La Justicia neerlandesa ha sentenciado este lunes a Quincy Promes, futbolista de 31 años que juega en el Spartak de Moscú y exjugador del Sevilla, a un año y medio de prisión por apuñalar y “causar graves lesiones físicas” a su primo en una rodilla durante una fiesta familiar en julio de 2020.
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El Tribunal de Ámsterdam ha considerado “probado” que Promes “causó graves lesiones físicas” a su primo “al final de una fiesta familiar al apuñalarlo en la pierna con un cuchillo u otro objeto punzante”, un delito confirmado con declaraciones de testigos, conversaciones de WhatsApp y llamadas de teléfono interceptadas durante la investigación de otro caso separado.
El juez también confirmó que no se puede demostrar que hubo premeditación o que Promes intentó deliberadamente “asesinar” a la víctima, aunque “algunas conversaciones interceptadas muestran que el sospechoso dijo, entre otras cosas, que la víctima tuvo ‘suerte’” y que en realidad debía haberse dirigido a su cuello.
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“El contexto en el que se hicieron estas declaraciones, es decir, con posterioridad y en conversaciones telefónicas emotivas y personales, hace que el tribunal considere que por sí solas son insuficientes para establecer que el sospechoso tenía un plan premeditado para matar a la víctima. Las declaraciones tampoco son suficientemente específicas”, subrayó la Corte.
La pena mínima por infligir intencionadamente daños corporales muy graves a otra persona con la ayuda de un arma es prisión incondicional de un año, pero el tribunal “tuvo en cuenta que el sospechoso es un futbolista profesional y un neerlandés conocido, y por lo tanto tiene una función ejemplar”, y también le tuvo en cuenta que no “asumiera ninguna responsabilidad por su acto”.
La condena que recibió Promes suma 18 meses de prisión.
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El futbolista, que siempre ha negado la agresión a su primo, está también siendo procesado en Países Bajos por la presunta importación de más de 1.300 kilos de cocaína interceptados en dos cargamentos en el puerto belga de Amberes a finales de enero de 2020.
Se trata de dos cargamentos de cocaína, uno de unos 650 kilos y otro de 713 kilos, que fueron interceptados por las autoridades belgas hace más de tres años, una operación de narcotráfico en la que la fiscalía neerlandesa implica al exjugador del Ajax y exinternacional del equipo naranja como sospechoso de tráfico de drogas y participación en una organización criminal.
El Ajax, equipo para el que jugaba el internacional neerlandés cuando fue detenido en 2020, lo vendió dos meses después al Spartak de Moscú por 8,5 millones de euros más variables, casi la mitad de los 15,7 más variables que pagó al Sevilla, equipo en el que militó durante la temporada 2018/19.
El futbolista no participó en el proceso judicial y reside en Rusia, donde juega al fútbol profesional desde 2021.