“Básicamente, fue una época inolvidable”, dice maravillada. Cuando haces una película con Steven Spielberg en las calles de la Ciudad de Nueva York no te olvidas de un solo instante”. Hace dos años que Ariana DeBose terminó de interpretar a Anita en Amor Sin Barreras, un musical que tuvo su primera adaptación cinematográfica en 1961, y hoy aún vive deslumbrada por la experiencia.
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Su extraordinario dominio de la danza, estuvo parcialmente inspirado en esa adaptación cinematográfica del 61, que vio de niña. “Fue uno de mis musicales favoritos cuando era pequeña. El ritmo de la música me quedó fijado en el cuerpo’', recuerda.
DeBose cuenta que estaba “especialmente obsesionada con la mujer del vestido lila”, luego
descubrió que era Rita Moreno interpretando a ‘Anita’. Unos sesenta años después, DeBose le pone su propia onda a la puertorriqueña con la que se enganchó, que vive en la Nueva York de los cincuenta y ve a todos sus seres queridos atrapados en una violenta guerra de pandillas. También terminó actuando junto a la misma Moreno, que esta vez es ‘Valentina’, otra latina en la ciudad que acoge a uno de los pandilleros en su tienda.
Esta vez DeBose habla de la llamada que le cambió la vida, del rodaje de algunas de las escenas más oscuras de la película y de por qué cree que Amor Sin Barreras causará la misma sensación tras seis décadas de su primera llegada a la pantalla grande.
¿Existe un musical que sea más conmovedor que Amor sin barreras? Produce una fuerte sacudida emocional, ¿verdad?
Sacudida es una muy buena palabra. Te deja mucho para pensar y procesar. Tienes todo el espectro, desde la alegría a la desesperación total. Ves todas las caras del dolor. Es interesante porque cuando piensas en Amor sin barreras, piensas en canciones, pero los últimos cuarenta minutos son una montaña rusa de emociones.
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¿Recuerda en dónde estaba cuando se enteró de las audiciones?
En ese momento, estaba haciendo el papel de Donna Summer en Summer: The Donna Summer Musical en Broadway. Ocho veces por semana cantaba música icónica, era un trabajo bastante extenuante para mí, pero amé cada segundo. Cuando terminé el show una noche, me encuentro con un mensaje de voz en el que me pedían que audicionara y yo pensé: “¡Ay mi Dios!, suena como demasiado, pero es Amor sin barreras, voy a ir seguro”.
La verdad pensé que era muy poco probable que me tuvieran en cuenta. Ni en sueños pensé que Steven me iba a llamar para ofrecerme el papel, un día estaba sentada en un salón de belleza de uñas y me llamó. Yo pensé: “¿Qué es esto? ¿Una broma?” Y él me decía: “No, soy yo, Steven”. Le dije “¿En qué puedo servirle?” Y él me preguntó “¿Interpretarías a Anita en mi película?” Ahí le dije: “¡Claro! ¿Por qué no?” Después me puse a llorar.
¿Qué tipo de mujer es Anita?
Creo que es una optimista consumada, pero también es una mujer muy ambiciosa. Eso es lo que realmente me gusta de esta versión del personaje. No le preocupa querer integrarse, porque ella quiere crearse una vida mejor. Su manera de hacerlo es hacer su propio negocio y ganar dinero para poder pagarse un apartamento mejor. Me gusta que sea tan franca al respecto. No tiene ningún problema en expresar lo que quiere. Y así es como soy yo en la vida real. Diría que encontré la manera de meterme en el personaje a través de su lenguaje corporal.
¿Entonces su experiencia como bailarina la ayudó?
La película tiene hermosas secuencias de danza y me siento muy honrada de haberles dado vida, gracias a Justin Peck (coreógrafo), Patricia Delgado (coreógrafa asociada) y el resto del equipo de Peck. Diría que encontré la alegría de Anita y su corazón a través de su danza, y que eso se trasladó y dio forma a todo lo demás. La danza es una forma de arte increíblemente vulnerable pero también hay que tener seguridad. No te puedes esconder. El cuerpo revela la mayoría de las cosas.
¿Qué piensa de la relación entre Anita y Bernardo (su novio en la película, un boxeador)?
Son increíblemente pasionales el uno con el otro. Lo que me encanta de la dinámica de su relación es que no tienen miedo de estar en desacuerdo. De hecho, son personas muy diferentes, y su relación prospera con los desacuerdos y los diálogos apasionados. Cada uno le exige al otro que se haga responsable en diferentes formas, lo que creo que hace que la relación sea muy sana. Si no se puede tener un desacuerdo sano, ¿entonces qué te queda?
¿Cómo fue rodar el número “América”?
La energía de filmar “América” en las calles de Nueva York fue palpable. La filmamos durante una ola de calor, de modo que obtuvimos un bronceado muy específico. También se me hicieron agujeros en las suelas de los zapatos porque el asfalto estaba muy caliente. Pero fue divertido. Creamos una comunidad latina, y fue hermoso sentirme en el corazón de esa comunidad. Es una de las primeras veces que realmente me sentí en el centro de una comunidad. Es una sensación que no olvidaré jamás.
¿Qué significa esa canción para la historia?
Habla sobre lo que Estados Unidos tiene para ofrecer: lo bueno, lo malo y lo feo. Y también, las posibilidades que ofrece, especialmente en esa época tan difícil para las personas del West Side y los inmigrantes puertorriqueños. Eso es lo que realmente me gusta de “América” dentro del contexto de esta película. Es un momento hermoso en una historia que es una tragedia pero llena de esperanza y posibilidades, y realidad. Para cuando llega el final del número, quieres estar bailando con nosotros.
¿Qué dimensiones le da a su Anita el hecho de ser una estadounidense afrolatina?
Solo por ser afrolatina, mi Anita es diferente. Esta mujer, cuando camina por la calle, va a ser tratada de manera diferente a una latina de piel clara, punto. La pone en un lugar diferente. La realidad de la situación y algunas de las cosas que le dicen a Anita fueron dichas a innumerables mujeres en esa época. Es muy difícil escuchar y ver eso. Pero también es muy importante reconocer que eso es algo que pasaba.
¿Por qué Amor sin barreras todavía es relevante?
Volvemos a contar los clásicos porque no aprendimos la lección. Tenemos que tomar las mismas circunstancias clásicas y aplicarlas a la época en que vivimos. Eso es lo que hace que Amor sin barreras siga siendo relevante en la actualidad. Contiene muchas lecciones que necesitamos que nos recuerden. Todavía tenemos mucho que aprender.