. 12 jugadoras del actual plantel ya disputaron la final del año pasado, lo que les da una ventaja emocional y táctica importante. Entre ellas se destacan nombres como Catalina Pérez, Daniela Montoya, Catalina Usme, Leicy Santos, Linda Caicedo y Mayra Ramírez, jugadoras clave en la estructura del equipo.
Durante esta edición del torneo, Colombia ha demostrado una efectividad sólida en cancha: llega invicta a la final, con un juego más equilibrado, contundente en ataque y con solidez defensiva. Linda Caicedo y Mayra Ramírez han sido desequilibrantes, y jugadoras como Jorelyn Carabalí y Daniela Arias han mostrado fortaleza en el fondo.
Además del rendimiento colectivo, el equipo ha ganado en experiencia internacional. Hoy muchas de sus figuras militan en clubes europeos de primer nivel, lo que eleva su nivel de competencia y lectura táctica.
Este duelo no solo representa la posibilidad de alzar el primer título continental para la Selección Femenina, también es una reivindicación del trabajo, el talento y la constancia de un proceso que ha crecido con disciplina y corazón. Colombia ya demostró que puede competir de tú a tú. Ahora busca algo más hacer historia y demostrar que la apuesta por el fútbol femenino sigue valiendo la pena.

