¿Cómo nace Criminal Cool?
La música hace un buen rato la teníamos ya armada y compuesta, pero luego ya me senté como en el tema de la letra y dije: voy a entrarme como en la película de alguien que está en esa rutina diaria y que está cansado de la misma, y que tiene un día de desenfreno, de locura, y que no tiene por qué sentirse un criminal porque se enfiestó y pasó una noche reloca, y que al otro día no quiere que lo juzguen, no quiere sentir la culpa que a todos nos ha pasado, ¿no? Es que la rutina, el día a día, te lleva a eso, a que yo no puedo descontrolarme, pero en el fondo lo quiero tener por lo menos una noche; la famosa noche loca. Entonces Criminal es como es una canción relajada, fiestera, como salirnos un poco de esa zona de lucha, llamémoslo así.
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De todas formas, ustedes siguen siendo tal vez la banda con más posición política de Colombia. ¿Eso va a seguir para La Pestilencia?
Eso sigue para La Pestilencia. Este sencillo es parte del álbum nuevo, y ya le tengo título: se va a llamar “Buen provecho”. Ya con la carátula se van a dar cuenta de qué viene y por qué se llama “Buen provecho”. Pero es imposible ya, en más de 35 años teniendo una postura muy consciente de lo que ha sido Colombia como país y como sociedad, no hay por qué cambiarla. No podemos dejar de seguir esa línea en la que entramos a decirle a la gente: la razón de cambio somos nosotros, no es el político de turno, sino realmente el pueblo. Me parece que por fin llegó una generación que no quiere tragar entero y que también está pidiendo y reclamando cosas.
¿Cómo ve la escena del rock en Colombia en donde pareciera que el reggaetón impera en los últimos años?
Bogotá siempre ha sido la ciudad que resiste y con el rock siempre está muy fuerte. Los festivales, la mayoría de bandas vienen acá y muy pocas veces van a otras regiones porque no hay tanto público como en otras épocas. Medellín en una época era la capital del rock, lo más punkero y lo más metalero que había de toda la vida. ¡Desde Ancón! Y ahora pues ya no tiene esa misma fuerza, aunque todavía resiste con festivales como Altavoz, que es muy bueno. Igual, no le tengo miedo a eso, a que el reggaetón sea como la música del momento, porque la última vez que tocamos en Bogotá fue en la Plaza de Bolívar y había 50.000 personas, y no te miento, el 60% eran jóvenes y escuchando lo que estábamos comunicando. Me pareció bacano que queda sembrado en esos jóvenes que vienen ahora con toda para para transformar país.
Ha sido un buen año para La Pestilencia en conciertos, ¿cómo va la gira?
Va muy bien. Ahora el 13 de junio vamos para Pereira también en una plaza grandota. Esperamos asistencia masiva. El primer concierto de La Pestilencia, del primer álbum, en el 89, fue en Pereira. En esa época era bien duro tocar allá y llenamos el Coliseo Menor, y eso para nosotros fue como: ¡wow! Pasar de tocar acá en barcitos y llegar a Pereira, no teníamos ni idea de llenar un coliseo… Y ahora pues vamos otra vez allá, y esperamos unas 30.000 personas.
Hablemos de este nuevo álbum, porque con este lanzamiento queda claro que hay un sonido nuevo, pero al mismo tiempo hay un juego muy poderoso de guitarras y bajos que mantienen esa esencia de lo que es La Pestilencia…
Si has notado, en cada álbum tratamos de no repetirnos, pero sí de tener ese sonido contundente. Es La Peste, ¿me entendés? Incorporar sonidos nuevos no quiere decir que uno cambie el sonido de la banda como tal. Me parece que eso es muy delicado, porque entonces es como una traición a los fans. Entonces Criminal Cool la escuchas y sientes aires nuevos, pero esa aplanadora que va de frente es La Pestilencia con su letra, con un mensaje. Esta es fiestera, pero igual tiene un mensaje No te dejes criticar, no te dejes apabullar, sal, sé tú mismo y disfruta. No te sientas mal por eso.
El disco lo mezcla Irko, un tipo con mucho reconocimiento en el mundo del hip-hop en donde trabajó con Kanye o Jay-Z, ¿cómo les fue con él?
Quedamos muy contentos con el sonido del disco. Es un man que tiene muy claro el concepto de los bajos, no solamente el sonido del bajo, sino de los bajos en general. Le mandé la canción y obviamente me dijo si me gusta, la mezclo. Él sólo mezcla lo que le gusta porque se puede dar el lujo, y le gustó. Y de una le sentí ese power… Eso me tiene feliz y sigue sonando a La Peste, no es como que uy, ¿pero y por qué estos manes se fueron para ese lado? No, es Peste 100%, pero sonando grueso. Me subí como 80 kilos con la canción.
¿Cuál es su sensación sobre esta nueva camada de artistas jóvenes colombianos?
Musicalmente y en escena me parece que están en un nivel excelente. Todos pueden tocar en cualquier festival del mundo. Pero siento que hay que dejar de ser políticamente correctos. No tienen que casarse con algo, pero sí por lo menos mostrar un poquito ese dolor de país que es Colombia. Nosotros no venimos de vivir un país con colores, iluminado, bonito. Nosotros venimos de cosas muy tristes, muy lúgubres. Es difícil despertar, difícil levantarse, hay miedo al caminar, entonces uno tener una banda que solo hable de qué tan chévere es mi novia, qué tan feliz estoy y sabiendo que caminar nos cuesta… Sería muy bacano en algún momento una canción donde por lo menos planteemos cosas como país y ayudemos. Esas pequeñas frasecitas, no crean, pero le quedan a la gente y dicen la verdad. Ese punto es bacano, que de pronto sí empecemos a ponerle un poquito de tilde. Hay que poner tildes en donde se necesitan y no omitirlas porque Colombia en estos momentos está en una situación dura. No hay blanco, no hay negro, está completamente desconfiada de cualquier situación. Y los jóvenes son los que pueden y son los que tendrían el valor de poderlo hacer.