Hace apenas unos días, Independiente Santa Fe le ganó la liga a Deportivo Independiente Medellín en el Atanasio Girardot, consiguiendo así uno de los títulos más importantes de su historia. Más allá del trofeo, esta victoria significa la décima estrella para un club que ya tiene un título internacional, y marca el fin de una larga sequía de copas. Esta situación había puesto mucha presión sobre los directivos y toda la institución, especialmente por la exigencia de la hinchada.
Le puede interesar: Negociazo del Junior de Barranquilla: Vendió su mayor perla en cuatro millones de dólares a un grande de Brasil
Todos estos elementos hicieron que la final fuera aún más emocionante. El campeonato estuvo lleno de críticas de la prensa y la desconfianza de la mayoría hacia el equipo bogotano. Después de la eliminación en Copa Libertadores contra Deportes Iquique, la salida de Pablo Peirano y algunas dolorosas derrotas en el torneo, la única opción para Santa Fe era ser campeón.
Los líderes del equipo entendieron la situación y se echaron el equipo al hombro para lograr el gran objetivo. Especialmente, aquellos jugadores por los que la hinchada siente un cariño especial debido a su afinidad con los colores, su entrega en la cancha y su aporte a la institución. Entre ellos, Hugo Rodallega, Omar Fernández Frasica y Daniel Torres fueron los principales referentes.
Para sumar a ellos, los directivos apuntaron a jugadores con un gran recorrido internacional que lleguen con toda la intención de ser titulares y poder dar más confianza a los hinchas, además de conformar un plantel robusto de cara a la Copa Libertadores del 2026. Para esto, Eduardo Méndez ya habría alcanzado un acuerdo total con Bologna de Italia para la transferencia de Joaquín Sosa en condición de cedido, siendo uno de los fichajes más importantes del país, teniendo en cuenta su corta edad y el club del que proviene.

