Cultura

“De nuestros 50.000 estudiantes, por lo menos 35.000 ya están al nivel de la OCDE”: Alejandro de Zubiría

Alejandro de Zubiría, Director General de la Fundación Social Alberto Merani, nos explica en Silla de Gerentes cómo su modelo pedagógico puede ser la solución para cerrar la brecha de nivel educativo entre Colombia y las potencias económicas

Silla de Gerentes
Alejandro de Zubiría, Director General de la Fundación Social Alberto Merani (Juan Pablo Pino, Helber Vargas Vargas)

¿De qué se trata la Fundación Social Alberto Merani y qué relación tiene con el colegio?

El colegio nace de la Fundación y la Fundación tiene una misión desde hace 44 años, que es mejorar la calidad de la educación en Colombia y eso es lo que hacemos. Como parte de ese proyecto se crea el Instituto Merani, para niños superdotados inicialmente, pero con el objetivo de poner a prueba el modelo pedagógico que se desarrolla al interior de la Fundación. Luego lo que hace la Fundación es que comienza bajo mi dirección a implementar el modelo pedagógico en muchos colegios de Colombia, a replicarlo y a trabajar con los colegios, ayudándoles a implementar el modelo pedagógico que se llama pedagogía conceptual.

La Fundación tiene una vinculación directa con las universidades como parte de un proyecto educativo, ¿cómo funciona esto?

Desde hace 25 años venimos formando a un grupo de estudiantes en los colegios, desde el preescolar hasta que entran a la universidad. Hoy somos 50.000 estudiantes en todo el país y cada año se gradúan 4000 estudiantes que entran a las universidades. Esos estudiantes tienen unos niveles de comprensión de lectura, una capacidad de exponer, de argumentar, de conceptualizar más o menos igual a la de un estudiante de quinto semestre en la universidad. Ahora en lo que estamos trabajando es en conectar esos estudiantes con ciertas universidades que nos dan beneficios de acceso y que están muy interesadas en el modelo pedagógico, y también en conectarlos con las empresas: hacer todo el camino; desde que tú estás en preescolar, pasas a la universidad, llegas a la empresa y asciendes en la empresa.


¿Cómo ha sido esa experiencia de llevar estudiantes de colegio a la vida laboral antes de entrar a la universidad? ¿Cómo llegaron a eso?

Lo que hemos visto normalmente es el paso del colegio a la universidad y de la universidad a la empresa. Entonces, cuando el estudiante entra a la empresa ha pasado mucho tiempo. Lo que estamos haciendo nosotros es invertir un poquito el orden de los factores del colegio a la empresa a la universidad y eso hace que, cuando los estudiantes entran a la universidad, tengan muchísimo más claro: cómo funcionan las culturas de trabajo en las empresas, pues muchos estudiantes vienen a entender cómo es un horario de trabajo, cómo se relaciona uno con los compañeros de trabajo, cómo funcionan los jefes, etc., cuando ya están en octavo semestre de la universidad, y lo que hacemos es que logramos experiencias tempranas de los estudiantes en las empresas para que luego sí decidan bien la carrera, entren a la universidad y luego vuelvan a las empresas o hagan empresas.

Cuéntenme un poco de estos acuerdos de la Fundación con universidades, como por ejemplo con la EAN...

Con la EAN celebramos un convenio muy interesante para que los estudiantes de nuestros colegios, que se llaman lectores competentes, entren parcialmente becados a la universidad. La EAN es una universidad muy de avanzada, intentando conectarse bien con las empresas y estamos viendo la posibilidad de que hagan dos semestres de prácticas y finalmente cuando tú conectas las becas parciales con los dos semestres de prácticas y otra serie de cosas, lo que logras finalmente es que el nivel de endeudamiento del estudiante cuando se gradúa de la universidad sea mínimo, y eso es un tema súper importante, y más importante hoy cuando el Icetex, que es la única fuente de financiación de la educación privada, pues ha dejado de subsidiar la tasa y los créditos de educación superior se dispararon en precios. Estamos buscando una forma que no dependa del Icetex, que se pueda autofinanciar y que al final te gradúes de la universidad con muy poca deuda. Eso es lo que estamos haciendo.

¿Cómo están viendo ustedes desde los colegios la falta de interés de los más jóvenes en ingresar a las universidades?

Vale la pena que hablemos de dos temas. Uno, el tema de deserción, que siempre ha sido altísimo, tan alto que de cada dos estudiantes que entran a la universidad finalmente se termina graduando uno. En algunas universidades la logras bajar al 35%, pero digamos que para entender el fenómeno las implicaciones de eso son gigantescas. Millones de estudiantes que arrancan la universidad se quedan sin gasolina, sin cómo pagar, terminan saliéndose de la universidad y entonces salen al mercado laboral sin título. Pero sí tienen que pagar una deuda y cada vez el primer empleo se vuelve más complicado. Entonces ya ese estudiante entró por una ruta de vida complicada. Eso es un fenómeno. Por eso es tan importante encontrar mecanismos que bajen la deuda de la universidad y por eso es tan importante conectarnos colegios, universidades y empresas. Y pues en esta silla que se sientan gerentes, es importante que los gerentes entiendan que nos tenemos que conectar empresas, universidades, pero también con los colegios, porque hoy no hay un puente, hay un abismo gigante entre los colegios y las empresas, y entre los colegios y las universidades también. Entonces, en la medida en que el sistema se logre conectar, logramos armar un sistema más inteligente donde todos ganen. Ese es un tema donde la deserción disminuya, donde la pertinencia aumente, donde la posibilidad de que el estudiante termine estudiando una carrera con futuro y termine bien ubicado, aumente.

Un círculo virtuoso...

Exacto. Y por otro lado está la perspectiva de la educación superior. Lo que estamos viendo más es estudiantes que hacen microcredenciales, es decir, que hacen cursos muy específicos, certificados y van armando una hoja de vida a punta de microcredenciales. Creemos que la cosa va mucho en esa dirección. Vemos también que la universidad y la empresa se van a conectar cada vez más con prácticas en las empresas desde edades más tempranas. Van a ocurrir. Vemos también que a futuro lo que va a pasar es ciclos propedéuticos, es decir, que tú puedas estudiar técnicos laborales, tener un título, después evolucionar hacia un tecnólogo, e irte titulando para que puedas terminar en cualquier momento de tu proceso o puedas salir, trabajar y volver al sistema educativo. Todo esto bajo una idea de que de que la educación va a ser para toda la vida. O sea, de que no es que estudiaste, tienes un título y se acabó, sino que vamos a tener que tener una vida estudiando.

¿Cómo está el nivel educativo en Colombia?

Cuando comparamos a nuestros estudiantes colombianos con los estudiantes de los países ricos y desarrollados, la brecha es brutal. Cuando tú miras matemáticas, miras comprensión de lectura, miras ciencias, la brecha es brutal. Pero entonces también te das cuenta de dos cosas: uno, que si bien la brecha es brutal, el gasto por estudiante en Colombia es cuatro o cinco veces más bajo que el promedio de la OCDE. ¿Cómo aumentamos el gasto por estudiante? ¿De dónde va a salir esa plata si ya los impuestos están a tope? Tienes un IVA del 19%, tienes una renta del 34%, ya no la puedes subir más. Lo que estamos haciendo nosotros en esa dirección es que a punta del modelo pedagógico, de propósitos bien claros, enfocándonos en procesos de pensamiento más que en contenidos, estamos logrando que de nuestros 50.000 estudiantes, por lo menos 35.000 ya están al nivel de la OCDE. Y con el mismo gasto de un niño normal en Colombia. Es el modelo pedagógico; es que ahí está el chiste de todo esto. Estamos muy acostumbrados a ver variables como infraestructura, número de profesores por estudiante, pero hay otras variables que importan muchísimo, que es evaluación didáctica, el rol del profesor, lo que tú enseñas, en qué te enfocas. Todas esas variables, que son puras pedagógicas, terminan teniendo un efecto enorme en variables económicas.

¿Cómo es la implementación de esta metodología?

De los 50.000 estudiantes, más o menos la mitad están por fuera de Bogotá. Tenemos colegios en Maicao, en Armenia, en Pereira, tenemos colegios en ciudades intermedias de Colombia. ¿Cómo es la implementación? Los colegios nos tienen que buscar y decir oiga, quiero implementar el modelo, quiero mejorar mis niveles; no soy un colegio especialmente rico, pero quiero hacerlo. Entonces, cuando eso pasa, armamos un equipo de profesores, empezamos a trabajar y esos profesores dictan una materia que se llama “lectores competentes”, que es la principal materia del colegio enfocada en procesos de pensamiento: argumentar, conceptualizar, inferir, construir proposiciones, procesos de pensamiento y comprensión de lectura. Y a medida que van pasando los años, vamos evaluando a los estudiantes, vamos viendo cómo están respecto al país.

Es decir, hay un acompañamiento...

Todo el tiempo, todos los años vamos, vemos clase, nos reunimos con los profesores, con los papás, con los estudiantes, pero estoy hablando de procesos que pueden durar 15 años. Para llegar a cerrar la brecha con la OCDE hemos necesitado una generación de niños y formarla en esos procesos.

¿Cuál es el mensaje que se envía desde la Fundación al Sistema Educativo Nacional?

Lo que importa es el modelo pedagógico. Los problemas serios de la educación en Colombia se resuelven con un modelo pedagógico y el modelo pedagógico no es un tema de plata. Finalmente es un tema de hacer las cosas de una manera inteligente, de quererlas hacer, de ser persistente en los procesos, de que los profesores se alineen con una forma de hacer las cosas, de que miremos al futuro. Sí hay un problema de falta de plata, pero se puede corregir por una vía que no es plata, sino que es pedagogía.

       

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