Un drama se vivía en Porto Alegre. Uno de sus hijos predilectos, Gremio, se jugaba la vida deportiva en la última jornada del Brasileirao, recibiendo al proclamado campeón Atlético Mineiro. Lo dramático pasaba porque no dependía de sí mismo, sino de sendas derrotas de Bahía y Juventude, además de hacer su trabajo en la Arena do Gremio.
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En medio de lo que podía ser desahogo o un velorio, dos colombianos estaban invitados. El 9 de la Tricolor, Miguel Ángel Borja, llegó a Gremio con la ilusión de sacarlo del atolladero, pero en el partido decisivo arrancó en el banco de suplentes, rebasado por Diego Souza.
Justo fue el delantero elegido quien se robó los flashes, marcando dos goles en la primera mitad. El otro tanto fue colombiano, con Jaminton Campaz anotando tras una enorme jugada de Douglas Costa. Gremio hacía su tarea, pero tenía que esperar resultados en otras canchas y eso no era tan sencillo.
Aunque Atlético Mineiro descontó, el tanto de Douglas Costa trajo la tranquilidad en casa. Sin embargo, las buenas nuevas nada que llegaban, hasta que por fin se les vio una sonrisa a los tricolores. Fortaleza le daba vuelta el partido a Bahía, ganándole 2-1 y dejando a Gremio a un gol de la salvación.
Ese gol debía ser de Corinthians, que empataba a cero con Juventude. Si los paulistas ganaban, Gremio consumaría el milagro. Pero lo que ocurrió fue lo contrario: penalti para Juventude y 1-0 que enterraba a los de Porto Alegre. Los portoalegrenses ganaron 4-3, pero el resultado fue una anécdota y el descenso se consumó.
Gremio dejó la tarea para el final, pero a veces a los estudiantes que hacen eso no les alcanza. Ahora, deberá transitar al menos una temporada por segunda división y quién sabe si pueda volver pronto. De momento, Cruzeiro, otro grande en desgracia, no lo ha podido conseguir.