Fin a las especulaciones. La Fórmula 1 dio inicio en Baréin y con ella, una nueva era en la Gran Carpa. Aunque siguen siendo referencia, la hegemonía de Mercedes parce estar en jaque y parecía de entrada que entre Ferrari y Red Bull se disputarían la corona de las Flechas Plateadas.
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De hecho, el Cabalino Rampante se quedó con la pole gracias a Charles Leclerc, un poquito más rápido que Max Verstappen. Los dos jóvenes prodigio prometían guerra en toda la carrera, aunque no se iban a precipitar en la batalla. El campeón del mundo salió con neumáticos usados, dejando el set nuevo para el remate en el circuito de Sakhir, mientras que los hombres de Ferrari salieron con su arsenal de movida y no especularon.
Aunque el neerlandés largó mejor, el motor de Leclerc consiguió mantener a raya a Max y dobló primero en la primera curva. Así fue sacando ventaja poco a poco, aunque sabía que la carrera era larga y mucho podía cambiar luego.
Atrás, Lewis Hamilton avanzaba al cuarto lugar, aunque sin muchas pretensiones de más, salvo incidentes en la punta. Incluso, el británico perdió con el mexicano Sergio Pérez, en uno de los rebases de la carrera. Parecía que todo quedaría entre Ferrari y Red Bull, sin margen para la sorpresa.
Luego, el show. Leclerc y Verstappen, dos acérrimos rivales desde las categorías infantiles, brindaron el espectáculo que todos queríamos ver. Tras la primera parada en pits, Max lo atacó al monegasco y lo logró superar, pero en la siguiente recta fue el de Ferrari quien recuperó la primera posición. Más emoción hubo cuando a la siguiente vuelta ocurrió lo mismo, en un mano a mano que se zanjó con el auto rojo adelante.
Verstappen lo volvería a intentar. Es campeón y no se da por vencido, pero un error podía costarle caro. Y el error apareció. Aunque Max pudo adelantar a Leclerc, un bloqueo gastó sus ruedas delanteras y Leclerc volvió al primer lugar, esta vez sí alejándose del Red Bull. Todo esto en solo media carrera disputada.
Parecía que todo estaba dado para una victoria contundente de Ferrari, pero en la Fórmula Uno nada esta consumado hasta el final. Todo puede pasar y bien que lo sabe Verstappen, quien consiguió la oportunidad de arrebatarle el título a Hamilton gracias a un incidente de un tercero. Esta vez también algo iba a ocurrir.
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Pierre Gasly, piloto francés de Alpha Tauri, la escudería hermana de Red Bull, sufrió un incendio en su auto. Más allá del drama, su daño obligó a un Safety Car y todos los autos quedaron apiñados. Verstappen iba por la victoria, aunque se quejaba de problemas en su timón. En la relanzada todo podía pasar, hasta el inestable Mercedes soñaba con un podio.
Faltando seis vueltas para el final, se otorgó la bandera verde para que siguiera su curso el Gran Premio en condiciones habituales. Leclerc se conservaba la punta, mientras que Verstappen y Sainz estaban hambrientos del triunfo de la carrera. Había una disputa interesante entre Hamilton y el Checo Pérez por adueñarse de la cuarta casilla.
El panorama iba a sonreírle al piloto de Ferrari, dado que Max tuvo que abandonar la carrera por serios problemas. Increíblemente, en la antepenúltima vuelta, las dificultades le impidieron la bandera a cuadros. Ferrari sonreía, dado que iba a obtener el primer y segundo puesto a su favor.
Justo en la última vuelta, se levantó la bandera amarilla ante problemas en el auto de Checo Pérez. Las insólitas en el motor conllevaron a que se despidiera de las primeras plazas. El panorama para Red Bull no pudo ser más oscuro.
Charles Leclerc se consagró como el vencedor del Gran Premio de Baréin; su compañero de escudería, Carlos Sainz, cruzó la meta a un poco más de cinco segundos. En cuanto a Mercedes, Hamilton y Rusell llegaron en la tercera y cuarta posición respectivamente. ¡Hace mucho rato no tenían una noche así los de Ferrari!
