En un momento decisivo de su trayectoria, el artista plástico colombiano Ernesto Herazo comprendió que el núcleo de su universo creativo estaba anclado en la infancia. Ese hallazgo marcó un punto de inflexión y dio origen a un lenguaje propio que él denominó Pop Mágico, una estética donde la imaginación, el color y la memoria dialogan desde la inocencia, evocando lo esencial con la mirada limpia de los primeros años de vida.
Desde entonces, su obra se ha consolidado como un territorio simbólico en el que el arte no solo se contempla, sino que se habita, se comparte y se convierte en una herramienta de transformación social. Para Herazo, crear es también un acto de presencia y de construcción de paz.
Pop Mágico: una estética de la imaginación y la memoria
El Pop Mágico se caracteriza por una paleta vibrante, gestos visuales cargados de simbolismo y narrativas que rescatan la sensibilidad infantil como un valor profundo, no como una etapa superada. En este lenguaje, la memoria no es nostalgia, sino una fuerza activa que permite resignificar el presente.
Inspirado por la idea de mirar el mundo con los ojos de la inocencia —como en El Principito—, Herazo construyó una propuesta artística que conecta lo íntimo con lo colectivo, lo espiritual con lo social, y lo estético con lo pedagógico.
Fundación Pop Mágico: arte como herramienta de transformación social
Este descubrimiento creativo se convirtió rápidamente en un gesto de entrega. Herazo fundó la Fundación Pop Mágico, un laboratorio creativo donde el arte funciona como método de investigación, creación y cambio social. Desde allí, reafirma su convicción de que la imaginación también es una forma de construir paz.
Acompañado por un equipo interdisciplinario, recorre distintos territorios de Colombia desarrollando procesos culturales enfocados en el fortalecimiento de la identidad, la creatividad y la expresión emocional. Gracias a un modelo pedagógico diseñado desde su formación como artista e ingeniero, más de 5.000 niñas, niños y jóvenes en condición de vulnerabilidad han participado en estos procesos, encontrando en el arte un espacio seguro para narrarse y reconocerse.
Las cuatro vertientes del trabajo artístico de Ernesto Herazo
La obra de Herazo se despliega en cuatro líneas que dialogan entre sí y construyen un universo coherente:
1. El arte de la presencia
Los talleres y procesos comunitarios hacen parte de lo que algunos críticos denominan arte de la presencia, una práctica estética y social propia del siglo XXI. Estas experiencias funcionan como puentes entre la psicología, la sociología y la espiritualidad, donde el encuentro humano es el centro del acto creativo.
2. Ilustraciones Pop Mágico
Sus ilustraciones digitales nacen de la cocreación con niñas y niños, a partir de sus dibujos originales. Herazo conserva la esencia del trazo infantil y lo integra a su universo simbólico, respetando siempre el permiso y la autoría emocional de los pequeños creadores. Así, las ideas se transforman y se multiplican en un sueño compartido.
3. Cortometrajes poético-documentales
Cada proceso territorial deja como rastro una serie de cortometrajes que funcionan tanto como obra artística como insumo pedagógico. Estas piezas conectan relatos de distintas regiones del país —desde la costa Atlántica hasta los páramos cundiboyacenses— generando diálogos interculturales que fortalecen el tejido comunitario.
4. Pinturas: el espacio íntimo del artista
La pintura es el territorio más personal de Herazo. Allí, el silencio se convierte en color y gesto. Cada lienzo recoge la huella del tiempo, la infancia recuperada y una construcción simbólica que atraviesa toda su obra, reafirmando el arte como un lenguaje del espíritu.
Ernesto Herazo: arte colombiano contemporáneo con sentido social
La obra de Ernesto Herazo se inscribe en una corriente del arte contemporáneo colombiano que entiende la creación como experiencia, presencia y responsabilidad social. Su propuesta Pop Mágico no solo dialoga con la estética, sino con la memoria, el territorio y la posibilidad de imaginar futuros distintos desde la infancia.
En tiempos donde el arte busca nuevos significados, Herazo propone volver a lo esencial: crear para encontrarnos, recordar y transformar.

