Uno de los problemas más grandes que ha tenido el Fútbol Profesional Colombiano en los últimos años, y, en general, en toda la historia, ha sido la presencia de las llamadas barras bravas dentro de los estadios, mismos que han generado múltiples escenarios de violencia y peleas por cuenta de la intolerancia que habita en nuestra sociedad, por el hecho de ver a otra persona con una camiseta de otro color.
Tristemente en los últimos años han sido varios los hechos que han quedado marcados en la historia de la Liga BetPlay por la frialdad de las imágenes que dejaron estos desadaptados invadiendo canchas, como fue el caso de Medellín con aficionados de Nacional y Junior, Cali con seguidores del América. También Palmira con los del Deportivo Cali y las últimas veces ha sido turno del Unión Magdalena, en el estadio Sierra Nevada de Santa Marta.
Justamente el último de los actos reprochables que se presentó en nuestra liga fue en el estadio de la capital del Magdalena, donde, en medio del juego contra Once Caldas, los aficionados decidieron invadir el terreno de juego generando desmanes y haciendo que el partido tuviera que terminar antes del pitazo final, además de obligar a la Dimayor a darle los puntos a los visitantes por falta de garantías y haciendo que los bananeros se enfrenten a una sanción económica considerable por reiteración.
De hecho, el presidente del equipo, el señor Alberto Mario Garzón, dejó saber que tomaron la decisión de negarle la entrada a las barras bravas hasta nueva orden, siendo una decisión histórica para el FPC: “La junta directiva de Unión Magdalena tomó la decisión de reservarse el derecho de admisión y no permitir más hasta nueva orden el ingreso de las barras bravas... Queremos recuperar las tribunas que, entre potras cosas, ellos se han autoescriturado y se hacen llamar los dueños”.

