Cultura

La coca, mucho más allá de la violencia

Los usos alternativos de la hoja de coca, un producto ancestral y con unas características nutricionales que le permiten ser utilizado en la industria gastronómica o química, son el eje central del Festival Futuro Coca. Hablamos con Carmen Posada, su directora, para que nos explique por qué vale la pena darle la vuelta a esta historia.

Secando la hoja de coca para utilizarla como abono orgánico.
Hoja de Coca (Alejandro Osses / Cortesía)

Este 30 de julio, en el Gimnasio Moderno de Bogotá, se realizará el Festival Futuro Coca, un evento que busca generar una discusión sobre la coca más allá de las visiones que la vinculan con la cocaína, el narcotráfico y la violencia. A fin de cuentas, estamos hablando de una planta sagrada para los indígenas que no sólo tiene un peso ancestral, sino que ofrece un sinnúmero de posibilidades para las industrias química, de textiles, gastronómica y para la ciencia misma. Nuestra columnista de GastroPop, Julia Londoño Bozzi, habló con Carmen Posada, directora del evento, para explicar que la coca va mucho, pero muchísimo más allá de la violencia:

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¿En qué contexto legal y social nace la idea de un Festival para promover los usos alternativos de la hoja de coca?

Nace en un contexto en el que tenemos un acuerdo de paz con las Farc que se está implementando y tiene un capítulo sobre una nueva mirada hacia la guerra contra las drogas; una invitación a pasar la página de la narrativa de la guerra contra las drogas y pensar en un discurso más enfocado en la prevención, en la reconversión, donde la sustitución sigue estando presente. Este Festival nace en un espacio que de pronto hace cuatro años no existía, el espacio en el cual mirar la hoja de coca y otros cultivos, que se consideraban totalmente ilícitos, como posibles actividades económicas lícitas y espacios donde hay creatividad e investigación para desarrollar nuevos mercados. El Festival nace como consecuencia de lo acordado en el proceso de implementación de paz, una nueva mirada a las mal llamadas drogas.

Hay una larga historia de prohibición de la hoja de coca, ¿qué intereses han estado detrás de la estigmatización de la hoja de coca?

Muchos intereses, cuando se penalizó y se catalogó a la coca como igual de tóxica, peligrosa y grave que la heroína, la metadona y otras sustancias supremamente nocivas, esa determinación se hizo sobre una investigación supremamente vaga, genérica y poco fundamentada que asociaba a la hoja de coca con desnutrición, con falta de trabajo, con dientes dañados. Ese primer intento por demonizar la coca vino de un desconocimiento y un fundamento muy racista que asociaba a la hoja de coca en los pueblos indígenas con pobreza, desnutrición, suciedad. Después viene la batalla de Richard Nixon cuando declara el abuso de drogas psicoactivas como enemigo número uno de Estados Unidos, ahí se frenan todas las investigaciones que estaban haciendo en torno a los usos terapéuticos del LSD, de los hongos, más adelante del MDMA y también de la coca; empieza la demonización y la estigmatización de la hoja de coca. Este discurso viene principalmente de Estados Unidos y se riega por el mundo. Cuando se populariza la cocaína como droga recreativa fuerte y de alto consumo, en los años 70 y 80, Colombia se vuelve un gran productor y los gobiernos latinoamericanos y colombianos impulsan el discurso de la guerra contra las drogas, olvidando completamente el valor ancestral que tenía la planta. Hay quienes dicen que hay negocios oscuros en las escamas del sector público y que no sería beneficioso legalizar la cocaína, que es un negocio rentable.

¿Por qué comparados con otros países de la región como Perú o Bolivia, Colombia no ha construido una narrativa alrededor del uso ancestral de la hoja de coca para las comunidades indígenas?

Bolivia y Perú han tenido una historia diferente porque si bien la guerra contra las drogas ha sido un discurso mundial, esos países han sido mucho más conscientes de que la coca igual siempre ha sido una planta milenaria ancestral y sagrada para las comunidades indígenas, quizá porque el porcentaje de población indígena es muchísimo más alto que en Colombia. Pudieron recordar y proteger a la planta en ese sentido pues por eso las plantas que compra Coca-Cola vienen del Perú, Bolivia tiene su ministerio de la coca, tenemos mucho que aprender y hay que reivindicar a las comunidades indígenas estigmatizadas, hemos irrespetado sus creencias.

Se habla de usos alternos de la hoja de coca en gastronomía, en el agro y como tinte para textiles, pero parecen aún usos de nicho. ¿Cuál es el mayor potencial de la hoja de coca actualmente en el país?

Estamos por descubrirlo; el Festival Futuro Coca invita a la sociedad colombiana a promover la investigación en torno a los usos de la coca. Sabemos que en términos nutricionales y culinarios la coca tiene calcio, hierro, proteína, nutrientes y minerales que podrían contribuir a la desnutrición o ser complementos, pero como la investigación ha estado tan frenada por la estigmatización y penalización injusta, hasta ahora se está investigando cómo pueden absorberse esos nutrientes. Estamos tan atrasados en las investigaciones que no sabemos, pero hay promesa. En el tema gastronómico se está viendo el uso gracias al perfil sensorial, el sabor y el color que aporta la coca, como en el caso de los fideos de mambe del restaurante Salvo Patria, o como los cocteles con mambe que hay en muchos restaurantes locales. En el Festival participará una propuesta de uso de coca con lácteos, es un frente prometedor. El Sena ha realizado muchas investigaciones relacionadas con el uso en el agro, hay un fertilizante desarrollado con harina de coca que nos hace pensar si podemos producir nuestro propio fertilizante y dejar de importar. La Universidad de Los Andes lidera una investigación sobre los efectos fisiológicos de la coca en el cuerpo, que se presentará en el Festival a través de Coca Talks. En este momento no sabemos cuál es el mayor potencial, estamos por descubrirlo en la medida en la cual avancen las investigaciones y trabajos de campo, es el futuro al que queremos llegar.

En el mercado colombiano existen emprendimientos con hoja de coca como base liderados por comunidades indígenas, sin embargo, son productos poco conocidos y poco distribuidos, ¿qué hace falta para masificarlos?

Hace falta, primero, cambiar el paradigma, un cambio de mentalidad, pocas personas conocen los usos alternos de la hoja de coca y sus beneficios. La mayoría de la gente sigue asociando coca con cocaína, en ese sentido primero hay que cambiar masivamente la mentalidad, desmontar la demonización de la coca. Hay un papel importante de la industria para ver cómo puede democratizarse la coca y entrar a las casas de los colombianos, fortificar una harina con 5% de harina de coca, crear un chicle de mambe, hay muchos caminos que ayudarían a masificar el consumo para que se vuelva un cultivo que genere un ingreso económico para las comunidades que lo producen legalmente. Falta investigación.

¿Por qué es importante para Colombia hablar ahora de la hoja de coca y su potencial?

Es importante hablar ahora de la hoja de coca porque como dicen las comunidades arhuacas hasta que no hagamos la paz con la hoja de coca, no habrá paz en el mundo. La guerra contra las drogas ha causado tanta sangre, daño y estigmatización, a la planta, a sus cultivadores y a las personas del campo, que hablar de coca en términos de paz y como una fuente de vida y no como una fuente de muerte, nos va a permitir como colombianos hacer las paces con el territorio, hacer las paces con la guerra que hemos cargado por tantos años. La coca está asociada con la vergüenza, con la cocaína, cuando como colombianos nos asocian con cocaína a uno le da vergüenza, queremos que sea una fuente de orgullo; si somos el país número uno en producción de coca del mundo y sus beneficios se pueden exportar y globalizar, podría ser un motivo de orgullo. Eso se logra haciendo las paces con el territorio, explorando usos alternativos y recordando que la lucha de las comunidades indígenas por reivindicar la planta lleva muchos años, hay que compensar la estigmatización que han recibido en esa lucha.

Datos sobre la hoja de coca:

  • Lo que conocemos como “coca”, en realidad son solo dos de casi 200 especies que comprenden la familia Erythroxylacea: un género de plantas andinas tropicales con flores. Las hojas de la Erythroxylum coca y Erythroxylum novogranatense se han consumido desde hace miles de años en Suramérica.
  • Las comunidades indígenas han visto la hoja de coca como la manifestación viva dela divinidad. La coca era un regalo para los jóvenes incas en su ceremonia de iniciación y un obsequio de bienvenida para los nobles de las nuevas tribus del imperio.
  • El súper poder de la coca. Fue usada por los Yaravís como alimento para fortalecer su capacidad de recolección de historias. O sea, puro cuento que la coca retarde la memoria o disminuya la inteligencia.
  • La coca es ofrendada a la madre tierra para conseguir buenas cosechas y a los moribundos para asegurar su paso hacia el paraíso.
  • Los Kogui usan la planta para tejer conversaciones en ceremonias y rituales; así mismo aumentar su resistencia para combatir el sueño durante las largas jornadas de rituales nocturnos. Utilizan el poporo como elemento indispensable: es sagrado para pensar, escribiry tener calma. En el interior, guardan el polvo de conchas de marque luego es mezclado con el ayu.
  • La coca es sagrada para los arhuacos y esta unión -de la coca con las conchas marinas- representa la tierra mezclándose con el mar.
  • La coca es un gran remedio para la indigestión y dolores estomacales. Tiene efectos beneficiosos para la respiración, ideal para combatir el “soroche”. Previene enfermedades dentales, alivia dolores reumáticos y de cabeza.
  • El consumo de la hoja de coca aumenta la resistencia física. El energizante más poderoso de todos los tiempos.

Datos de Futuro Coca: WWW.FUTUROCOCA.COM

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