Con una sólida presentación en el estadio Pascual Guerrero, América de Cali derrotó 2-0 a Bahía de Brasil y selló su clasificación a los octavos de final de la Copa Sudamericana. El conjunto Escarlata, que venía de empatar sin goles en la ida, estaba obligado a ganar en casa para seguir con vida en el torneo continental, y lo hizo con carácter, buen juego y el respaldo de su hinchada.
El equipo dirigido por el argentino Gabriel Raimondi mostró una versión más contundente y ofensiva que en territorio brasileño, cumpliendo con la promesa de pelear por el sueño internacional. El triunfo, además de consolidar el proceso del joven entrenador, comienza a despejar dudas entre los aficionados que no confiaban del todo en su capacidad, debido a su corta experiencia como director técnico.
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Raimondi, sin embargo, ha sabido conectar con la afición desde su llegada al club. Tras la victoria, dejó una frase que muchos ya empiezan a adoptar como símbolo de su compromiso:
“Nuestro partido fue mucho mejor que en Brasil. Al hincha no le tenemos que pedir nada, hay que darle. Después ellos van a decir y evaluar. Es nuestro momento de dar”.
El técnico ha insistido desde el primer día en que el corazón del equipo son los hinchas, y que el trabajo conjunto entre cuerpo técnico y jugadores debe estar enfocado en devolverles alegrías.
Ahora, América deberá prepararse para enfrentar un desafío mayor: Fluminense. El vigente campeón de la Copa Libertadores y protagonista del Mundial de Clubes será su rival en octavos de final, en una serie que promete emociones intensas y que pondrá a prueba el carácter del equipo colombiano.
Con este paso firme en la Sudamericana, América no solo sigue en carrera, sino que también ilusiona a su hinchada con volver a ser protagonista en el continente.